Capitulo 1

288 13 0
                                    

Miró la mansión alzándose imponente detrás de las rejas de la entrada, cubierta de maleza y deteriorada, oscura, casi como un castillo embrujado, y no pudo creer que después de tres años en el exterior hubiera vuelto. Las puertas de roble envejecido hicieron un ruido estremecedor cuando las abrió de par en par y las velas del recibidor se encendieron inmediatamente, reconociéndolo. Sus zapatos de cuero de dragón resonaron en el mármol mientras avanza, todo estaba cubierto de polvo y telarañas, los muebles tapados cuidadosamente con sábanas blancas como extraños espectros de diferentes formas. El olor a magia oscura llenó sus pulmones, esa oscuridad latente que amenazaba con devorarlo todo desde cada rincón del lugar y lo único que podía desear era salir corriendo y alejarse de los fantasmas que invadían la mansión, pero ya había dado su palabra.

Burdeos, Francia 5 de noviembre de 2001

Señor Draco Malfoy:

Mediante la siguiente carta, como posiblemente pudo haberse enterado, tenemos el desagrado de comunicarle que el prisionero 142 Fenrir Greyback y el prisionero 133 Antonin Dolohov han escapado de su confinamiento en Azkaban en el día de ayer, 4 de noviembre de 2001.

Solicitamos su colaboración para lograr dar con el paradero de dichos criminales dado su prestigio como auror en el Ministerio Francés de la Magia y su relación con los mortifagos durante la Segunda Guerra Mágica.

Lo esperamos a la brevedad.

Muy cordialmente.

Rufus Scrimgeour.

Jefe de la Oficina de los Aurores del Departamento de Seguridad Mágica.

Greyback y Dolohov, los muy malditos habían logrado escapar de Azkaban, la que se suponía que era la cárcel más segura e impenetrable del mundo mágico. Un suspiro se escapó de sus labios inconscientemente.

-Hiba- le gritó a la mansión, inmediatamente se oyó un chasquido detrás de él.

-Señor, usted llamo a Hiba- canturreo una pequeña voz.

-Si, necesito que limpies toda la mansión-

La elfina abrió aún más grande sus saltones ojos verdes, observando por primera vez el salón, se llevó una mano a la boca para ahogar un grito de espanto y con la otra arrugó su vestido rosa.

-Puedes llamar a Nori para que te ayude si quieres- informó mientras daba media vuelta y comienza a dirigirse hacia la salida. -Y abre todo, puertas y ventanas, que circule el aire-ordenó. Ella asintió varias veces con su cabeza entusiasmada, las orejas rozando el suelo.

El sol comenzaba a ponerse en el oeste detrás de los árboles del bosque que rodeaban la mansión cuando Draco Malfoy desapareció. La calle Charing Cross estaba poco transcurrida, la gran mayoría de las tiendas estaban cerradas debido al horario y los pocos transeúntes iban de regreso a casa. La campanilla de la puerta sonó cuando ingresó al Caldero Chorreante, un grupo de brujas de túnicas de colores estridentes se giraron a mirarlo desde su mesa en la esquina derecha y comenzaron a cuchichear en voz baja. Cuadró sus hombros y levantó la barbilla mientras caminaba hacia la barra, un mago bajito con la cabeza en forma de nuez y arrugada se acercó cojeando velozmente.

-Señor ¿Qué puedo ofrecerle? –

-Un whisky de fuego, por favor- susurró las últimas palabras mientras se sentaba una de las altas butacas.

- ''¿Es el hijo de Lucius Malfoy?'' ''No puedo creer que se atreva a volver a Londres'' ''Debería de estar en Azkaban'' ''No es casualidad que vuelva ahora que los otros escaparon, seguro debe estar involucrado''- las brujas de túnicas extravagantes parloteaban indecorosamente. Ciertamente esperaba ese tipo de comentarios, posiblemente se merecía esos insultos y más. El cantinero le colocó el vaso de whisky mientras sacaba un cigarrillo y lo prendía.

Resiliencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora