𝑬𝒍𝒆𝒈𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒂 𝒍𝒂 𝒑𝒆𝒐𝒓 (𝑫𝒂𝒏𝒊𝒆𝒍𝒍𝒆 𝑪𝒐𝒏𝒘𝒂𝒚)

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D: Vamos Alex, me dirás la puta verdad, ¿por qué te llamo Danielle? 

A: Darren yo no… - iba a explicarle pero me interrumpio -

D: ¿Acaso finges ser alguien conmigo o con los demás? ¿Qué coño eres? Y por que habian armas en tu cuarto? - se le notaba enojado y a la vez decepcionado -

A: Soy solo un trastorno - baje mi cabeza ocultando mis lágrimas de él - realmente este cuerpo es de Danielle, Danielle Conway - lo mire y su vista se había transformado en una confundida - ella es la buena, la real, la que sirve para algo...no como yo - el solo me miraba sin decir nada - entiendo si quieres terminar conmigo, solo soy una enfermedad - una lagrima cayo de mi ojo y el me abrazo -

D: No...tu no eres una enfermedad

A: Si lo soy, y cuando se enteren me meteran en un internado y probablemente no me veas más - el solo me abrazo fuerte - 

D: No dejare que eso pase

A: ¿Lo prometes?

D: Lo prometo

No me dejaba del todo segura su promesa, pero solo me quedaba confiar en él ya que era el único que me apoyaba. No me separe de sus brazos así como él, estaba enamorada y por primera vez no era algo falso. 

Me desperté de golpe, aquel sueño me había pegado desprevenida, ¿por qué lo soñé? Me preguntaba. Traté de moverme pero los brazos de Edan envolviendo mi cintura no me lo permitían. Me gire quedando cerca de su bella cara, era muy tierno verlo durmiendo. Lo acaricie esperando a que se despertara poco a poco, pero en cambio al parecer estaba despierto, aún con los ojos cerrados y la voz ronca me dijo:

E: Eres demasiado tierna

Alze el seño, este hombre no me conoce, bese sus labios y él se puso encima mio, ya tenia sus ojos abiertos. Nos quedamos mirando y repasando la cara del otro, sus ojos y su nariz eran perfectas, sus labios redondos pero al mismo tiempo finos llamaban mucho mi atención. Comencé a sentir su miembro ponerse erecto y sonreí pervertida relamiendo mis labios.

A: ¿Me dijiste tierna?

E: De vez en cuando lo eres.

A: Hhm - bese sus labios con intensidad - ¿mañanero? 

E: No sé, pero calmalo. 

Sonreí divertida y de un momento a otro me encontraba encima de él pero al segundo me acosté a su lado abrazando mis rodillas contra mi pecho, mis caderas dolían más que nunca.

Maldición Danielle, pensé que estabas acostumbrada a esta mierda. 

Edan rió.

E: Sabia que no podrías - lo mire con el ceño fruncido - tu aceptaste - rodee los ojos mientras bufé y mi telefono comenzo a sonar, el lo cogio - Ten

Me paso el teléfono y descolgue la llamada

C: ¿Dónde estás?

A: En un lugar ¿Que quieres? - dije de mal tono -

C: Ven a la comisaría, en 20 minutos te quiero en mi despacho - colgó sin dejar que termine de hablar -

E: ¿Quién era?

Lo mire, no sabia que decirle. ¿Qué pensaría si le digo que mi padre? Quizás se de cuenta de que es el Superintendente de la ciudad, aunque no le he visto metido en nada malo, pero yo sí, sería raro. Suspire