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Jackie !
dolor.
eso es lo único que siento en mi pecho y en mi rostro, el único sentimiento palpable que mantengo en mi mente.
mi padre, aquella asquerosidad que dice ser mi progenitor ha decidido volver a castigarme. Pero para mí suerte —o desgracia— no como las veces anteriores. Solo fue un sermón ya que se enteró que me estoy hablando con un chico. Y que este es Vinnie.
y justo eso vino a escaparsele a Jacob en plena cena luego de un cuestionario que él le hizo, el pobre esta tan arrepentido de haberlo hecho que me ha pedido perdón como treinta veces ya. Por más que yo le dijera que está todo bien, que no fue su culpa. El sigue viniendo a mi habitación con cara de querer llorar y con un pequeño puchero en los labios, me pide perdón de nuevo y vuelve a irse. Muy sana la cosa.
y encima, para mejorar mi día, el señor Diore no me dejó ir a clases hoy, ya que, además de darme un sermón. También me pegó un cachetazo. Pero eso de los fuertes, eh. Me dejó marca y todo.
por ese mismo motivo decidió que falte el día de hoy. Asi que yo tuve que avisarle a Alexia el porque mi ausencia, solo espero que no se haya ido de soplona con los demás, lo último que quiero ahora es preocupar a mis amigos y a mi nov... Vinnie, eso, Vinnie.
y ahora, ¿que me encuentro haciendo? Nada, absolutamente nada. Solo estoy mirando el techo de mi cuarto con una mueca de indiferencia. Me duele la mitad de la cara y desde ayer que no logro llorar.
porque, luego del castigo y de la reprimenda, me quedé medio pasmada. Solo me dedique a volver a mi cuarto y a encerrarme en mi cuarto a intentar llorar. Pero las lágrimas nunca aparecieron. Solo me mantuve impasible y sin ningún sentimiento en mi sistema.
supongo que ya es la costumbre, ¿no?.
digo, no es la primera vez que me grita, pega o más. Es lo que hace cuando no puede castigarme de la forma que al le parece conveniente. Y la verdad, prefiero cien mil veces los golpes y gritos antes que...
dos golpes en mi ventana me hacen abandonar la línea de mis pensamientos. Frunzo el entrecejo y me recompongo en mi cama para mirar el pequeño reloj que está en mi mesita de luz. Son casi las cuatro de la tarde, ¿quien podría ser a esta hora?.
el horario escolar termino hace como unos diez minutos o algo así. Lo más seguro que es Alexia, es la única que sabe de mi falta y la única que sabe la existencia de aquella ventanita.
así que, me levanto de cama con algo de pereza y voy en busca de la silla de mi escritorio para poder subirme en ella y ver a mi mejor amiga. Pero, me llevo la gran sorpresa de que cuando abro está, Alexia no es la que está paradita allí, sino que me encuentro con un manojo de rizos rubios bastantes conocidos.
