Capítulo 37

39.2K 3.5K 204
                                    

Adrián

Los olores que se mezclaban en la habitación eran mis favoritos. Esa dulzura que emanaba el pequeño bulto envuelto de sábanas en la cama lograba llevar a mi corazón hacia la luna.

No sabía realmente si esa frase tenía sentido, tampoco me importaba la verdad. Con solo pensar en ella me hacía dudar si nada de lo que pasaba a mi alrededor era real. No quería tener que vivir sin que Emily esté en mi vida nunca más. No podría imaginarme un mundo sin ella.

¿Quién daría paseos conmigo por el bosque para observar las flores? ¿Y quién se quedaría conmigo hasta tarde en la noche, leyéndome al oído para que pudiera dormir pensando en ella? ¡¿Quién se dejaría hacer por tres lobos odiosos y nos amaría como ella lo hace?!

-¿Adrian? - su dulce voz me hizo estremecer, llenando mi cuerpo de escalofríos. Se sentía como si miles de hormigas caminaran bajo mi piel, pero, por alguna razón, era algo bueno.

-¿Qué pasó, cariño? - me acerqué despacio a su nido, no quería invadir su espacio. Ella solo abrió los brazos, invitándome a abrazarla y dormir con ella.

¡Oh, Diosa, que hermoso lugar para dormir!

Me acosté con una gran sonrisa en mi rostro junto a ella y rodeé con mis brazos su cintura. Apoyé mi cabeza sobre sus pechos y crucé mi pierna entre las suyas. Pude sentir mi excitación creciendo, mi polla despertando en mi pantalón. Sin embargo, no hice nada con ella.

La abracé y escuché sus latidos relajados. Su respiración rápidamente se ralentizó y cayó dormida. No pude evitar alegrarme de saber que se sentía así conmigo. Las mujeres embarazadas eran muy protectoras, no dejaban a nadie dentro de su nido si no se sentían seguras y menos aún se dormían con cualquier animal cerca. Pero ella confiaba en mí.

Comprobé que ella estaba completamente dormida y salí un poco de su agarre, lo suficiente como para dejar su corazón y dejar mi cabeza sobre su estómago. Su suave pancita, pronta a volverse más grande, mucho más grande.

No podía evitar verla embarazada. Seguro que sus pechos iban a hincharse, qué maravillosa idea. ¡Pero no podría abrazarla! ¿Qué pasaría si se hinchaba tanto por el embarazo que nunca más podría abrazarla como ahora? ¡¿Y si termina comiéndose la casa?! ¡¡¿Qué pasará con el sexo?!!

Y entonces, para relajar mis preocupaciones y demostrarme que ellos se encargaran de cuidar a mamá, el pequeño golpeo de no uno, sino dos corazones sonó levemente en mi oreja. Una lágrima se escapó de mis ojos sin poder evitarlo. Dejé un pequeño beso dirigido a ambos y me acomodé para poder seguir escuchándolos en mis sueños. "Los amo"

Es muy corto, lo sé. Pero quería subirlo. Lo escirbí una vez en un viaje largo que tenía y pensaba quedarmelo en privado, pero me parece muy tierno así que se los regalo xd.

Cosas del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora