Mi viejo amigo

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El pequeño heredero había sido llevado a bulgaria a la más antigua y noble casa de los Grindelwald, donde las protecciones antiguas y nuevas se fusionaban protegiendo los terrenos, la magia del señor oscuro Grindelwald era fuerte pero no lo suficiente para lograr su nuevo plan, necesitaba ayuda para completar el ritual y convertir su mansión en una fortaleza totalmente indetectable, cuando su plan estuviera listo y solo cuando estuviera listo tendría que usar las pociones correctas definitivamente era un milagro que todavía tuviera una buena relación con la señora Perenelle.

Su nuevo plan estaba avanzando a grandes velocidades, pronto estaría en sus últimos pasos pero primero tendría que encontrar y arreglar algunas cosas, después él seguiría con su plan, talvez falle pero fue su plan lo que lo llevo hasta este lugar, aunque también podría hacer su otro plan.

El tiempo pasó rápido mientras que su plan se iba completando, en este momento estaba sentado en un salón, realmente no sabía de quién era está casa... Uno más de sus seguidores pero ese no era lo importante, estaba seguro de que pronto llegaría un viejo amigo, él sería uno de los últimos pasos de su plan, con él todo estaría listo con cada pieza colocada en su lugar.

–¡¡Detente Gellert, lo que tú estás haciendo está horriblemente mal!!–, grito un joven mago según entro al salón.

–Tambien me alegra verte, Albus amigo mio–, saludo el mago tenebroso sin inmutarse.

–¡¡Esto es algo serio, cientos de inocentes están muriendo!!–, grito con rabia el Dumbledore.

–Y es por eso que quiero hablar contigo, salvar a un inocente de una vida de prejuicios–, explico Gellert sin prestarle mucha atención.

–¿Que estás tramando?–, pregunto Albus.

–Nada bueno, eso debes de tenerlo seguro–.

–Gellert tienes que parar esto–.

–Estoy muy lejos del último punto de retorno–.

–Podemos lograr algo, nunca es muy tarde se que puedes objetar que estabas bajo la maldición imperio–.

–Jamás creerán algo como eso, soy demasiado poderoso y real para ser detenido por algo como eso–.

–¿Que es lo que piensas que vas lograr?–.

–¿Actualmente?, Temo decir que no mucho, después de todo notaras cierta ironía al descubrir que mi plan ya estaba destinado al fracaso desde un inicio–.

Albus se quedó helado al escuchar las palabras de su amigo, acaso Gellert había recapacitado, él joven mago estaba por hablar cuando noto que la mirada de Gellert brillaba con una gran ambición, la misma que recorría sus ojos en su tiempo de amigos, Gellert
definitivamente estaba tramando algo, casi desearía poder ver sus pensamientos pero el Grindelwald tenía un talento inconmensurable con las artes mentales, de los dos magos sin duda él era el más versado en oclumancia, aún así eso solo lo preocupaba más, Gellert pocas veces mostraba sus emociones tan abiertamente, de hecho solo lo hacía mientras hablaba de las reliquias, pero esto era diferente.

–¿Por qué me llamaste?–.

–Quiero ocultar algo, necesito a una persona para el encantamiento Fidelio, runas y para un pacto inquebrantable, necesito asegurarme de que alguien este a salvó y no se me ocurre alguien más que tú para proteger esa cosa–.

–No se que te haya dado a entender que estaría siquiera dispuesto a escucharte y mucho menos ayudarte, pero que...

–A cambio romperé el juramento de sangre que hicimos, entonces podrás librarte de tu culpa...¿Acaso no quieres detenerme Albus?–.

–Necesitaras contarme todos los detalles antes de que considere ayudarte–.

–Y tu necesitarás jurar que todo lo que yo te diga no será revelado hasta que mi plan esté en su segundo paso, pero dejemos los negocios a un lado, como está tu hermano, ¿sigue odiándome?, Hace tiempo que no viene a tratar de detenerme–.

–Fue difícil convencerlo, el definitivamente te odia–.

–Curioso, que pensaría si supiera que yo no fui quien asesino...

–Gellert amenos que quieras que me vaya no hables de ella–.

–Bien, lo que tengo planeado es una historia larga, será mejor que me acompañes Albus–, Gellert se levantó y con un ágil movimiento de varita una copa de cristal salió volando hacia el, con un toque de su varita varias runas empezaron a recorrerla y en pocos segundos la copa se había vuelto un traslador.

Albus lo miro por unos minutos antes de tomarlo, el mundo se movió violentamente cuando todo cambio a su alrededor, Albus se sorprendió al notar que se encontraba dentro de de una enorme cúpula incompleta pero increíblemente compleja de hechizos, el poder se sentía en el ambiente, pudo reconocer la mayoría de runas y eso fue lo que lo lleno de intriga, que diablos estaba planeando, la intriga se convirtió en horror cuando noto que habían varios frascos de pociones y runas cerca de una cuna dónde pudo ver a un bebé increíblemente parecido a Gellert.

–Estas loco–, susurro el Dumbledore mientras empezaba a comprender el plan de su amigo.

–Talvez pero esta es la única forma en la que el vivirá una vida tranquila–.

–Siempre hay otra forma...

–No después de lo que hice–, corto Gellert.

–Un solo error podría matarlo–.

–Por eso necesito tu ayuda, si todo sale bien debería despertar en un momento en el que yo solo sea un mal recuerdo, podrás cuidarlo y protegerlo–.

–Podrías esconderlo, irte con él, ir lejos–.

–Una vida de fugitivo no es una vida para un niño–(además eso no fue lo que ví en la profecía).

–El propio proseso es horrible, hacerle esto a un niño, a tu hijo, es simplemente inhumano–.

–Él no sentirá nada Albus tienes que ayudarme a proteger a mi hijo, te lo ruego–.

Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore fue un mago bendecido desde su nacimiento, talento e inteligencia además de un poder abrumador pero su bendición últimamente era una maldición, fue su poder el quitó a su hermana y su poder lo hacía sentir culpable de los actos de Gellert, él era el único que tenía la oportunidad de vencerlo, su poder a hora lo hacía el único al que Gellert podía recurrir pero este plan era una locura, sin embargo no podía negarse en ayudar a su amigo... Talvez así podría ponerle un fin a esto.

Albus levanto su varita y con resignación empezó a hacer juramentos, una idea terrible teniendo en cuenta que su única  recompensa sería romper un pacto que había hecho anteriormente, aún así el plan de su viejo amigo no afectaba a terceros, solo esperaba por el bien de su conciencia que el procedimiento deverdad  funcionará, una cosa es ser indirectamente uno de los culpables por los crímenes de Grindelwald pero otra muy distinta era ser el asesino de un bebé recién nacido, un bebé que ni siquiera había recibido un nombre.




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