Prologo
Con cicatrices de guerra, el capitán Harry Styles no tenía ninguna esperanza de que las mujeres todavía le encontraran atractivo. Ninguna querría consentir en casarse con él – excepto – tal vez, la señorita _____ Gillies, una mujer con tan poca fortuna que un matrimonio de conveniencia podría ayudar a mejorar sus circunstancias.
La poco atractiva y algo tímida, _____, aceptó su práctica propuesta – porque estaba a medio camino de enamorarse de él. Tan distante como era Harry, sin embargo, ¿podía tener la esperanza de llegar a su protegido corazón?
Capítulo 1
—Oh, no —murmuró Susannah a su amiga, la señorita ______ Gillies, abriendo de golpe su abanico y ocultando con él la parte baja de su rostro—. Allí viene el Capitán Styles, cojeando, para pedirme de nuevo que baile con él. Y no puedo. Sencillamente no puedo.
______ apretó sus labios para ocultar su repulsión ¡oh!, no hacia el Capitán Styles. El pobre hombre no podía evitar lucir así. Había perdido la parte inferior de una pierna y su mano izquierda en la misma explosión que tristemente desfiguró su rostro. Su párpado izquierdo se mantendría inclinado por siempre en una continuación de la cicatriz que cubría su mejilla, y que retorcía su boca en una permanente expresión de cinismo. No, ella no podía sentir más que compasión por él.
Era el comportamiento de Susannah lo que le molestaba.
El Capitán Styles se inclinó sobre la mano de su amiga, sus ojos oscuros se levantaron hacia los de ella con obstinada determinación.
—Buenas noches, señorita Hullworthy, señorita Gillies. —Aunque incluía a ______ en su saludo, sólo le dedicó un vistazo muy breve—. Esperaba poder convencerla para que baile conmigo esta noche.
—Oh, querido —dijo Susannah, con tan sólo la cantidad justa de remordimiento en su voz para sonar convincente—. Me temo que mi lista de baile ya está llena. Y aquí viene mi compañero para la cuadrilla.
Miró sobre el hombro del Capitán Styles, una sonrisa estiró sus labios en un lindo arco rosa cuando el Barón Dunning se acercó a pedir su mano.
______ pensó que no era culpa de Susannah que las reglas de comportamiento exigieran a una dama reprimir sus verdaderos sentimientos bajo el disfraz de la cortesía. Pero ciertamente hubiera sido mejor para el Capitán Styles si le hubiera dicho cómo la hacía sentir. Así no seguiría acercándose a ella y siendo despreciado tan sutilmente sin saber que la sola idea de que él la tocara hacía que Susannah sintiera náuseas.
Ella le lanzó una mirada conmovida mientras él miraba a Susannah caminar hacia la pista de baile del brazo de su corpulento y joven acompañante. El Capitán Styles debió haber sido bastante apuesto, suspiró melancólica. Cabello oscuro, ojos igualmente oscuros, con características que aún eran visiblemente agradables, incluso bajo esa horriblemente enrojecida y arrugada piel.
Mientras que no había ningún atractivo en el Barón Dunning. Tenía un mentón débil, que se hacía más notable por una boca repleta de unos dientes prominentes, y su piel era un grasiento caldo de supurantes pústulas.
—Mucha gente sufre de granos —protestó Susannah cuando ______ señaló que la tez del Barón Dunning no era mejor que la del Capitán Styles—. ¡Él no puede evitarlo!
Además, él tenía un título. Todo lo que el pobre Capitán tenía para ofrecer era su devoción. Y Susannah podría protestar diciendo que habría odiado verse ridícula cojeando en la pista de baile con un hombre que tiene una pierna falsa, pero no le preocupaba cómo luciría al bailar con el tambaleante Conde de Caxton. El chisme era que el viudo cadavérico iba en busca de su tercera esposa, y sin embargo Susannah estaba lista para ahogar sus remilgos a cambio de algo que siquiera se aproximara a un título.