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Se había cambiado cinco veces de modelo y se había maquillado de tres maneras diferentes. No es que estuviese mal, pero era la primera vez que tenía una oportunidad para demostrar todo lo que valía, y no pensaba desperdiciarla. El cámara que la acompañaba había sido su compañero durante los últimos cinco años y con un solo gesto, por leve que este fuese, se comunicaban a la perfección. Si Anahí quería que Damiano dejase de grabar simplemente tenía que colocarse el pelo tras la oreja con un suave movimiento de mano, si quería que enfocase hacia un lado u otro, simplemente lo miraba fugazmente sonriendo y agachando un poco la cabeza y si quería que les hiciese un primer plano revoloteaba las pestañas con gracia durante unos segundos.

Los reportajes que habían hecho hasta el momento no tenían gran relevancia, pero ambos sabían que habían estado haciendo un trabajo excepcional y que se merecían esta oportunidad.

Anahí sonrió de lado. Media hora antes, Lucca, uno de sus jefes, les había llamado y les había dicho que debían estar en el partido de los Warriors esa misma noche. Amelia, la antigua reportera del equipo, había dimitido esa misma tarde porque algunos jugadores le habían llegado a hacer la vida imposible con sus constantes bromas y juegos, no dejándose entrevistar simplemente por ser mujer y reportera deportiva. Pero Anahí había aceptado el reto con una enorme sonrisa y había dado pequeños saltos de alegría cuando había colgado.

Ahora llevaba una falda de tubo azul eléctrica con una pequeña apertura en la pierna izquierda hasta mitad de muslo y una blusa blanca de tirantes que se ajustaba a su figura. El maquillaje había terminado siendo muy natural, con una suave sombra de ojos y un pintalabios que simplemente resaltaba su boca con sutileza. Tenía el pelo suelto y sus rubios rizos caían por su espalda y sus hombros como una cascada. Damiano sonrió, subiendo un poco su cámara para grabar algunas partes del partido y después poder montar un pequeño reportaje.

— Es increíble que estemos aquí —sonrió con entusiasmo—, tengo tantas ganas de empezar las entrevistas...
— Si, pero... ya sabes lo que opinan algunos sobre las mujeres reporteras deportivas.
— Eso no me preocupa. Soy una profesional y no me impresionan los juegos de machitos que tienen preparados, no son más que chiquilladas.

Damiano no parecía muy convencido con eso, por lo que había hablado con el otro cámara, como la reportera o reportero no les gustase, le hacían la vida imposible para que su trabajo no fuese bueno. Así que solo le quedaba rezar para que Anahí les gustase, y ni siquiera era creyente...

Cuando el partido llegó a su fin, Damiano ya había hecho el montaje de su pequeño reportaje y, tras el visto bueno del director, lo estaban reproduciendo en la televisión en lo que ellos iban hacia el camerino y comenzaban a entrevistar a unos y otros jugadores. Anahí estaba realmente emocionada, no porque los Warriors fuese su equipo favorito, porque nada más lejos de la realidad, sino porque había soñado con esto durante años.

Alfonso Herrera vio entrar a la última reportera al vestuario cuando llevaba  simplemente una toalla alrededor de su estrecha cintura. La recorrió de pies a cabeza lentamente, deteniéndose en varios puntos que llamaron su atención, sus largas piernas rodeadas de una falda azul eléctrico y unos tacones altos del mismo tono, sus pechos, abundantes y sugerentes bajo la camisa blanca que los envolvía, su pequeña cintura y estatura y su cara angelical rodeada de rizos rubios de diferentes tonalidades. Sonrió de lado, seria presa fácil.

La vio acercarse a él con paso decidido tras una rápida y brillante mirada triunfal y simplemente se cruzó de brazos, apoyando su peso en una de sus piernas, mientras la esperaba. El cámara que la acompañaba le seguía el ritmo, pero parecía ver miedo o por lo menos, cierto recelo hacia lo desconocido.

La rubia alargó la mano frente a él.

— Anahí Puente, soy la nueva reportera de la CDN. Es un placer conocerlo, señor Herrera, ¿le importaría que le hiciese algunas preguntas sobre el partido?

Alfonso sonrió de lado. Sabía que tenía a todos sus compañeros observando la situación desde sus respectivos sitios, algunos estaban siendo entrevistados por otros reporteros y otros simplemente se estaban cambiando o recogiendo sus cosas, esperando a ser entrevistados para irse a casa con sus familias a un club a celebrar la victoria.

— Será un placer, señorita... Puente.

Anahí lo miró con sus dos ojos azules abiertos de par en par y después asintió levemente, como sorprendida de obtener esa respuesta.

— ¿No se va a poner usted una camiseta o... algo?

Alfonso pareció dudar, pero sólo podía pensar en lo gracioso de la situación. Ella estaba levemente sonrojada, como si tuviese pudor por ver a un hombre en toalla frente a ella, ¿qué pasaría si...? Alfonso sonrió, cuando vio como ella cambiaba de postura con nerviosismo.

— Creo que así estará bien.

Anahí asintió, hizo una seña a Damiano, y este levantó la cámara con determinación. Alfonso sonrió ampliamente mientras Anahí comenzaba la entrevista. Debía reconocer que las preguntas eran interesantes y estaban bien formuladas, y estaba impresionado con el profesionalismo de Anahí, que lo había mirando a los ojos directamente en todo momento. Y por eso sonrió más cuando, poco a poco, fue deshaciendo el agarre de la toalla que lo tapaba hasta que esta cayó al suelo, dejándolo completamente desnudo frente a ella, aún entrevistándole.

Quién te creesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora