No estaba lista, no para decir la verdad, no para que Edward la mirara con esos ojos llenos de culpa de nuevo o para que peor: la odiara. Aún si sabía que había cometido un error, él era muy importante para ella.
Aunque, quizás era eso lo que necesitaba, que la odiara y la rechazara para poder dejarlo ir de una vez. Además no podía evitarlo para siempre, y no podía tolerar las miradas de Alice y Emmett durante mucho más tiempo.
Se sentía demasiado mal, quería volver a ser la Sienna de antes. Necesitaba ser aquella que pedía disculpas y daba un abrazo sonriendo, la que se sentaba a hablar las cosas y admitía sus sentimientos. No esta Sienna que se lamenta y mortifica durante noches enteras, a la que le da miedo a hablar por las reacciones que pudieran tener los demás. La que tiene miedo de sentir.
Tanya tenía razón, debía admitir sus errores para continuar. El como se sentía no justificaba lo que hizo y continuaba haciendo. Se había equivocado y la única manera de arreglarlo era decir la verdad incluso si no la perdonaban y eso le doliera aún más.
Pensó sobre todo aquello durante una semana. Siete días en los que apenas se dejaba ver, salía de la habitación de Tanya sólo un rato y se rodeaba de personas para evitar su encuentro.
Lo único que quería era que todo terminara.
Bajó las escaleras, no esperaba encontrarse a Alice en el camino. Tomó su brazo cuando la vidente siguió caminando. Ambas se miraron y Sienna se apresuró a hablar.
— Alice — dijo suavemente al igual que su toque, deslizó la mano por su brazo hasta dejar de tocarla. — Quiero hablar contigo.
Alice asintió. Sienna la conocía hacía años, sabía que algo más estaba ocurriendo. Se habían vuelto amigas tan pronto se conocieron, Alice sabía que lo serían, la había visto. No había nada que una no supiera de la otra...hasta hace un tiempo.
Ambas caminaron por la nieve, todo era blanco, no había nada oculto, nada más que ver que los pequeños cristales de hielos amontonados en el suelo.
— Siento haberte decepcionado, sé que lo que hice no está bien — la miró, pero Alice apenas sostuvo su mirada antes de mover los ojos al frente otra vez.
— Ya sabes lo que pienso sobre eso — mumuró, sus pies se movían lentamente y de pronto ya no marcharon más. — Esté bien o mal, creí que teníamos la suficiente confianza como para contarnos estas cosas. Quizá sea muy egoísta de mi parte pero me hubiera gustado saberlo, que confiaras en mí.
La vió, sorprendida por sus palabras, Alice creyó que le tenía la suficiente confianza como para decirle algo así. Pero ella le había ocultado algo tan grande como eso y ahora se sentía traicionada.
— Supongo que lo entiendo. Pero, Alice, tú eres importante para mí. No podía comprometerte con un tema tan delicado. Nadie lo sabía, no podía pretender que ustedes mantuvieran un secreto tan grande como este.
Alice negó. — No se trata del secreto, es sobre ti sufriendo en silencio. Mintiéndote a ti misma, fingiendo sonrisas, levantándonos el ánimo cuando el tuyo está por los suelos.
La vidente la miró, los ojos de Sienna mostraban una gran pena y la necesidad de consolarla surgió de su pecho tan pronto notó la tristeza que guardaba la rubia en su interior. La abrazó.
— Aún sentimos, tienes derecho a equivocarte, a sufrir, a sentir dolor, ira — se separó de ella y la vió a los ojos mientras la sostenía por ambos brazos. — Tu bienestar es tan importante como el de los demás y no es justo que tu debas sufrir para que los demás sean felices.
Sienna se apartó, avergonzada por sus sentimientos y por todo lo que había ocasionado con ellos. Un remolino de pensamientos la invadió y no los detuvo. Alice tenía razón, Jasper la había tenido cuando advirtió que guardar sus sentimientos terminaría acabando con ella.
— En este momento siento que mi vida no tiene sentido, que mi existencia no tiene razón de ser — confesó suavemente, con la delicadeza que prescindía aquella confesión. — He vivido tanto tiempo pensando en él que ya no recuerdo cómo era pensar en mí, como lidiaba conmigo misma. No sé como recuperar el control que tenía en mi.
— Comienza con oír lo que realmente quieres, sientes y necesitas. Sé egoísta, cruel, vanidosa, lo que quieras, pero no dejes que nadie te quite tu valioso y único ser.
Asintió e intentó sonreír. No podía decirle que sentía un inmenso sentimiento de culpa y que la vergüenza le producía una tirantez en el estómago que no la dejaba actuar. Y pensaba y pensaba, una y otra vez en todas las cosas que había hecho mal y en las reacciones que podrían tener los demás al enterarse.
─ No pienses demasiado en ello ─ dijo Alice y Sienna la vió, no pudo evitar soltar una carcajada.
─ Y creí que yo era la que podía leer mentes.
─ Somos hermanas ─ sonrío ─ siempre lo seremos.
Sienna la abrazó, nunca se sintió más cálida como en ese momento.
Para todxs lxs que piden continuación. <3
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Sienna (Edward Cullen)
FanficSienna no dudaba que él la hubiera amado y que una gran parte suya lo siguiera haciendo pero sabía...sabía...siempre supo, que en el fondo de los acaramelados ojos de Edward Anthony Masen Cullen existía un vacío que ella no era capaz de llenar.