Prologo
Deseaba lo que jamás podría ser suyo...
La misteriosa "mujer de rojo" que apareció en casa de Harry Styles y encendió su pasión era la única mujer que nunca podría ser suya: ______ Elliott, la hermana gemela de su ex prometida.
Después de años de amar a Harry en la distancia, una noche ______ se dejó llevar por el deseo y se coló en su cama. Pero lo suyo jamás podría ser más que un romance prohibido...
DEL DIARIO DE MAEVE ELLIOTT
Desde que era pequeña, mi nieta ______ ha sido siempre un torbellino.
Tiene un espíritu indómito, como el de un potro salvaje, pero también es vulnerable. En estas últimas semanas he visto una cierta melancolía en sus ojos que me tiene preocupada. Quizá eche en falta a su otra mitad, a su hermana gemela.
Summer ha encontrado el amor, y por primera vez ______ se siente sola. Si pudiera encontrar para ella también a un hombre bueno que la quisiera tanto como mi Patrick me quiere a mí...
Por desgracia, sin embargo, de los jóvenes que han pasado por la vida de ______ hasta ahora, ninguno ha sido del agrado de su abuelo. Claro que Patrick nunca ha sido capaz de juzgarlos con objetividad; quiere tanto a ______ que nadie le parece lo bastante bueno para ella.
Confío y espero que el hombre al que finalmente elija ______ algún día esté a la altura de las expectativas de su abuelo. Al fin y al cabo no hay nada más importante que la familia.
Capítulo 1
Harry Styles apretó en su puño el anillo de compromiso que su prometida le había devuelto, y tomó otro trago del vaso de whisky con hielo que tenía en la otra mano; el tercero en la última hora. El frío se le había metido en los huesos, en el alma, y en el corazón. Debería haber encendido la calefacción al llegar a casa, o haber encendido al menos una luz, pero su aturdimiento le había impedido preocuparse por eso. Las luces de Nueva York eran lo único que iluminaba el salón de su apartamento, donde estaba sentado, recortando apenas la silueta de la botella sobre la mesita que había frente a él. Al fin y al cabo... ¿qué más necesitaba ver?
Hacía unas horas su prometida... su ex prometida, Summer Elliott, le había puesto el anillo con suavidad en la palma de la mano y se la había cerrado. Desde ese momento no había vuelto a abrirla.
Hasta entonces había creído que la conocía, que se entendían. Después de todo Summer era una mujer con metas, como él, los dos eran de buena familia, y los dos tenían un brillante futuro por delante. Además, él estaba en la edad perfecta para casarse, veintinueve años, y su ascenso en la agencia de publicidad en la que trabajaba estaba yendo según lo previsto, pero ella había acabado de un plumazo con cualquier posibilidad de un futuro para ambos... y él ni siquiera lo había visto venir.
Habían estado saliendo durante meses, tiempo más que suficiente para saber que lo suyo podría funcionar. Él le había pedido que se casase con él hacía menos de tres semanas, en el día de San Valentín, porque había querido que su proposición fuese lo más romántica posible, como había creído que a ella le gustaría. Ella le había dicho que sí, pero durante la semana en la que él había estado fuera, cerrando una negociación con un nuevo cliente, se había buscado a otro hombre; un cantante de rock nada menos. La tímida y recatada Summer Elliott, la mujer que había pensado era su media naranja, lo había dejado por un fantoche del mundo del espectáculo.
Harry apuró el whisky, sintiendo cómo le quemaba la garganta, y estaba pensando en servirse otro cuando sonó el timbre de la puerta.
No se movió. El timbre sonó de nuevo, pero él tomó la botella y vertió más whisky en el vaso, sobre los hielos casi derretidos. Llamaron de nuevo, esa vez con los nudillos, y una voz de mujer lo llamó por su nombre. ¿Summer? No, era imposible; ¿por qué iría Summer a verlo después de haber roto con él?