Epílogo

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Pasaron el fin de semana juntas, únicamente adorando sus cuerpos y las actividades hacían un juntas, no hablaron nada relacionado a una relación-pareja, simplemente dejaron fluir las cosas, la ojiverde quería que la morena repasará seriamente lo qué significaría iniciar una relación con ella, y se lo demostró el fin de semana, quería que se diera cuenta que uno únicamente estaba ahí por un pedido de su abuela, ella quería estar ahí porque lo quería estar, sabía que esa duda había estado rondando por la cabeza de la morena, la mujer era muy obvia de cierta manera.

Ese fin de semana descubrieron cosas que no sabían la una de la otra, porque iniciar una probable relación no significaba únicamente lo carnal, sino también lo emocional, la noche del domingo fue la primera vez que la ojiverde experimento un ataque de pesadillas por parte de la castaña, en ese momento no supo que hacer puesto que la morena no dejaba de llorar y patalear como si no supiera en qué lugar se encontraba, había entrado en un pánico enorme porque la morena no reaccionaba sus palabras, y cuando trataba de tocarla Camila gritaba y se separaba de ella inmediatamente. Lo que hizo momentos después pudo tranquilizarla, era lo que hacía su abuela cuando ella tenía pesadillas, prendió una lamparita y se sentó frente a ella y empezó a cantar, Lauren no sabía mucho de tanto pero lo que sí sabía era que tenía una ronquecina y dulce voz.

Camila poco a poco se había tranquilizado, y Lauren aprovecho para acercarse lentamente hasta que finalmente tocó su hombro, pero no tuvo tiempo de reaccionar cuando la morena se lanzó a sus brazos y empezó a sollozar. No dijo nada, únicamente la tuvo entre sus brazos y siguió cantando hasta que ese canto se convirtió en un tarareo, y cuando ese tarareo se quedó en un silencio cuándo se dio cuenta que la castaña había vuelto a dormir, así que las acostó armas en las tapo y se quedó dormida aún abrazando a Camila.

—En serio, perdóname, no quería incomodarte—La morena pidió perdón durante el camino, había estado tan avergonzada de eso pero no entendía porque la ojiverde actuaba como si nada, aunque de cierta manera le relajaba que no la interrogara, no se sentía preparada para ello.

—Camz, todo está bien, enserio, no te preocupes más—Le sonrío tranquilizadoramente, inclinándose levemente para dejar un beso en su mejilla, cosas que hizo sonrojar violentamente a la castaña quién frunció los labios mirando hacia el frente tratando de no temblar—Cosita bonita—Apretó la misma mejilla que beso suavemente.

—¡Laura Sergio!—Exclamó llamándola por su apodo volteándose para darle un manotazo leve a la mano que apretaba su mejilla.

Lauren sonrió bobamente ante su apodo, y ni se inmutó ante el golpe en su mano, simplemente con tranquilidad la quito y siguió caminando alegremente, esa mujer la hacía sonreír como nunca, en donde vivía antes todos la odiaban, pero ella no sabía el porque de eso, siempre trataba de llevarse bien con todos, tal vez pudo haber sido su expresión ceñuda.

—¡Vamos, señorita Cabello, que se queda atrás!—Alzó la voz agitando suavemente la mano volteando la cabeza para verla.

Vio a la morena parada, con la mano en la mejilla caminando lentamente hacia ella, caminaba tan lento que tuvo que detenerse para que Camila la alcanzara, aunque prácticamente ya estaban frente a la empresa.

—Lau...

—Caminas como abuelita—Se burló cuando llegó a su lado.

—Oh cállate—Bufó cruzandose de brazos, dejando su mejilla.

Iba a decir algo más pero se quedó callada cuando vio la mancha roja de labial, apretó los labios para evitar reír, Camila la vio confundida y se llevó la mano a la mejilla para saber que sucedía pero no sintió nada.

—Espera..., Tienes algo aquí—Mordió su labio acercándose levemente, para después mojar con saliva su pulgar—¿Me permites?—Se trabó ligeramente señalando su mejilla.

Milagro De LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora