La profecía

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Gellert Grindelwald, él mago oscuro más grande de todos los tiempos, pocos eran lo que no lo conocían a él y a sus metas pero muy pocos sabían el verdadero motivo por el cual su viaje empezó, el porque de su búsqueda de poder e incluso su fascinación por las reliquias de la muerte, todo en su vida desde el colegio hasta su apogeo cómo un señor oscuro, su motivación era totalmente desconocida.

Poder, fama, dinero, esas solo eran consecuencias de sus actos no su final ni su inicio, eso era algo que ni siquiera Dumbledore sabía, su motivación
verdadera nació junto al más raro de todos sus dones, la más rara y poderosa rama de la magia, la adivinación... Gellert Grindelwald era un verdadero vidente y uno increíblemente habilidoso, desde que tenía memoria siempre había tenido la capacidad de hacer pequeñas e irrelevantes profecías que apenas podían saltar un par de semanas en el futuro pero un día como cualquier otro pudo ver el futuro, se vio enfrente de una multitud de mil rostros, alabado como nadie, se vio luchando frente a ejércitos enteros luchando con una varita cuyo poder era único, la varita era tan poderosa que eclipsaba a todas las demás, él y solo él estaba destinado a cambiar el mundo mágico.

Impulsado por esa única profecía, las enseñanzas de su familia y su estudio en Drumstrang se arrojó de lleno en el estudio de las artes oscuras tratando de obtener los poderes inigualables que lo llevarán a cumplir su profecía, mientras que buscaba en su biblioteca pudo leer sobre ciertos objetos imbuidos con un poder diferente a todo la demás magia existente, las reliquias de la muerte, en un primer momento pensó que solo era un cuento para niños pero pronto comprendió que cada cuento tiene un origen real y que en este caso las reliquias eran algo más que un cuento para niños y esto solo provoco que su hambre de conocimiento y poder creciera aún más llevándolo a cometer una serie de experimentos tan aterradores que ni siquiera el instituto Drumstrang los pudo tolerar.

Gellert Grindelwald escapó para visitar a un familiar lejano Bathilda Bagshot dónde conocio a un joven increíblemente talentoso Albus Dumbledore, ambos aprendieron el uno del otro, Dumbledore tenía un resentimiento enorme hacia los muggle y las creencias supremacistas de la familia Grindelwald los llevaron a soñar con el día en que encontrarán las reliquias y con ellas gobernaran el mundo, juntos construirían un mundo donde los magos no vivieran entre las sombras porsupuesto habría sacrificios pero todo sería por el bien mayor.

La ideología de su familia y su obsesión por las reliquias de la muerte creció aún más cuando tuvo una visión de la futura segunda guerra mundial muggle, su miedo y el odió lo convencieron de que su destino era impedir todas las guerras logrando que los magos gobernaran sobre los muggle, algún día él gobernaría por el bien mayor... ¿Quien diría que su objetivo no era noble?, Acaso la historia no ah enseñado que los muggle son un peligro para los magos.

El lucho por su sueño y para cumplir la profecía pero apesar de que había encontrado una de las reliquias de la muerte está no le respondía, no como él esperaba, era fuerte pero palidecía a comparación del poder que él había visto y las dos reliquias faltantes habían desaparecido de su vista, sería imposible encontrarlas con todo el mundo buscándolo e incluso si pudiera buscarlas con libertad eso le llevaría décadas.

De las tres reliquias la varita era la más fácil de encontrar y solo la había encontrado después de años de búsqueda, incluso ahora se veía más viejo de como se vio en su profecía, no podía entender que había cambiado pero aún así podía notar que la profecía no se había alterado.

Una vez que él gobernará cambiaría todo, lograría traer un mundo mejor pero al final sus metas se desviaron un poco... El mundo se negaba a ser salvado, no podía entender por qué no entendían que lo que él hacia era por el bien mayor.

Pero no todo era negativo, ganó muchos aliados y seguidores que creían en alma y cuerpo su ideología y que lo consideraban un héroe, dentro de sus acólitos más fieles se encontraba Vinda Rosier y el motivo por el que a hora recordaba su antigua profecía.

Vinda Rosier había pedido unos meses de libertad para arreglar algunos asuntos y Gellert se lo permito pero los meses avanzaron y cuando el señor oscuro noto la ausencia de su más fiel seguidora fue a buscarla, lo que encontró lo devolvió a ese día, el día que había sellado su destino.

Vinda había quedado embarazada, el bebé tenía las facciones de su familia exepto pos sus ojos, el bebé tenía los mismo ojos que tenía su madre, en ese momento el recordó su profecía... Su mundo se vino abajo mientras caía al suelo, sobre sus rodillas solo pudo reír con ironía mientras recordaba cada detalle de la profecía, la misma que había visto cientos de veces mientras estudiaba a fondo la varita de saúco pero incluso después de tanta investigación no había notado algo, en su visión sus ojos eran verdes no azules.

Cuando toco por primera vez al bebé entro en un estado de trance mientras veía a su hijo creciendo en hogwarts bajo las enseñanzas de un viejo Albus Dumbledore, pudo ver el increíble talento de su hijo y su descomunal poder, incluso pudo verse a si mismo de anciano tratando de guiar a su hijo, podía notar la varita de saúco y su enorme poder pero él no era el portador.

Ahora todas las trabas en su camino se explicaban, la profecía no era suya, era de su hijo, por eso Albus Dumbledore no aparecía con el, por eso no reconocía a sus seguidores, él había estado equivocado, todo lo que había hecho lo había justificado con su profecía, Gellert rio cuando noto que fue su creencia en la profecía lo que la había hecho realidad, sin todo lo que había hecho nunca habría conocido a Vinda Rosier, al final él tenía la razón.

Había muchas cosas que no entendía pero sabía que su profecía cambiaría el mundo mágico, él entendía la necesidad de un cambio, la corrupción y el racismo no eran diferentes al del mundo muggle, al final su propósito era simplemente crear un mundo donde los magos no vivieran escondidos, un mundo donde los magos como seres superiores mandarán sobre los no magos.

El estaba decidido, su conquista podría esperar ahora necesitaba procurar el bienestar de su hijo, además en la nueva profecía pudo notar que se encontraba en una prisión... Su destino era fracasar pero al final ganaría si podía cumplir la profecía.

Gellert tomo la varita,  había estudiado sus orígenes y su camino a través de la historia,  había llegado a entender  la varita a un punto que nadie más lo había hecho, la varita no sería diferente a las demás si está era robada, su poder aumentaría si está era tomada a través de un duelo o asesinato, pero su verdadero poder se obtenía de una manera muy contradictoria, el anterior maestro de la varita comprendiendo la naturaleza que esta tenía tendría que cederla de buena voluntad a otra persona.

La varita de saúco, era algo que cualquiera quisiera obtenerla y su historia era una prueba de eso, pero quién en su sano juicio la entregaría sabiendo el poder que tenía, quien la entregaría por buena voluntad...
Talvez Vinda podría ayudarme pero la varita era inteligente, notaría que su dueño la perdió intencionalmente y seguiría dormida, incluso si ese no fuera el caso no podía confiar algo tan precioso en Vinda sin ningún juramento mágico de promedio y si hubiera un juramento la varita podría notarlo.

Si juntamos eso con la profecía era obvio que yo nunca estuve destinado a ser el amo de la varita de saúco, sería mi hijo, en este mismo momento, un bebé recién nacido podría convertirse en el amo de la varita... El destino definitivamente era curioso y las profecías tenían una extraña forma de cumplirse, mi obsesión por las reliquias, mi obsesión por el poder solo eran ramificaciones de mi verdadera meta, cumplir aquella profecía que me había cautivado desde pequeño, probablemente nadie más que un vidente podría entenderme, las visiones eran más que un simple recuerdo del futuro, las visiones eran una magia tan increíble que incluso el mago más poderoso caería por ellas, era el peso del futuro y lo desconocido, el peso del destino.

Es por eso que esa misma noche mi quería Vinda tuvo que perder su vida, sabía que me perdonaría  pero poco importaba después de todo era por el bien mayor.

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