Prologo
Cuando ____ dejó a Harry Styles, juró que jamás volvería. Por culpa de él había arruinado su vida, su carrera... y había perdido al hijo que esperaba. La que una vez fue una famosa modelo envuelta en encajes de seda, apenas podía realizar la tarea de reunir los pedazos que quedaban de su vida.
Y ahora Harry quería que volviera. ¿Cómo lograría ella enfrentarse al hombre a quien más odiaba en el mundo, a un hombre con corazón de hielo...?
Capítulo 1
La sala de urgencias del hospital estaba llena, pero el hombre que acababa de entrar no veía ni a los niños que gimoteaban ni a los innumerables adultos que abarrotaban la sala de espera. Llevaba la camisa a medio abotonar, y no había tenido tiempo de afeitarse ni de peinarse.
Se detuvo ante el escritorio a un lado de la entrada, y bastó su expresión para que la enfermera le prestara atención inmediatamente.
—¿Sí? —le preguntó con cortesía.
—Me llamó la policía para avisarme que trajeron a mi hermano aquí. Su nombre es Bruce Styles —contestó él con voz cortante, incapaz de controlar su impaciencia.
—Lo llevaron a cirugía —contestó la enfermera tras consultar la computadora—, El doctor Lawson realizó la admisión. Un momento, por favor.
La enfermera levantó el auricular del teléfono, presionó un botón y murmuró algo, mientras Harry Styles recorría de arriba abajo el pasillo. La chaqueta de piel lo hacía parecer aún más alto de lo que era, y el sombrero de ala ancha de color claro ofrecía un vivo contraste con su rostro que parecía esculpido en cuero y piedra. Todo había sido tan normal aquel día... Estaba trabajando con los libros de contabilidad, barajando la posibilidad de vender varios de sus pura sangre Santa Gertrudis, cuando el teléfono sonó. Bruce tenía que estar bien, pensó. Había esperado demasiado tiempo para
hacer las paces con su hermano menor, pero seguro que aún habría tiempo. Tenía que haberlo.
Un hombre vestido de verde entró en la sala, quitándose la mascarilla y el gorro al acercarse a Harry.
—¿Señor Styles? —le preguntó. Harry dio un paso hacia él.
—¿Cómo está mi hermano?
El doctor iba a comenzar a hablar pero se interrumpió para conducir Harry a una pequeña habitación vacía.
—Lo siento —dijo entonces con suavidad—. Había demasiados daños internos. Lo perdimos.
Harry no movió ni un solo músculo. Tenía años de práctica en esconder e dolor, en mantener sus sentimientos siempre bajo control. Un hombre con un aspecto como el suyo no podía permitirse el lujo de mostrarlos, así que quedó de pie, inmóvil, estudiando el rostro redondo del médico mientras in tentaba asimilar el hecho de que nunca volvería a ver a su hermano que a partir de aquel momento se quedaba solo, completamente solo.
—¿Fue rápido? —preguntó al fin. El médico asintió.
—Estaba ya inconsciente cuando lo trajeron y en ningún momento volvió a recuperar la consciencia.
—Me dijeron que hubo otro auto involucrado en el mismo accidente. ¿Hay más heridos?
—No. El otro vehículo era uno de esos enormes camiones y apenas tuvo algunas abolladuras. Su hermano conducía un convertible, y al dar una vuelta, no tuvo ninguna posibilidad.
Harry había intentado hablarle a Bruce del peligro que entrañaba ese coche, pero sin éxito. Cualquier consejo que viniera de su hermano mayor era inmediatamente rechazado. Esa era una de las consecuencias del divorcio de sus padres. Bruce había sido criado por su madre y Harry por su padre, y las diferencias en su educación eran aplastantes, incluso ante los ojos de un extraño.