Peleas

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Pero como siempre en mi vida un día empieza mal la mañana y todo se rompe un poco. Yo debía tomar un vuelo a Los Ángeles el día siguiente. Aunque pensé en decirle a Green que me acompañara no lo hice, le vi ocupada con las remodelaciones en el área del bar que no me anime a interrumpirla así que pensé en volar el día jueves para llegar el día sábado.

Esa mañana Green salió antes al trabajo. Y yo decidí desayunar en casa. No teníamos una coordinación perfecta, vivíamos nuestras vidas incluyéndonos simple y sencillamente. Pero algo en el ambiente no se sentía cómodo, de alguna manera el no verla por la mañana me hacía un ruido extraño en la cabeza. Así que decidí ir al café, solo pasaría a darle un beso de buenos días y después me movería a mis actividades. Mientras caminaba hacia el lugar mi corazón comenzó a agitarse poco a poco, no sabía que me sucedía pero sabía que algo no estaba bien.

En cuanto estuve lo suficientemente cerca vi aun el letrero de cerrado, definitivamente esto no estaba bien. Corrí y entre de golpe los ojos de los involucrados toparon conmigo y una risa burlona me centró de golpe.

-¿Así que es el... ella?... ¿Qué mierda eres?- yo conocía a ese hombre, era él. El Buchanan de mi Daisy, acaso ahora yo era Gatsby

-¿Qué sucede?- intente sonar en calma mientras llegaba hacia una Evergreen llena de pánico

-Solo creí que sería buena idea venir a saludar- se levantó y me estiro la mano, pero no fui capaz de devolver el saludo- ¡Vamos! Todos aquí son tan hostiles-y pude ver a mi cuñado de pie muy cerca de nosotros

-Venga Edgar, tienes que irte, o llamaré a la policía- le advirtió

-Vamos cuñado, solo quiero saber cómo les va-

-Nos va bastante bien- respondí- no sé qué es lo que buscas, pero claramente todos aquí están incómodos- me acerque un poco para cerciorarme que apestaba a alcohol- mira retírate, y mañana u otro día que estés sobrio hablamos todos-

-Es que no lo entiendes, tú no sabes lo que siento. Esta de aquí- señaló a Green mientras ella se aferraba a mi brazo- me engaño con una maldita boyera, así sin más. Yo pague este café, para que fuera feliz.-

-Yo te devolví el dinero en el divorcio- interrumpió

-shhh... eso no cuenta, era dinero hecho con mi dinero-

-Si es sobre dinero, podemos arreglarnos, no hay problema- le dije sin apartar mi vista de él

-Eres una humillación tras otra, quieres decir que tienes más dinero que yo-

-No quiero decir nada, pero cualquier precio es válido con tal de que no vuelvas a venir aquí-

Nos miramos un momento, él balbuceaba cosas inaudibles y mientras veía esa patética escena, me di cuenta que no tenía ni la menor idea de lo que había pasado Ever, no fue solo liderar con las espaldas de sus personas amadas, fue él, su manipulación, su relación tóxica, todo...

-Solo, solo me dejaste porque te enamoraste de esta, como pudo pasar. Parece hombre, ni es una mujer de verdad- definitivamente no tenía sentido nada de lo que decía. Pronto vimos la patrulla fuera del café, al parecer a la novia de Badia le corría más la neurona que todos nosotros y llamo a la policía. Se fue sin hacer un gran escándalo. Green se dejó caer en la silla.

-Toma- le trajo un vaso de agua- ¿Estás bien?- ella asintió con la cabeza y pude ver como temblaba

-Perdón- y esa palabra no tenía sentido para ninguno de los que estábamos aquí- he pasado un año recibiendo todo, sintiéndome una víctima. Pero ahora me siento idiota... perdóname- me deje caer para poner mi frente en sus rodillas

-¿De qué hablas? Todo está bien vida, levanto mi rostro con las dos manos

-No, no está bien, me centré en mi incluso ahora, pero no me detuve a ver todo por lo que pasaste. Perdóname por no regresar a ti a tiempo, por no tomarte de la mano cuando tus padres te cerraron las puertas, por no pararme frente a ti cada vez que este tipo te enfrento-

Me acariciaba el rostro y yo me sentía la persona más egoísta del mundo, ¿Que había hecho para merecerla?, al parecer nada.

Días después intente arreglar todo con Edgar, hablamos, y no hablamos, todo su mundo se reducía a dinero, asi que fue facil alejarlo. Era una persona detestable me di cuenta todo lo desgraciado que fue con ella, y el imaginar lo que pasaba dia tras dia desde que se descubrió ante el me hacia querer golpearme por ser tan ciega. Pero ahora estaba a su lado, y jamás había deseado tanto cuidar de alguien.

En el caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora