El restallido de un látigo retumbo por toda la habitación.
Conocía muy bien ese sonido. Eso sólo indicaba que había entrado a la habitación y que esperaba que sus órdenes fuesen seguidas al pie de la letra y sin demora alguna.
Permaneció sentado, completamente enderezado como se le había educado, dejando su espalda completamente recta, dejando que se deslizase sobre ella su pelo completamente suelto. Con una postura impecable que denotaba su paciencia sin límites. Espero el segundo estallido, a su derecha. Muy cerca de su pierna. Tanto que podía sentir el aire cortado junto a su brazo. Y como le gustaba ese sonido salvaje que advertía problemas. Siguió esperando hasta que se decidiese a mostrarse ante él.
Primero el sonido de los pasos sobre la madera, lentos, sonoros, luego los tonos negros y morados apareciendo en la esquina de su campo visual, avanzando siseantes, como una serpiente envolviendo a su presa. Finalmente, la suave caricia de la fusta, que se derrama suave sobre el contorno de su mandíbula, siempre en el lado contrario donde su cuerpo aparecerá, y aun sabiéndolo, siempre mueve su cabeza ligeramente en pos de esa caricia.
- Nunca aprendes, juguete.
¿Y quién quiere aprender? Si sabe más que de sobra el placer que le produce la caricia y la reprimenda cuando busca aumentar y contacto. La misma mano que lo acaricia, le devuelve una bofetada con el revés, un golpe concentrado y certero. El escozor se extiende por su mejilla con rapidez.
- Nunca te cansas de esto ¿No? - el chasquido de su lengua suena mientras endereza su cabeza con una sonrisa - Te trato demasiado bien. Debería ignorarte hasta que aprendas a respetarme como debes. Cualquier día te dejo plantado hasta que te canses y te vayas. - y el sería capaz de esperar durante horas solo a que volviese para gritarle que se vaya a casa - pero tengo la sospecha de que disfrutarías también de eso... ¿Qué voy a hacer contigo, juguete? ¿Debería retirarte esto? - y eso sí que no podría aguantarlo. No ese collar ya significaba demasiado para él. No puede evitar un escalofrío. - Tal vez lo haga si sigues así, tu existencia es únicamente para complacerme. ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? - sus dedos se deslizan hasta su barbilla para obligarlo a mirar hacia arriba de un tirón - ¿Quién es tu amo?
- Sāndú Shèngshǒu.
- ¿Quién? ¿Es que todavía no sabes cómo pronunciar mi nombre? - pregunta mientras la mano que lleva el látigo retuerce uno de sus pezones.
- ¡Sāndú Shèngshǒu! - una sonrisa siniestra se afila en el rostro del que todavía está en pie.
- Parece que voy a tener que volver a enseñarte desde cero otra vez ¿Eh?
El látigo restalla una vez más a su lado mientras los dedos se mueven por el pecho, pellizcando y arañando a su paso, sin dejar más marca que una línea roja que desaparecerá en minutos, a pesar de todo.
- Bien, tú lo has pedido. Prepárate, esta vez no voy a ser clemente contigo.
--------------------------------------------------------------------------------------
En los próximos capítulos se desarrollará una historias con lenguaje malsonante, sexo explicito, menciones explicitas de violencia ligera, fetichismo, BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación y Sumisión), y con momentos de dubcon.
Si sois menores de edad, este no es vuestro lugar.
Si no tenéis la mente abierta a este tipo de juegos, probablemente os chirriarán muchas cosas. Mi recomendación es que abandonéis si es demasiado para vuestra persona. No a todo el mundo le gustan, ni tienen porqué gustarle, este tipo de historias.
Aunque el grueso de la historia es un ChengXi y WangXian, habrá otras menciones explicitas. Si no sois multishipper o no toleráis otras menciones, tampoco es vuestro sitio.
Si ya habéis leído alguna más de mis paranoias mentales, ya sabéis que aquí le damos a la versatilidad, así que no me hagáis mandaros a la llorería si no os gusta.
Sólo si estás de acuerdo con esto continúa, porque no voy a dar más avisos.
Si decides avanzar decide ¿Cuál es tu palabra de seguridad?
ESTÁS LEYENDO
La caricia de Zidian
FanfictionA pesar de que lo acusen de perro soltero intratable y de ser el hijo consentido de su padre en el trabajo, Jiang Cheng pasa sus días sin preocupaciones al respecto. ¿Pareja? ¿Para qué quiere una? Tiene tantos juguetes a su disposición como agenda l...