Gellert tomo con rapidez la primera botella y vertió su contenido en el pensador, apesar del dolor de su cabeza no tenía tiempo de buscar alguna poción o hablarle a Albus, el necesitaba respuestas y solo había una persona que podía dárselas, su padre.
Introdujo su rostro dentro del pensador y vio como las gotas negras de los recuerdos se movían como tinta frente a sus ojos, la tinta empezó a moverse mientras creaba sombras de lo que alguna vez fue, a hora se encontraba en el castillo de Drumstrang la escuela mágica con una obsesión por las artes prohibidas, podía ver cómo su padre leía con rapidez una carta enviada por aparentemente un miembro del ministerio búlgaro de magia, había encontrado la ubicación del famoso Mykew Gregorovitch fabricante de varitas que supuestamente era el poseedor de la legendaria varita de saúco, Drumstrang había caducado a hora tenía una meta más importante sin embargo tener el localizador y el contrato mágico vinculante de la escuela sería una molestia, quizás sería una buena idea mostrar alguno de sus experimentos menos éticos, sería mejor que el director lo expulsará a llamar la atención rompiendo el los contratos.
Después de ser expulsado Gellert fue directamente a la casa de Gregorovitch y logro desarmar al mago sin muchos problemas, había conseguido la primera reliquia y después de unos pocos usos se dió cuenta de la diferencia entre los poderes de sus varitas, no era tan abrumador pero está varita era prodigiosa en todas las ramas mágicas y no solo los encantamientos y maleficios como su antigua varita, incluso si no fuera una varita tan increíble como la relataban las leyendas era una mejoría considerable, pronto obtendría las demás piezas y se convertiría en el único amo de la muerte.
Gellert se sentó en la habitación de la mansión Grindelwald, aunque el fondo era diferente, colgado en la pared se podía ver un pequeño árbol genealógico aunque no pudo verlo bien, logro ver las ruinas de una mansión descompuesta donde encontró un anillo con una piedra negra, no reconocía la casa pero había reconocido la piedra, solo era cuestión de tiempo, quizás su tía abuela podría ayudarlo a encontrar alguna pista, las reliquias serían suyas pero antes de ir al Valle de Godric tendría que hablar con algunos ex-compañeros suyos.
La imagen empezó a dispersarse en tinta que flotaba a la superficie, el joven Gellert salió del pensador y coloco su varita en la superficie del pensador, con un hechizo sencillo el líquido negro se separó del agua y floto hacia un pequeño frasco, guardo cuidadosamente el recuerdo para revisarlo con más detenimiento después y tomo el siguiente frasco, esperando que tenga más información sobre las reliquias aunque había la posibilidad de que su padre no supiera mucho, incluso el podría saber más, no sabía que fue lo que le había pasado cuando leyó el libro pero definitivamente era magia muy especial, nunca pensó que pudiera tener el don de la adivinación pero esto era algo diferente.
El chico tomo el segundo frasco y vio como Gellert empezó la relación de Gellert y Albus... Fue incómodo después de la primera semana, es decir mi padre y Albus si que eran intensos con sus pláticas y sus miradas larguísimas, esto debería estar etiquetado como contenido adulto, si así eran sus pláticas no quería imaginar sus momentos más íntimos.
Quitando la incomodidad esos recuerdos le habían dado información valiosa, si Albus y Gellert pensaban que existían debía ser por algo, además de que ellos eran los únicos que podrían identificar objetos así cuando el mundo mágico estaba lleno de ellos, después de meditar por minutos se dió cuenta de que no había buscado de la manera correcta, se agachó frente al pensador y empezó a buscar algún frasco que tuviera la información sobre la varita, para su mala suerte no encontró ninguno y eso lo dejaba en una muy mala posición.
Gellert regreso a su cuarto y se tumbó en la cama, había tranquilizado a sus elfos domésticos y había leído el libro, no había nada que fuera de lo que uno esperaría de un cuento para niños, así que si quería obtener información solo había tres formas de conseguirla, la primera de ellas era ir a Nurmengard para poder hablar con su padre, otra opción era decirle a Albus sus sospechas sobre las reliquias aunque era probable que el viejo haya sospechado de su varita, por otro lado el podría investigar por su cuenta, cualquiera de las tres opciones era ineficiente en este momento, después de todo no podría salir de su casa hasta el próximo año, ahora más que nunca deseaba tener la libertad de moverse por el mundo mágico aunque sabía que eso no sería posible hasta que pudiera defenderse por su cuenta, solo podía pararse para el futuro.
Era increíble que a pensar de que ya tenía más de diez años estando despierto, aún se preguntaba ¿Cómo se sentía el viento?, ¿Cómo se veía el cielo?, ¿Cómo se escuchaba la lluvia?, ¿Cómo era tener un amigo?, ¿Cómo era no estar solo?, Solo era un niño que vivía a través de sueños y recuerdos de otra vida, mientras ignoraba su soledad, teniendo la esperanza de que el tiempo pasara más rápido.
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El Heredero De Los Grindelwald
Fiksi PenggemarGellert Grindelwald fue un mago oscuro muy poderoso, lo que lo impuso por su camino fue una visión, el tenía el don de la adivinación y pudo verse gobernando, en su visión el poseía las tres reliquias de la muerte... pero se equivocó y el mismo noto...