Capitulo 1

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¿Qué se sentirá caminar por el pasto? Tocarlo y acostarte en el mientras miras el resplandeciente sol y sus nubes alrededor, con una persona a tu lado siendo ambas felices y plenas en ese bello momento.

Nunca lo he vivido y nunca lo viviré, pues estoy cautiva en el espacio en una gran nave junto a otras miles de personas,  ¿lo peor de todo? Es que estoy en la cárcel por un falso crimen. Le hicieron creer a las personas que mate a un guardia cuando en realidad me tienen encerrada para no revelar un gran secreto que haría que la gente deje de confiar en el consejo y el canciller.

Ahora mismo estoy en mi celda leyendo uno de los libros que dejaron las antiguas generaciones, las que tuvieron la suerte de vivir un tiempo en el planeta tierra antes de que se llenara de radiación. Su nombre es Romeo y Julieta, solo me faltan unas páginas para terminarlo, es muy hermoso y trágico, es tan romantico. Algún día quisiera vivir un romance como el suyo, excepto por el final, no quiero morir y mucho menos sentir el dolor de la perdida de un ser al que amaré. Sí, soy muy cursi, incluso mis amigos, Raven y Finn se burlan un poco de mí cuando me pongo muy sentimental con ellos.

Llevo mi mano a la esquina de la página para cambiar a la última y terminarlo por fin, pero antes de lograrlo, la puerta de mi celda se abre bruscamente dejando pasar a dos guardias, uno de ellos tiene un bastón electrico en su mano, de esos que usaban para controlarme.

—Prisionera 3-2-0 contra la pared, ahora —ordena uno de ellos. Hice lo que dijo sin reclamar, no voy a dejar que sepan que el tratamiento que usaron sí funciono.

Siento un ligero ardor en mi muñeca y noto un brazalete de metal con unas luces en ella. Vaya, me quieren a la moda ¿o qué?

Me sacan de mi celda y de reojo puedo ver a una chica rubia, solo veo su espalda, pero tiene hna figura muy bonita y puedo jurar que es hermosa. Está hablando con la doctora Griffin, la conozco porque fue la mujer que curó mis heridas físicas cuando salía golpeada de un arduo entrenamiento con los guardias de Jaha, ellos no tenían compasión conmigo.

Los guardias me arrastran hasta una nave donde hay más prisioneros de la caja del cielo, así es como llamaron a la carcel del Arca los demás adolescentes criminales que residen en este lugar. Me obligan a sentarme en una silla que está pegada a la pared, mis pies quedaron colgando y los balanceo un poco. Cool, es como si estuviera flotando.

Abrochan mi cinturon y salen de la nave sin despedirse, que maleducados. Uno de los guardias que me trajo, sube al segundo piso guardando un arma en su pantalón sospechosamente, no le tomo importancia y me fijo en los siguientes guardiad que suben con una camilla, en ella está la chica rubia, pero está inconsciente. Hacen el mismo procedimiento que conmigo y se largan cerrando la puerta, sin despedirse de nuevo.

La rubia está despertando, no pude evitar de dejar mirarla en todo el camino acá, porque como lo sospeche, es hermosa. Sus ojos se abren lentamente, parpadeando para poder acostumbrarse a la poca luz que hay en la nave. Un bello azul eléctrico que emana emoción, desespero, confusión y tristeza a la vez es lo que veo cuando sin querer nuestros ojos se encuentran.

Un chico con gorro se suelta el cinturón y empieza a flotar en la nave a causa de la gravedad ya que aún no entramos a la atmósfera de la tierra, sino abría caído al suelo de la nave. Ese chico no es nada más y nada menos que el inútil de mi mejor amigo, Finn collins, es un completo idiota pero lo amo.

—¡Eso es Finn! —grita un chico causando varios gritos más.

—¡El caminante espacial ataca de nuevo! —grita el chico a mi izquierda, trae unos goggles en la cabeza que me parecen divertidos.

¿Velocista? - Clarke Griffin 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora