18

4.1K 445 169
                                    

El ser humano cada vez que llega a tocar fondo recapacita de sus actos y trata de buscar una salida.

Eso fue lo que pasó con Lisa, después de tener aquella experiencia en la que casi muere, tomó la decisión de buscar ayuda. Entre Ten y yo buscamos un centro de rehabilitación donde pueda recibir la ayuda necesaria para dejar su adicción.

Pensamos que sería necesario un internamiento, pero se negó rotundamente. Con asistir a las charlas diariamente, escuchar las historias de diferentes chicos que pasan por lo mismo sería suficiente para darse cuenta la destrucción que conlleva el consumo de droga.

***

Así hemos pasado seis meses, con altibajos en donde parece que recaerá, pero toma fuerzas y no sucumbe a la adicción.

Me llena de orgullo su fuerza de voluntad, y cada vez siento que me estoy enamorando más, sí, como lo leen, enamorando. No sé en qué momento sucedió, pero llegué a un punto donde no podía pasar un día sin pensar en ella, en que cada abrazo que me daba al salir de aquel lugar me alegraba el corazón, y no piensen que dejó de fastidiar porque no, aún lo hace, lo único que cambio... Es que ahora me gusta que lo haga.

Con Jong-in mantengo la relación, pero estamos de mal en peor, cada vez nos vemos menos, con sus constantes viajes, yo que estoy atareada con mi tesis. Falta tan poco para graduarme que no tengo tiempo para nada más, bueno, para Lisa si lo hay.

—¡BUU!

—¡Joder, Lisa me vas a matar!

—No mueras que aún no te hago mía.

—Idiota, ¿cómo diablos entraste a mi casa?

—Culpa mía no es, la puerta estaba sin seguro, deberías estar pendiente, en otra puede que sea un violador— lo dijo en tono serio.

—Hmm... No me di cuenta.

—Pues ahora ten cuidado, no quiero que nadie se me adelante— sonrió coqueta.

—Que graciosa, ¿qué haces aquí?

—Ay pero que geniecito te cargas hoy.

—Estoy ocupada con mi proyecto de tesis— bajé mi mirada y continúe texteando en la computadora.

—Ah così male, yo venía invitarte a comer. Bene... Invitaré a Rosé—cuando escuché aquel nombre, me levanté de inmediato.

Esa tal Rosé era una chica que conoció en el centro de rehabilitación, y por lo que había visto se llevaban muy bien, exageradamente bien.

—La verdad, si tengo hambre, creo que puedo acompañarte— no, no estoy celosa.

—¿En serio?— su carita emocionada me encantaba.

—Sí, si, puedo darme un descanso.

—Igual puedo llamar a Rosé para hacer un trío— lo decía, mordiendo su labio inferior.

—Idiota, vamos antes que me arrepienta.

—Tranquilla, tú eres la única, principessa— se atrevió acercarse peligrosamente, mientras yo me hice la desentendida y me escabullí apagar la computadora.

Fuimos a un restaurante cerca de mi casa. Debo admitir que estaba muy atareada con mi tesis, pero no iba a perder la oportunidad de salir un rato con chucky, bueno Lisa.

—¿Qué vas a pedir, chucky?— por estar pensando en otras cosas no me fijé en lo que había dicho.

—¿Cómo me dijiste?— preguntó sorprendida, pero tratando de ocultar una sonrisa.

LA HERMANA DE MI MEJOR AMIGO - JENLISA ADAPTACIÓN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora