Capítulo 1

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Temblaba de angustia, temor y nervios, a su espalda uno de sus mejores amigos reía y la apoyaba, él era el único que sabía de su plan de matrimonio. Era una sorpresa para su novia, iba a pedirle finalmente matrimonio, recordaba el brillo con el que decía el un día querer casarse, recordaba el brillo que emitía al hablar de sus amigos y una propuesta pública. Ella era diferente, normalmente alguien detestaba que se le propusieran en público por tema de presión social, ¿pero ella?, ella soñaba con eso.

-Tú puedes, Camilita-Apoyó susurrante colocando su mano en el hombro de la morena, quien tembló aún más por el nerviosismo.

Había algo extraño en ella, su corazón latía lentamente pero doloroso, parecía como si quisiera pararse, tal vez serían los nervios y la emoción por pedirle a esa hermosa ojiazul que fuera suya y ella de ella.

-¿Ella ya está allá, verdad?-Preguntó en voz baja mirando a su amigo pelinegro, quien sonrió y asintió.

-Sí, ya prepare todo, tú no te preocupes por nada-Camila suspiró temblorosa elevando su mano para ver mejor aquella cajita roja de terciopelo rojo-Tú céntrate en que diga que si, ya sabes, las palabras bonitas le encantan-Le guiñó el ojo juguetonamente.

Debió darse cuenta.

Inhaló profundamente llenando sus pulmones de aire para contenerlo algunos segundos y después exhalar, en un intento de poder calmar sus nervios. Sintió la mano grande de su amigo presionar su hombro en un silencioso llamado, era hora. Giró su rostro a su amigo y le sonrió nerviosamente, Erick, cómo se llamaba su amigo, le devolvió la sonrisa. Ella escondió la preciosa cajita de terciopelo detrás de ella mientras su amigo estiraba el brazo para abrir la puerta, apenas se entre abrió la puerta, el ruido del otro lado le empezó a llegar, había mucho ruido, demasiado, le gustaban las fiestas pero sí le daban a elegir entre un sábado de películas un sábado fiestero, preferiría mil veces el sábado de películas.

Sin embargo, últimamente había ido a demasiado a fiestas por su novia, a quién le encantaba salir.

Su amigo abrió totalmente la puerta y muchos los voltearon a ver, esos rostros de todos había una sonrisa, parecían alegres, otros burlones, Camila con su mirada buscó entre las personas a su novia, y sonrío, sentía su corazón acelerarse aún más al verla ahí parada, su estómago vibró y sintió sus piernas temblar, a lo que su amigo la rodeó con su brazo teniendo cuidado de no mostrar el anillo que la castaña escondía detrás de su cuerpo con su mano.

Debió darse cuenta.

Su novia la veía con una sonrisa, una sonrisa que la hizo estremecer. Ella y su amigo se introdujeron más a la fiesta bajo la atenta mirada de todos los amigos de la pelirroja ojiazul, aunque originalmente su cabello era negro oscuro, pero ella fue quien la acompañó hacerse un cambio de look, e incluso le pago el tratamiento.

-¡Mila, Erick, tardaron en llegar!-Exclamó la pelirroja caminando hacia ellos con una extraña emoción.

-¡Oh, es que nos detuvimos por algo!, pero ya estamos aquí-La pelirroja lo saludó con un beso en la mejilla mientras la castaña veía todo con nerviosismo.

-No se perdieron mucho-Volteó a ver a la castaña con una sonrisa, la cual fue retribuida por la castaña-Cariño, te ves linda-Se acercó a ella dejando un beso en la nariz de la castaña, quién se sonrojó violentamente causando una risa burlona de la más alta.

Aunque casi todos ahí eran más altos que Camila.

-Graci-cias, tú-tú también estás linda-Su voz tembló por los nervios, sus manos se retorcían detrás escondiendo aún la cajita.

Milagro De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora