Me puse boca arriba mirando al techo notando lo adolorido qué estaba mi cuerpo por la paliza.
Mi cuerpo fue curándose poco a poco, para cuando llegó Diana solo quedaba una costilla rota.
- Kieran - me llamó, solo le contesté un "hmm" para que supiera que la estaba escuchando -¿Qué haces hay tirado?- preguntó poniéndose de cuclillas a mi lado y acariciar mi cabello.
- Tenía calor - mentí.
- ¿No podrías haber echo con tu magia algo?- se levantó y fue al baño.
- Sí pero tendrías problemas...- susurré con una mueca al recordar la paliza que me he llevado.
-¿Dijiste algo?- preguntó desde dentro.
-Que, qué te dijo el rey - cambié el tema incorporándome lentamente.
- Ah...que me va a llevar a Obelia para enseñarle mi baile al rey - dijo alegre.
- Que bien..-dije de manera alegre pero mi rostro no lo demostraba ya que sabía que nunca saldría de ese castillo y lo que más me frustraba es que no podía interferir.
- Sí, estoy emocionada - salió del baño con un camisón puesto; caminó hasta la cama y se metió en ella - ven Ran a dormir - palmeo el lado vacío.
Sonreí y me metí con ella a la cama, la abracé por la cintura y caímos dormidos.
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Llegó el día que Diana iba a ir a Obelia, bueno yo también iba pero como un sirviente de esta. Me puse un hechizo que consistía en pasar desapercibido a no ser que tenga un maná muy alto, entonces si puede verme, claro que Diana podía verme ella era la excepción.
Nos levantamos temprano ya que las sirvientas del Rey venían temprano y no quería ganarme otra paliza al verme que dormía en la misma cama. Se llevaron tres horas arreglando la, echándole diferentes aceites... Ya al medio día cogimos camino hacía Obelia, claro otra vez me tocó andando pero esta vez por lo menos tenía zapatos.
El viaje fue cansado, llegamos de noche al castillo siendo recibido por un sirvientes, al rey y Diana lo guiaron hasta una parte del castillo pero a mí y otros sirvientes nos llevaron a los cuartos de servicio.
- Tú y tú dormirán juntos - me señaló a mí y otro joven para luego irse dejándonos solos.
- Ve a dormir a otro lado, no pienso dormir en el mismo sitio que un esclavo - entró en la habitación y la cerró con llave.
Suspiré ya cansado por el maltrato que recibía solo por "ser un esclavo".
Caminé por el oscuro pasillo saliendo a unos de los jardines del palacio. Caminé un rato hasta encontrar una montaña de hojas.
- Creo qué volveré a los viejos tiempos cuando tomaba siestas en el bosque - me tumbé en ellas escuchando las crujir.
Cerré los ojos, agudice mi oído escuchando los grillos y su canto nocturno. Me quedé dormido escuchándolos.
