Capítulo 10

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Me encontraba con Megan en el centro comercial después su aparición en mi casa con su vestido púrpura de brillantina pareciendo la reina de " yo llamo la atención a donde quiera que voy" y no pude evitar soltar una carcajada, preguntándole de manera divertida si iba a la disco, a lo que está bufo y se giró hacia mi closet buscándome un cambio de ropa y haciendo grandes amenazas para obligarme a venir con ella.

Y bueno, me encuentro aquí en una tienda donde Megan me ha hecho cambiarme como cuarentena veces de vestido y cincuenta de zapatos, bajo las escusas de "esta muy largo" o "ese te hace ver gorda" con "ese te ves plana”, "con este cuadrada”.

— ¿Por qué no me gusta como nada te queda? —ignore su pregunta y afirme con cara de culo.

—Amiga mía usted si sabe subir la autoestima.

—Esa es mi especialidad.

Volví a los vestidores mientras Megan buscaba otra prenda que ponerme,  cuento a diez mientras la espero, odio probarme tanta ropa.

—Estos te encantará —comentan tras la cortina —cierta los ojos y estira la mano.

Hice lo que me pedía y extendí mis manos.

—No te atrevas abrirlos —me dejó lo que sea que me haya traído en el brazo y gritó divertida en inglés —surprise

Algo asustada abrí un ojo y después el otro, quedaron como platos al ver la prenda.

— ¿Qué es esto Megan? ¿Acaso quieres que aparezca una actriz porno? —grite horrorizada mientras la oía balbucear desde el otro lado.

—Solo pensé que te lo podías probar para Max —mire estupefacta hacia la cortina y después hacia abajo , en mis manos señoras y señores no tenía nada más y nada menos que una de las lencerías más provocativas de la tienda.

Pero qué diablos pensaba esta mujer que iba ser yo con eso.

Después de dos horas de tienda en tienda por fin nos sentamos y nos comimos una hamburguesas vegetarianas junto un juego de frambuesa,  estábamos sentadas en la parte más apartada de la cafetería, cuando mis ojos captaron un movimiento extraño, no muy lejos de nosotras apoyado en una de las mesas de la cafetería se encontraba alguien completamente vestido de negro.

Por su complexión sabía que era un hombre, llevaba puesto una gorra y un par de gafas oscuras, mientras la capucha de su abrigo le oscurecía el rostro de manera que era imposible verlo.

Trate de analizarlo mejor buscando algo más, ya que me aprecia sospechoso, el individuo al notar mi mirada se levantó de golpe y desapareció entre un tumulto de gente.

Tras comer decidimos caminar por un rato, para así bajar lo comido y nos encontramos de paso una tienda de dulces a la que Megan me arrastró sin dudarlo.

—Dios mío Ale viste eso, una fuente de chocolate –grita mi amiga eufórica, mientras señalaba los estantes —de sólo verla se me hace la boca agua.

— ¿Quieres algo? —Me pregunta

—No —niego ya que los odio y le digo que la espero afuera.

Entra entusiasmada y la veo entablando una conversación animada con la encargada, mientras está le enseña todas sus especialidades, desvío la mirada hacia una esquina al sentirme observada, pero no hay nada, mi seño se frunce y de manera sospechosa miro alrededor y de nuevo lo veo, el hombre encapuchado de antes, bajo una oscura carpa y si no me equivoco mirando directo hacia mí, me entra el pánico ¿nos estaba
siguiendo?

Trate de disimular y fingir que no lo había visto mientras esperaba que mi amiga terminara con lo suyo impacientemente, cuando salió me enganche a su brazo y sonreí falsamente, mientras la arrastraba hacia afuera.

—Ale, ¿pasa algo? Te has puesto pálida.

— ¿Por qué no vamos a tu restaurante preferido? —Volví a sonreír —esta vez pago yo.

Me miro incrédula pero acepto rápido mi ofrecimiento y le pagamos a un taxi para que nos llevará ya que se encontraba un poco lejos.

— ¿Dios mío que te pico? —esta me miro de reojo mientras subía las escaleras hacia la sala de espera y se acomodaba en uno de los sillones con una sonrisa. Parecía una chiquilla a la que le acaban de compra un dulce y la miro de reojo mientras suspiro y susurro bajito.

—Si supieras...

Mi amiga me mira extrañada.

—Has dicho algo —niego con la cabeza mientras no guían hacia adentro del restaurante, pido por una mesa cercana a un gran ventanal que deja a la vista la hermosa celestina azules y más allá al mar.

El camarero camina en nuestra dirección dispuesto a recibir nuestros pedidos pero no da ni dos pasos en nuestra dirección y ya estoy arrastrando a mi amiga hacia los baños femeninos.

—Qué demonios te pasa loca, estaba a punto de pedir mi plato favorito —me mira histérica, como si la hubiera golpeado, la comida es importante para Megan, tanto como su ropa colorida.

La dejó balbucear cosas sin sentido y me asomo con disimulo por la puerta del baños y ahora sí, no era coincidencia, definitivamente ese loco nos perseguía, entre nuevamente y trate de pensar en algo mientras me masajeaba la cien, pero la quejas de Megan no me dejaban concentrarme en nada y no me quedo de otra que taparle mi boca con mi mano y volver a abrir la puerta.

—Ves a ese hombre de ahí —le apunto al encapuchado que se encuentra a unas mesa de las nuestra y está asiente ya que no puede hablar —bien —suspiro y la suelto —lleva unas horas siguiéndonos y tu ni cuenta te has dado , estoy tratando de buscar una solución pero con tu parloteo no puedo. Ahora enfriemos la cabeza y pongámonos a pensar —dije toda apresura y ella me miro estupefacta mientras apuntaba temblorosa hacia afuera.

— ¿Qué nos ha estado qué? —su mirada cambio del aturdimiento al enojo en sólo un minuto, se dirige hasta los lavabos, coge el gel entre sus manos y va directo hacía la puerta gritando —ese loco se las va a ver conmigo —horrorizada la sujeto de la cintura, mientras niego.

—Tenemos que trazar un plan, a no ser que quieras caer presa por agredir a un cliente.

Después de cinco minutos salimos y llamamos al camarero, mi amiga hace que se agache está su altura y oigo que le susurra.

—Podría llevar a aquella mesa un Citrón Pressé, que quede entre nosotras —le guiña un ojo.

El camarero acepta encantado y va en busca de la bebida mientras Megan me sonríe maliciosa y yo le devuelvo la sonrisa, definitivamente era la única salida.

Cuando esté volvió con el Citrón Pressé en la bandeja se acercó a la mesa del sujeto y disimuladamente me levanté , choque mi hombro con el suyo haciendo que la bebida se derrama sobre el encapuchado y con la misma velocidad recogí mis cosa, sujete a Megan del brazo y nos  largamos de allí mientras a mis espaldas escuchaba los gritos del camarero pidiendo disculpas y diciendo que limpiaría todo el desorden causado, mire de reojo y sonreí victoriosa al ver que no dejaban al sujeto levantarse de la mesa.

Eso nos daría tiempo

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