Capítulo 17 - Amanecer

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Apenas pudo reaccionar, bostezó, fingiendo estar aún adormecido. Asintió lentamente mientras frotaba sus ojos, mientras sentía cómo el moreno tiraba de su brazo, llevándolo hacia la habitación.

Miró la cama con detenimiento apenas la brillante luz comenzó a colarse por sus pupilas. Era verdad que lucía bastante grande y las mantas parecían cálidas. Se acercó poco a poco, sentándose en el lado izquierdo y acomodándose lo más cercano a la orilla que le fue posible. No quería robarle espacio a su compañero, después de todo, él había ofrecido cederle la cama.

Cerró los ojos, aun intentando fingir que el sueño controlaba sus movimientos, a pesar de que éste se había desvanecido hacía ya rato. Sintió un peso hundir la cama detrás de él, sintiendo su corazón detenerse al instante, a pesar de que no pudiera verlo.

Horacio se había quedado unos segundos observándolo antes de recostarse junto a él. Su cuerpo se encontraba rígido, sintiendo el calor que emanaba el cuerpo contrario, y una impensable necesidad por tener ese calor aún más cerca.

Respiró profundamente, intentando relajar sus músculos y dormir, sin embargo, el calor en sus mejillas y el cosquilleo en sus manos que deseaban rozar la piel contraria se lo impedían. Volkov sentía cada movimiento del contrario en la cama, deseando darse la vuelta y observarlo, sin embargo, su timidez le impedía moverse, cerrando con aún más fuerza sus ojos, intentando enviarle a su cerebro el mensaje de mantenerse firme.

Ninguno supo en qué momento se quedó dormido, únicamente notando este hecho cuando unos finos rayos de sol comenzaron a colarse por la ventana, iluminando directamente sus rostros. El primero en abrir los ojos fue Viktor, quien poco a poco elevó sus párpados, manteniéndolos aún entre cerrados por la luz.

Se sentía cómodo, y por primera vez en años, deseaba seguir durmiendo. Bostezó, frotándose ligeramente los ojos para poder ver mejor, sintiendo su pecho calentarse ante la imagen frente a él.

Horacio se encontraba abrazándolo, utilizando su pecho como almohada. Dormía plácidamente, cosa que podía comprobarse con su acompasada respiración y la ligera sonrisa en sus labios. Sus mejillas se enrojecieron al instante y sus músculos se tensaron nuevamente. ¿Qué debía hacer? ¿debería despertarlo? ¿qué se supone que le diría cuando abriera los ojos? ¿acaso era un sueño?

Todas sus dudas se dispersaron cuando escuchó un suave quejido, bajando su vista nuevamente hacia el moreno, quien comenzaba a removerse y a despertar, girándose en la cama para estirarse libremente. Abrió los ojos, girando su cabeza hacia un costado y observando a Volkov petrificado en su sitio.

- ¿Pasa algo? – aparentemente no se había dado cuenta de la posición en la que había dormido, pues cuando abrió los ojos ya se encontraba apartado del ruso.

- N-no, todo bien – respondió rápidamente, levantándose de la cama y huyendo de la habitación lo más rápido que pudo.

Horacio le miró huir de la habitación, frunciendo el ceño en preocupación, repasando el intercambio de palabras anterior junto con sus acciones, intentando identificar si había hecho o dicho algo malo.

Entró al baño, encerrándose ahí mismo, sintiendo una revolución entera ocurrir dentro suyo. Un repentino calor había comenzado a invadir su cuerpo, necesitando retirarse la ropa y meterse a la ducha, en un intento de detener la extraña calidez que salía de su corazón.

- ¿Viktor? – se escuchó el eco de la voz del moreno en la cocina - ¿estás bien?

- Sí – respondió desde el baño – sólo estoy dándome una ducha rápida.

Suspiró, sintiendo el agua recorrer su cuerpo, estremeciéndose al sentir la frialdad que emanaba. Inhaló tranquilamente, comenzando a expulsar poco a poco el aire por su boca, sintiendo su cuerpo relajarse, reduciendo todas las sensaciones inesperadas que le habían invadido minutos atrás.

Fugitivo || VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora