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Anahi respondió al beso los primeros segundos, hasta que se dio cuenta de lo que estaba haciendo y con quién lo estaba haciendo y, empujándolo lentamente, lo separó.

— Annie...
— No —susurró, negando con la cabeza y sintiendo un escalofrío al oírla llamarla Annie— no podemos, no puedo... No.

Comenzó a levantarse y a recoger sus cosas, hasta que Alfonso atrapó su muñeca con una de sus manos y la hizo girarse hacia él de nuevo.

— Anahí.
— No, no puedo, no. Suéltame, por favor.

Cuando lo hizo, Anahí salió corriendo de la casa, se subió al coche y desapareció lo más rápido que pudo. Llegó a su casa media hora después, se quitó la ropa y fue directamente al baño, llenó la bañera y, cuando estuvo lo suficientemente llena, se sumergió dentro suspirando. Pensaba que lloraría y se odiaría, pero en cambio estaba confundida e inquieta. Le había gustado volver a sentir unos labios calientes contra los suyos, la forma en que la había agarrado, cómo la había besado... Pero se sentía confundida porque no se sentía igual desde hacía muchos años, y no sabía porque era. Si por no haberse besado con nadie en mucho tiempo o por el simple hecho de ser él, porque lo deseaba.

El agua caliente había conseguido calmar su corazón solo levemente, aunque no lo suficiente como para tranquilizarse y conseguir despejar su mente. Se secó el cuerpo con la toalla con la que se había tapado y se puso el pijama más cómodo y calentito que tenía. Se metió en la cama sin cenar y cerró los ojos tratando de quedarse dormida y terminar ese día de una vez por todas.

— ¿Cómo fue todo con Alfonso?

Anahí se mordió el labio cuando Olivia preguntó al día siguiente. Ni siquiera había conseguido hablar con él sobre las preguntas.

— ¿Qué? —volvió a preguntar— ¡pasó algo! Y no de trabajo —sonrió ampliamente— ¿verdad?

Anahí la miró fijamente, quedándose en silencio.

— Tu silencio habla por ti, cuéntame todo. ¡Todo!
— No pasó nada —susurró, con voz ronca.
— Anahí...
— Me.. me... me besó.
— ¡Ahhhh! —chilló, haciendo que varios compañeros levantasen la cabeza y mirasen a Olivia— Lo siento —sonrió tímida, acercándose más a Anahí— ¿Y luego?¿Te llevó a la cama?¿Lo hicisteis contra la pared?¿En la mesa? Tiene pinta de hacerlo en cada rincón. Por favor dime, dime.

Anahí se sonrojó de pies a cabeza.

—Me fui.
— ¿Perdona?
— Que me fui. Yo...

Se tapó la cara con las manos y respiró lentamente.

— Anahí, ¿me estás diciendo que Alfonso Herrera te besa, y tú te vas corriendo?

Anahí volvió su mirada hacia el ordenador, ignorando a Olivia y su estúpida pregunta. Pero no dejó que se salirse con la suya, atrapó su muñeca, haciéndola girar de nuevo hacia ella, como Alfonso había hecho la noche anterior, y la levantó de su silla.

— Anahí, no puedes seguir así. Necesitas volver al vivir.
— ¡Estaba bien hasta ahora! —exclamó sin darse cuenta antes de tapar su boca con sus manos.
— ¿Quieres decir que te gustó?
— Pensé que me sentiría peor...
— ¿A qué te refieres?

Anahí suspiró dramáticamente y volteó los ojos, intentando quitarle importancia al tema.

— Quiero decir que pensé que me odiaría por hacerlo, que estaba engañando a James... Que no estaba bien. Pero en realidad...
— ¿En realidad...?
— En realidad quiero volver a hacerlo —suspiró.

Olivia chilló emocionada mientras daba saltitos y aplaudía frente a Anahí, haciéndola sonreír.

— Repítemelo porque no me lo estoy terminando de creer.
— No voy a repetir nada.
— Ah, pero bien que quieres volver a besarle.

Quién te creesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora