Pasaron los años, después de tanto caos había encontrado algo muy parecido a la paz que buscaba ahora ya tenía 38 años, ya no tenía ganas de seguir rodeada de dramas y después de mucho pensarlo un buen día de la nada deje de vivir del recuerdo de Green, algunas veces sin querer la recordaba, cuando tomaba un café asqueroso o cuando veía flores de lavanda. La llevaba conmigo de alguna manera en ese pendiente de cruz cada día, pero ya no estaba aferrada a la idea de que algún día volvería a verla. Había ido y venido de México junto con Nerea sin ninguna dificultad. Y poco a poco me hice a la idea de tenerla de planta en mi vida.
Pero uno de esos días mi mañana comenzó mal. Tenia medio año que estábamos viviendo en México. Nerea había vuelto a Madrid por una urgencia familiar, así que en mi plan apareció la idea de visitarla unos días después. Había sobrevivido todos estos meses sin ningún imprevisto, con mi nueva felicidad y mis queridos amigos. Pero esa mañana el café no salió. El jugo estaba agrio y por una u otra cosa me vi en la necesidad de salir al mundo real a desayunar. Pero no era tonta, decidí ir al centro histórico a buscar alimento. Estacione la moto cerca del monumento a la revolución entre a ese pequeño lugar de desayunos sobre la av. De la república. Me senté en las mesas de afuera, pedí un café negro, bísquets, fruta, las cosas que se suelen comer en la mañana. Miraba la gente ir y venir en la avenida, sentía lo fresco que era agosto y lo hermoso que era el cielo. Y entonces la historia se repetía. "no es verdad" pensé "no puede ser" me intente convencer cuando vi a esa Green de cabello corto y pecas rojas llegar con cara de susto a mi mesa. Intente fingir. Pero no pude las manos me temblaban mientras intentaba recomponerme.
-Hola- dijo en un tono casi inaudible, pero no podía levantar la cara, no podía verla, no quería verla- cortesía de la casa- puso un expresso, ella no lo sabía pero poco a poco arruinaba mi amor por el café
No dije nada, solo asentí con la cabeza, el destino me odiaba de eso no cabía duda. Deje el expresso en la mesa, termine lo más rápido que pude el desayuno. Intente mantenerme serena. Pedí la cuenta y sus pequeños pasos llegaban a mí de ida y vuelta llevando los platos y trayendo la cuenta "¿Es tuyo este lugar?" pensaba pero no me atrevía a mencionar nada. Me levante de la mesa y camine directo a mi moto, solo necesitaba subir y estaría a salvo. Estaría bien. Pero no fue así sentí su mano en mi camisa y su voz en el corazón.
-¿Laura?...- me quede de pie- vamos, No quieres charlar un rato- dude un poco golpeando la moto. Pero al final cedi. Debía enfrentarla tarde o temprano. Mi vida debía de seguir y ella debía de quedarse fuera.
Así que al final puse un poco más de dinero en el parquímetro y camine hasta la mesa donde estaba anteriormente. No podía levantar la mirada, pero debía hacerlo tenía que llenarme de valor jugueteaba con el salero y el silencio imperaba en esa mesa.
-¿Hace cuánto llegaste?- soltó después de un rato de suspiros y miradas desviadas
-Hace unos seis meses- suspire- Mi novia y yo regresamos hace 6 meses- y su sonrisa se torció un poco
-¿Cómo esta ella?, a veces miro en Instagram, me alegra mucho que estén felices- y esas eran las felicitaciones más vacías que recibí en mi vida
-Sigues siendo la mejor stalker- intente relajar el ambiente- y tu ¿Este lugar es tuyo?-
-Si- sonrió como la primera vez que le hice esa misma pregunta
-Pues muchas felicidades. Sin duda eres grandiosa para esto-
-Gracias- note el esfuerzo que hacía por no llorar- siempre eres la única en festejar mis logros-
-No te acostumbres- reí melancólica- y bien al parecer cada vez que nos vemos tenemos menos que decirnos-

ESTÁS LEYENDO
En el café
FanfictionLp y Green eran un ir y venir. Jamás podían quedarse en un solo lugar y tampoco podían estar juntas, era como si estuvieran malditas de algún modo y al mismo tiempo se pertenecieran.