Capítulo 16 - Primer día

688 142 7
                                    

Salió de la ducha con una toalla rodeando su cuello, suspirando pesadamente antes de retirarla y dejarla colgada en la ventana más cercana. Miró hacia ambos lados, sin que sus ojos lograran encontrar lo que inconscientemente buscaban. Supuso entonces que seguiría en los pequeños cultivos, así que decidió continuar su camino hacia la cocina, en búsqueda de aquellas latas de comida que había mencionado Jack con anterioridad.

Se inclinó, quedando a la altura de la pequeña puerta de madera debajo del fregadero, abriéndola y encontrando únicamente algunos productos de limpieza, acompañados de una pequeña escoba cuyo mango estaba cortado poco antes de la mitad, y un recogedor metálico que lucía ligeramente oxidado, supuso se debería a la humedad del cajón.

Cerró la pequeña puerta, abriendo ahora la que se encontraba encima del fregadero, colocándose ligeramente de puntillas para visualizar mejor los estantes más altos. Encontró finalmente un par de latas de sopa que aún no vencían, acompañadas de un pequeño frasco de vidrio con algo de sal y algunos platos, vasos, cubiertos y una variedad de sartenes y ollas.

Sacó las latas del cajón, comenzando a mirar a su alrededor en búsqueda de algún abrelatas, sin éxito alguno. Fue entonces que sacó un cuchillo del mismo cajón, colocándolo en vertical a la lata y golpeándolo con fuerza, utilizando como martillo una piedra para afilar que se encontraba en la ventana frente a él.

Logró abrir ambas latas, vaciándolas en una de las ollas y colocándola sobre la estufa, sin encenderlo aún. Planeaba colocarle algunas cosas de las que el ruso trajera, sin embargo, éste aún no regresaba. Rodó los ojos, sintiendo su estómago rugir del hambre, caminando hacia las cosechas en búsqueda de su compañero.

Fue entonces que lo encontró. Sus hombros se relajaron y fue ahí cuando se dio cuenta de lo tensos que se encontraban. Lo observó, agachado en el suelo rociando con cuidado las hojas de algunas de las plantas con un atomizador, para después tomar con sumo cuidado algunos de los pequeños tomates que salían de las mismas.

Se levantó, finalmente dejando ver una pequeña canasta junto a él, tomándola y dirigiendo sus pasos a la cocina, deteniendo por completo su accionar al de cresta de pie en la puerta, mirándolo fijamente.

- Yo... ya estaba de camino – habló con suavidad.

- Encontré algo de sopa, vamos – dijo rápidamente, intentando ignorar todas las sensaciones que la escena anterior le había ocasionado.

Llegaron a la cocina, y en automático cada uno comenzó a ocuparse en una tarea diferente. Horacio colocó la olla al fuego, mientras que Volkov desinfectaba y cortaba expertamente los tomates que había cosechado, al igual que un par de papas y algunas hojas de menta.

Se sincronizaban a la perfección, teniendo lista la comida en menos tiempo de lo que esperaban. Sirvieron un par de platos y los llevaron a la pequeña mesa del comedor, sentándose uno a cada lado de la misma.

La comida transcurría en silencio, sin embargo, se trataba de un silencio incómodo, la tensión en el ambiente podría cortarse con tijeras, lo que comenzaba a incomodar al ruso más de lo que le gustaría.

- ¿Todo bien? – preguntó, preocupándose cada vez más por la actitud extraña de su acompañante.

- Sí, solo... - dudó – me preocupa que puedan encontrarme – se excusó. No quería comentar que las palabras de Jack seguían dando vueltas en su cabeza, mezclándose con recuerdos de los momentos que había pasado con el ruso desde que se conocieron.

- Vale – se sintió aliviado, pues el problema no parecía ser él – respecto a eso... no creo que pase pronto, yo... me he percatado de que no hay ningún camino de tierra que guíe hasta aquí, además de que el candado de la puerta nos daría algo de tiempo de huir por alguna ventana en caso de que llegaran. De todas formas, es mejor no quedarnos durante mucho tiempo... por precaución.

Fugitivo || VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora