Capítulo 6

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Había algunas personas una vez salieron de la oficina, habían al menos diecisiete trabajadores, los cuales la mitad ya se estaban preparando para irse, y era un poco raro que aún no se presentarán todos los del turno de la noche, Camila asumía que la razón de eso podría haber sido que unos podrían

haber ido a merendar antes de iniciar su jornada de trabajo, ya que la mayoría de ahí amaba la comida de la cafetería, y reclamaban que no podían iniciar una jornada de trabajo con el estómago vacío, al jefe no pudo importarle menos, pero a consecuencia subió los precios para que no muchos fueran, sin embargo, hubo una protesta entre trabajadores por eso, y él no tuvo más opción que bajar los precios, aún más bajos del precio inicial, para que se callaran.

—¡Lauren Jauregui!

Alguien había gritado ese nombre, Camila frunció el ceño al no reconocer quién era, sin embargo, la presidenta a su lado soltó un quejido, iba a preguntar si sabía quién era pero no tuvo tiempo de abrir la boca cuando la presidenta colocó su mano en su hombro llamando su atención.

—Espérame unos minutos, vete adelantando—Le sonrío con culpabilidad encogiendo un poco los hombros.

—Claro—Asintió con calma—Sin presiones—Le sonrío tratando de transmitirle que no estaba enojada, pero ni siquiera sospecho del nombre.

—En serio, lo lamento mucho—Hizo una mueca apretando levemente su hombro.

—Oh vamos, no es nada, tal vez pueda huir y así no pagarte nada—Levanto las cejas con picardía recibiendo una sonrisa de su jefa mientras negaba.

—Ni se te ocurra, sino el Lunes tendrás que hacerlo doble—amenazó señalándola con su mano libre mientras la fulminaba con la mirada en modo de juego.

—Anda ve, parece desesperado mientras agita la mano—Río llevándose la palma de una de sus manos instintivamente cubriendo su boca mientras señalaba con la cabeza al hombre a unos metros de ellas.

—Robert—Rodó los ojos con desesperación—Te veo en unos minutos—Le sonrió soltándole el hombro recibiendo un asentimiento de la morena concordando con ella, se dio la vuelta pero una idea le vino a la cabeza para asegurarse de que Camila no se fuera, así que con decisión se volvió a voltear y estira la mano—Sí en cinco minutos no bajo, yo soy la que invita, ¿Trato?—Pregunto alzando ambas cejas dejando aún dejando la mano estirada.

—Me parece perfecto—Asintió una vez con firmeza estrechado con fuerza la mano de la presidenta—Ya estoy saboreando la comida gratis—Sonrió burlonamente sin soltar la mano de la mujer, extrañamente se sentía bien juntas.

—Sigue soñando, Cabello.

Camila soltó una risotada ante lo dicho por la mujer de ojos verdes, pero al momento fue tanta su inseguridad que enrojeció y cubrió con la palma su boca unos momentos mirando nerviosamente a la ojiverde.

—No te tapes la boca—Murmuró la presidenta arrastrando sus dedos por lo largo de la muñeca de la castaña, aún sujetando su mano en un firme apretón—Eres más hermosa cuando ríes así—Le sonrió con las mejillas levemente sonrojadas sin dejar de lado toda esa confianza que irradiaba.

—Anda, te llaman—Refunfuñó la castaña con el rostro ardiendo ante el cumplido de su jefa de trabajo.

La mujer sonrió encantadora soltando la mano de la menor, y darse la vuelta, no sin antes darle un guiño de ojo juguetonamente. La morena se quedó viendo a la mujer de ojos verdes reunirse con aquel hombre que había gritado Lauren Jauregui, ¿Quién sería ella?, ¿una amiga?, sin una respuesta alguna se encogió de hombros y se dirigió al elevador, sin embargo, fue interceptada por dos personas en la caja metálica, fue acorralada por la más alta dejándola atrapada contra la pared metálica.

Milagro De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora