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Pov Kieran.

- No era necesario que vinierais - dije irritado al ver cómo mis reinas se habían arreglado de manera extravagante para acompañarme.

- Cariño no te enfades, solo queríamos venir a tú primer acto público cómo Rey - se colgó Tatiana en mí brazo.

- Pero...su forma de vestir...- miré los vestidos qué llevaban, el de Rashta era pomposo, con demasiados volantes, lazos... y de un color rosa; el de Navier era el más formal de los tres, en sí era sencillo de un color rojo sangre, con pequeños diamantes por la falda del vestido y el de Tatiana... tenía un gran escote de forma de corazón, la falda tenía una apertura dejando ver su pierna, el color era morado oscuro.

- ¿No te gusta? - pregunta triste Rashta.

- ¡Sí me gusta!- exclamo rápidamente - solo...no quiero qué el príncipe o el emperador pongan un ojo sobre ustedes - dije celoso.

- ¡Qué monada!- chilló encantada Tatiana.

- Sabes qué nosotras solo tenemos ojos para tí - dice con una sonrisa Navier.

- ¡Ran es lo más importante para Rashta!- dijo con un pequeño sonrojó en sus mejillas.

Yo solo les sonreí. Cada día las amaba más.

- Mis respetos al Sol de Obelia y a sus estrellas - hice una reverencia, me encontraba mostrando mis respetos junto a mis reinas

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- Mis respetos al Sol de Obelia y a sus estrellas - hice una reverencia, me encontraba mostrando mis respetos junto a mis reinas.

- Bendiciones al Sol de Obelia y a sus estrellas - escuché a las tres féminas que venían conmigo.

- ¡Oh, sí es el Rey de Itenae! - exclamó el emperador Eibom con una sonrisa altanera.

- Así es su majestad, me presento soy Kieran Chelem Itenae - hago una reverencia.

- Bien, bien, un joven con modales me gusta - dijo mientras asentía - y...¿Qué trajo de regalo para mí segundo hijo? - miró detrás mía en donde estaban mis reinas - ¿Mujeres?- dijo enarcando una ceja.

- Lo siento por desilusionar a su Majestad...- dije aparentando mis dientes, ¿Qué se creía para insinuar qué le regalaría lo más preciado qué tengo?- pero ellas son mis esposas - las señalé.

- ¿Esposas? - habló por primera vez el primer príncipe.

- Así es - afirmé.

- Pero...tres...- dijo aún desconcertado.

- En mí cultura mientras pueda permitirte económicamente y sentimentalmente mantener a más de una esposa eres libre de tenerla pero la primera, la segunda, la tercera...tienen que tener las mismas atenciones - expliqué de manera calmada sorprendiendo a los tres rubios que estaban sentados en sus respectivos tronos.

- Interesante...- murmuró el mayor.

- El regalo que le traigo a su Majestad es algo único que solo se vende en mí reino - chasqueo los dedos haciendo aparecer una caja en mis manos.

- Sabe usar magia - susurró sorprendido el primer príncipe.

Miré de reojo a Claude este sólo me miraba de manera desinteresada, cómo si no quisiera estar aquí.

- Es una pócima que ayuda al hombre, le da vigor y a la mujer hace qué su piel brille más y este más suave - abro la caja enseñando un tarro de cristal qué contenía un líquido de extraño color.

- Eso se ve...- frunció el ceño al decirlo el rubio mayor.

- No se preocupe su majestad lo he probado yo mismo - cerré la caja y vino un sirviente para llevársela.

" En realidad la probé con Artenitas..." Pensé divertido al recordar al pobre doncel retorciéndose de excitación.

Flashback...

- ¡Oye Kieran!- entró gritando Artenitas a mi habitación.

- Dígame príncipe - solté la poción en el escritorio.

-¡Te ordeno qué me des una poción para avanzar más rápido en mis clases de magia! - me exige con su brazo izquierdo extendido esperando a que le dé la poción.

Miro la poción que estaba haciendo y luego miré al príncipe con su pose arrogante exigiéndome a mí que le dé una poción... sonreí de lado, si quiere poción la iba a tener.

- Tomé príncipe - le puse la poción en la mano - pero debe tomársela en la no- paré de hablar cuando vi que se tomó la poción de una - pues a ver qué efectos causa...- murmuré yendo por mí libreta y pluma.

Pasaron los minutos y todo seguía igual, él se miraba las manos emocionado los primeros dos minutos pero al tercero frunció su ceño.

- Kieran ¿Porqué no siento nada? ¡Qué mierda me has dado! - bramó enfadado.

- Jmmm...parece qué no funciona...- murmuré apuntando en mí libreta.

- ¿¡Cómo que no...Aah...hace calor...- empezó a echarse aire con la mano.

- Pues sí que funciona - di golpecitos en la libreta con la pluma.

- Kieran...¡ayudame hace calor! - rogó desesperado.

- ¿Es mucho? - me pregunté a mí mismo ya qué solo debería ponerte un poco caliente no qué parecieras un tomate andante.

- Aah, Aah... porqué se puso duro...- murmuró el rubio al sentir qué sus pantalones apretaban.

- Parece qué si cumple su cometido al fin y al cabo, un poco menos de polvos de basilisco y perfecto - apunté ese detalle.

- ¡Explícame qué me has dado!- gritó enfadado.

- Relájate Artenitas - perdí las formalidades, me cansaban demasiado - es solo un afrodisíaco - le dije sonriente.

- U-Un...¡Pero si yo te pedí para aumentar mí magia!- se acercó a mí a pasos ligeros quedando a centímetros.

- Ya pero eso no puedo hacerlo - me encogí de hombros - su magia debe crecer por su propio esfuerzo no por una poción que durará horas o días pero no más - me di vuelta dejando la libreta en el escritorio.

- Maldito...- escupió con rencor por no darle lo qué quería.

- Ya se puede retirar su Majestad, ah y sí no soluciona su problemita...le durará unos dos días la calentura - me di vuelta con una sonrisa socarrona.

El príncipe me echó una mirada de odio y luego se fue cómo si el diablo mismo estuviera en esa misma habitación.

Fin del flashback.

Continuará...

Princesa encantadora x male reader ( yaoi/ harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora