5: Sandu y Zidian

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Cuando XiChen pidió mover la cita para la siguiente sesión, Jiang Cheng no se extrañó lo más mínimo. Un viaje de negocios argumentaba y sin embargo estaba prácticamente seguro de que se debía realmente a su estado emocional de la semana anterior. Aunque las cosas fuesen bien con su hermano, nada afirmaba que él no necesitase, igualmente, algo de tiempo para estabilizarse emocionalmente. Lo entendió por completo y buscaron un día que les fuese bien a los dos. Movieron su sesión del martes al jueves y avisó a WuXian de que no podría cuidar la tienda a partir de cierta hora. Él sólo comentó que lo tendría en cuenta, y que no había problema. Nada le pareció extraño, así que ni por asomo se imaginó todo lo que acabó ocurriendo ese día.


Jiang Cheng volvió a su apartamento con el tiempo justo para preparar la sesión con XiChen. Con prisa suficiente, como para no darse cuenta de que la puerta no estaba cerrada con llave. No tardó en entrar a su casa y dejar las cosas, para ir a encender las cámaras y el sistema completo de seguridad. Prefería dejarlo todo preparado siempre a falta de darle al botón de grabar, mientras se cambiaba de ropa. Era algo que le ayudaba a mentalizarse de que la sesión estaba prácticamente en marcha, y que ayudaba a su propio ritual de preparación. 

Su sorpresa fue encontrarse la cámara transmitiendo imagen desde el primer momento. No estaba grabando por suerte, porque lo que mostraba la pantalla era que su hermano volvía a estar muy entretenido, haciendo exactamente lo que le había prohibido terminantemente que hiciese la última vez. ¡Lo mataba! ¡Hoy le rompía las piernas definitivamente! ¡Y no había nada ni nadie que lo salvase de ello! Salió por la puerta y entró directo a la mazmorra a grito pelado.

- ¿¡QUÉ COÑO SE SUPONE QUE ESTÁS HACIENDO WEI WUXIAN!? – La parejita de inmediato se giró hacia él asustada - ¿¡ES QUE NO FUI LO SUFICIENTEMENTE CLARO LA ÚLTIMA VEZ!?

- ¡Las cámaras no están encendidas! – gimió sin soltar a su amante.

- ¡ME IMPORTA UN BLEDO! ¡MI CASA NO ES TU PUTO PICADERO!

- ¡No sabía que ibas a venir! – haciendo uso de la poca vergüenza que le quedaba, se levantó despacio. Para desgracia de Jiang Cheng, que no tenía ninguna gana de ver a cámara lenta, lo que estaba viendo - ¡Dijiste que estabas ocupado! ¡Pensé que te quedarías en la oficina a hacer extras!

- ¡Y ESTOY OCUPADO IMBÉCIL! – se cruzó de brazos, obligándose a permanecer a cierta distancia - ¿Crees que tengo tiempo para perderlo discutiendo contigo? ¡Vístete y lárgate!

- ¡Oh vamos! ¡Podrías dejarnos terminar al menos! – WangJi trató de taparle con su camisa para que no estuviese completamente desnudo, mientras se colocaba a su espalda.

- ¿Te pongo también la copa y el puro, imbécil? Te quiero fuera de aquí ¡AHORA!

- ¡Vamos A-Cheng! ¡No es para tanto! – trató de tranquilizarlo, temiendo la tormenta que podía desatarse si no tenía cuidado.

- ¿QUÉ NO ES PARA TANTO? – Jiang Cheng no pudo quedarse de brazos cruzados y comenzó a gesticular mientras gritaba - Vuelvo a MI casa y lo primero que me encuentro a MI hermano, FOLLANDO como un puto conejo, en MI mazmorra ¿QUÉ COJONES NO ES PARA TANTO? – Jiang Cheng ya estaba completamente rojo y con las venas marcándose en su frente.

- ¡Ni siquiera hemos usado el potro todavía!

- ¿QUIÉN TE HA DADO SIQUIERA PERMISO PARA MIRARLO?

- ¿¡Pero cómo no iba a mirarlo!? ¡Si lo encargaste de propio del catálogo que yo te conseguí! ¿Cuándo le conseguiste una funda morada?

- ¡VÍSTETE DE UNA PUTA VEZ Y LÁRGATE! – WuXian tragó saliva. Mierda, había olvidado lo tiquismiquis que se ponía Jiang Cheng cada vez que sacaba a relucir que aquella preferencia suya que casi podía considerarse una filia.

La caricia de ZidianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora