Capítulo 8 - Encierro

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No fue nadie más que Gustabo el primero en acatar la orden, sin siquiera dudar un segundo de la veracidad de la misma. Los demás guardias habían quedado atónitos al escuchar aquellas palabras salir de la boca del emperador, al igual que el príncipe y el ruso, quienes aún mantenían en su rostro aquella expresión incrédula.

- ¿Papá? – susurró el moreno, en un intento de que su padre sintiera compasión y cancelara aquella orden, mientras sentía como los brazos del rubio le rodeaban, tomando sus manos y llevándolas a su espalda.

El emperador no pronunció nada más, dejó una bolsa de monedas junto al ruso, se dio la vuelta y se retiró, ignorando los gritos desesperados de su hijo, que le rogaban por su libertad.

- ¡No puedes hacerme esto! ¡Papá! – su voz comenzaba a romperse, y podía escucharse perfectamente cómo su garganta se desgarraba ante los gritos, las lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas mientras era arrastrado sin cuidado hasta el oscuro lugar.

Volkov observaba la escena, con los ojos abiertos de par en par, sintiendo un nudo formarse en su garganta y las lágrimas amenazar con juntarse bajo sus ojos, mientras se daba cuenta de lo ingenuo que había sido al pensar que todo regresaría a la normalidad.

Repitió nuevamente en su cabeza aquel consejo que tantos años había escuchado, decidiendo respirar profundo, tomar la bolsa de monedas y retirarse del lugar antes de arrepentirse de aquello.

Aún mientras caminaba hasta la salida, podía escuchar los gritos del de cresta, suplicando ser liberado, apretando con fuerza los ojos y acelerando el paso para alejarse del ruido. Salió del palacio, para darse cuenta de que Perla ya no se encontraba ahí afuera.

Miró hacia ambos lados, sin poder verla por ninguna parte, temiendo que los guardias le hicieran daño a la yegua también. Tragó en seco, caminando lentamente para asomar por las rejas, logrando ver cómo era llevada de vuelta a la caballeriza, arrastrada mientras intentaba liberarse.

La culpa comenzaba a invadirle, sin poder evitarlo. No era la primera vez que presenciaba a alguien siendo arrastrado al calabozo, inclusive había presenciado a gente ser asesinada frente suyo, sin embargo, esta vez le afectaba en sobremanera, pues Horacio no era un criminal como todos los demás.

Le había arrebatado la libertad a alguien que solo quería escapar de una vida horrible llena de malos tratos y manipulaciones, había regresado a un hombre inocente a una pesadilla de la que no podría escapar esta vez.

***

Llevaba apenas unas horas encerrado, pero el paulatino paso del tiempo lo había hecho sentir como si llevara días, días escuchando las gotas de agua que se filtraban por el techo, días sintiendo el bochorno generado por la humedad en las paredes, días sentado en el piso de tierra que había debajo suyo.

La oscuridad apenas le permitía distinguir los barrotes que se encontraban a una corta distancia, haciéndole sentir incluso lástima por aquellos a los que había visto ser encerrados durante todos sus años de vida.

Unos pasos comenzaban a aproximarse hasta su posición, dándose cuenta por cómo el sonido de la suela de los zapatos golpeando contra los pequeños charcos de agua que se formaban en el piso parecía sonar cada vez más cerca.

Levantó la vista cuando escuchó aquellos pasos detenerse, y sintió una sombra bloquearle la poca luz que lograba entrar a la celda. Pudo apenas distinguir los cabellos rubios reflejados por la luz de la luna que se colaba por el techo, y aquellos irises azules parecían brillar incluso en la oscuridad, mirándolo con malicia.

- No todo salió como esperabas, ¿eh, principito? – habló con burla, viendo cómo el moreno apretaba la mandíbula y respiraba profundo.

- Tuviste que encerrarme aquí para por fin sentirte seguro, ¿o me equivoco, Gustabo? – respondió con ironía – sabías que, si yo estaba afuera, mi padre seguiría consintiéndome a mí, aunque fuera por mantener la apariencia – el gesto de frustración que hizo el contrario fue suficiente para saber que aquella respuesta le había dolido.

Fugitivo || VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora