El sol irradia la habitación con todo su esplendor tanto que me in andina en estos momentos, me remuevo ligeramente para esconderme de la iluminación un escalofrío me recorre al sentir algo frío en mi pierna intento alejarlo pero es imposible de algún lugar de la habitación suena un sonido muy agudo que empieza a irritarme— maldita alarma—como puedo encuentro la fuente de ese ensordecedor sonido y lo apago <<adiós a mi tiempo para dormir>>pienso mientras bostezo y me estiro ya despabilada se que tengo no solo una cadena si no dos cadenas en mis pies y gracias al espejo frente a mi que me devuelve el reflejo se que soy una mujer algo huesuda no mucho y no llevo ropa puesta encima que esconda mis golpes y heridas que sufro a manos de Marcus.
—veo que despiertas, me tenias profundamente preocupado Isabelle ya llevas casi cuatro días dormida— separa mi cabello del cuello y posa su boca en mi cuello siente como succiona cada centímetro de mi cuello mientras ríe — conozco cada centímetro de ti, conozco las respuestas de tu cuerpo y se como responderá—se separa mientras disfruta como su dedo se pasea delicadamente en mi cuerpo, como recorre cada centímetro de mi, cada marca que me ha hecho el hubo un tiempo en que su tacto me quemaba, intentaba desesperadamente apartar sus caricias de mi y como sabemos cada acción lleva una reacción y su reacción al retirar sus caricias de mi cuerpo siempre era producir golpes violentos en mi sin importar cómo luciría después y ya no se molestaba en pedirme disculpas —hora de tu baño espumoso muñeca— le veo abrir los candados que mantienen prisioneras mis pies me carga en sus músculos brazos y recorre el camino que nos lleva al baño que cuenta algunas historias de mis golpes al igual que las historias de como me fuerza a tener sexo con el. No hay nada más interesante que ver además de ver el caer de las gotas estrepitosamente del grifo mientras intento relajarme en un baño de espuma que no me relaja para nada no me relaja el hecho de saber a merced de quien está mi cuerpo, quien me está bañando me es imposible retener un quejido al sentir la textura rugosa del estropajo contra mi espalda baja—¿has dicho algo Isabelle?—por como lo dice se que está empezando a prenderse el es como una llama que prendes si la avivas mas obtienes un gran fuego que te es imposible contener y nada fácil de apagar —desearía tanto salir de esta presión—veo mi propio pálido y amoratado reflejo una vez más en la transparencia del agua que hago desaparecer con un leve movimiento de manos —lo deseo tanto—termino de bañarme sin ningún inconveniente alguno y me ayudo a salir de la bañera —vístete tendremos compañía para comer—sale del cuarto de baño dejándome anonadada por su reciente apacible comportamiento.
Deje delicadamente la vajilla de cristal en la mesa ovalada que da una gran vista a la chimenea y televisión plana termino de adornar la mesa cuando escucho que los invitados junto con Marcus están a unos pasos de mi charlando de diversos temas —les presento al amor de mi vida, mi mujer Isabelle—me hace dar una vuelta en mi propio eje y me apresa entre sus brazos, yo saludo cohibida a los invitados mientras me los presenta —¿ya está la comida mujer?—sonríe de lado ante algo que le dicen la comida pasa sin ningún inconveniente y sin malos momentos o al menos eso pienso yo, bueno hubo algunos tropiezos a decir verdad y mis nervios no ayudaron del todo, en pocas palabras fue un desastre desde la parte en donde le tire el vino a la mujer invitada y limpiarle su vestido con papel hasta el hecho de ser humillada constantemente por Marcus frente a otras personas y el que me manoseara uno que no es Marcus tampoco ayudo —que gran desastre Isabelle,mira lo que has provocando Justo cuando estabas mejorando lo echas a perder—me sermonea furioso mientras se quita su saco y el corbatín—hay veces que no se que hacer contigo—se masajea el puente de su nariz mientras bufa una y otra vez para en unos momentos ponerme en cuatro patas me siento tan avergonzada y humillada no hace falta decir que cuando estoy en esta posición malas cosas pasan, cosas indescriptibles y lejos de cualquier realidad, siento lo gélido de la barreta metálica a travesear mis entrañas internas con fuerza, me siento un alfiletero humano solo que en vez de tener alfileres por el cuerpo tengo un gran tubo de metal atravesándome mi vagina y siento como se desgarra cada vez— se que te encanta todo esto en el fondo—al sacar el tubo de metal siento un gran desgarrador vacío que me hace sentir un ardor inimaginable al instante caigo al piso desplomada toda la habitación me da vueltas y me cuesta respirar lo ultimo que veo es a Marcus marchándose del lugar sin escuchar mi lamentable llanto.
Unas grandes sacudidas me despiertan y lo siguiente que veo son unos hombres jóvenes uniformados sacando algún contenido de sus maletas y entre ellos hablan una jerga que no entiendo completamente, visualizo que en una perchera hay colgado una bolsita cristalina con algún líquido que conduce a un largo tubo que termina en una de las palmas de mi mano —¿que? ¿Que está pasando?— mi voz suena ronca y raspada me cuesta un poco adaptar mi visión —somos paramédicos señorita estamos aquí porque sus vecinos nos llamaron—miro al amable paramédico castaño que no duda en tenderme agua mientras el otro joven que viene con el me analiza entre las piernas, siento como mi cara se tiñe de rojo e intento alejar al chico que me revisa ahí abajo — no me toque por favor— lo alejo como puedo se ve que ninguno lo tomo bien, no tomaron bien el que luchara contra ellos para que no me tocaran —señora hemos venido a hacer nuestro trabajo que es curarla déjenos hacer nuestro trabajo—forcejean conmigo mientras intento luchar para que me suelten lloriqueo sin cesar—déjenme por favor, déjenme— siento como soy atada de nuevo y apresada —tiene un gran desgarro vaginal que si no se cuida puede infectársele ¿sabe?—claro que no se, no se, —¿sabe cómo le paso esto? ¿Señora quien le ha hecho daño?—no debió preguntarme eso,¿porque me lo pregunto? mis latidos van a mil por hora mientras siento que me falta el aire y sudo bastante frió—está sufriendo un ataque de pánico señora cálmese—me cuesta calmarme pero lo logro poco a poco con ayuda de una Macaria que un paramédico me puso en la cara mientras veo como me trasladan a una camilla y me llevan fuera de mi hogar, fuera de esas cuatro paredes en donde he sufrido tanto en manos de mi esposo.
Al llegar al piso de mi departamento me encuentro la puerta abierta completamente sin dudar entro a ver si no he sido víctima de un robo de gran escala, revisó que todo esté en el orden que lo deje. voy a mi habitación us comparto con Isabelle mi mujer sumisa, quien es una inútil aunque he de admitir que lo único que hace bien es satisfacer mi deseo carnal y mis fantasías de tortura —¿estás aquí cariño?— mi voz resuena por todo el departamento al abrir la habitación la encuentro vacía lo único que noto diferente son materiales de hospital y el aire que desprende un aroma a hombres que no soy yo cierro con fuerza los puños—se la llevaron los paramédicos, ellos no dijeron mucho—dice la voz de una mujer rubia que viste ropa de ejercicio—soy Marisol tu vecina galán—me mira con picardía mientras muerde levemente su labio —he notado que estas solo y yo también que casualidad ¿no?—se posa frente a mi y con su voz chillona habla y habla sin que le haga caso, se nota como se esfuerza para coquetear conmigo y tenerme comiendo de su mano. Pobre ilusa
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Hasta que los golpes nos separen
Historia CortaIsabelle Es un desastre Es una sumisa, Marcus es el dominante Están casados, ella se casó a la fuerza, su matrimonio es tóxico Si ella lo desobedece le pega