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Sus palabras estremecieron cada parte de mi cuerpo, era imposible no excitarme cuando tengo a la chica de mis sueños sobre mí.

Con esto creo que pongo fin a mi heterosexualidad, es gracioso pero así lo siento. Es imposible que llegue a sentir con un hombre lo que mi alborotado cuerpo siente con las caricias de ella.

Tal vez no sea lesbiana, pero no tengo dudas de que soy, Lisaexual.

Ella me pone.

En un descuido me giré y la puse debajo de mí, comencé a besar sus labios con frenesí mientras hacía fricción con mi rodilla en su centro. Soltó un gran gemido— música para mis oídos— iba por buen camino. Me arrodillé para poder sacar mi blusa con la atenta mirada de Lisa; en este momento la ropa solo estorba, ella también se incorporó para quitar su blusa, igualdad siempre... Ese es el lema.

No quitaba su mirada de mis pechos.

—¿Te gusta lo que ves?— pregunté con un poco de malicia.

—Demasiado, pero me gustará más cuando los tenga en mi boca— ¡Uff!, estoy que quemo.

—Habrá que hacer la prueba— mientras lo decía comencé a desabrochar mi brasier para dejar mis pechos a su disposición.

Los ojos de Lisa se encontraban totalmente dilatados por la lujuria.

Me acerqué a ella, ofreciéndoselos, y sin dudar tomó uno en su boca...

¡Uff!

Lo mordía y succionaba—quiere volverme loca—con su otra mano tomó el otro y lo masajeaba.

Mis gemidos cada vez eran más sonoros. Siguió besando entre ellos, pero sin detenerse continuo su camino hacia el sur; segunda parada mi ombligo, lo besó y metió su lengua en el, me retorcía del placer por lo que me estaba haciendo. Con un dedo comenzó a delinear el comienzo de mi pijama y me miro como pidiendo permiso.

En este momento ella podría hacerme cualquier cosa y no pondría resistencia. Le sonreí y levanté mis caderas para facilitarle el trabajo, me sonrió de vuelta y comenzó a quitármelo, con su atenta mirada en mi ropa interior.

—No sabes cuánto había fantaseado con este momento— me decía sin quitar su mirada del objetivo.

—Hey, mi cara esta acá arriba— le dije entre risas.

—Pero lo que me quiero comer está aquí abajo.

—¡Diablos señorita!— no se me ocurrió nada más absurdo que decir.

Sonrió y volvió a mis labios, ya los extrañaba, mordía mi labio inferior para después pasarle su lengua... Tiene bastante experiencia.

Yo puse mis manos en su espalda para poder retirar su brasier, necesitaba sus pequeños pechos. Cuando los vi, se me resecó la garganta y como perdida en el Sahara me volqué a mi única fuente de agua. Era primera vez que lo hacía pero se sentía tan bien, los succionaba y mordía con su atenta mirada. Sus gemidos y sus mejillas rosadas eran muestra de que le estaba encantando.

—Quiero tenerte en mi boca — gimió.

—Hazlo— logré pronunciar.

Me recostó y bajó nuevamente, comenzando a besar mis muslos y por sobre mi ropa interior, aspiró profundamente.

—Hueles delicioso— es morbosamente sexy.

Lo bajó, dejándome completamente expuesta a ella. Intenté taparme con mis manos, pero me lo impidió.

—Ni se te ocurra, por ahora esto me pertenece— sonrió lascivamente.

Pasó su lengua por mi centro, y una corriente extraña me estremeció.

—Aparte de oler, sabes delicioso— ¡me quiere matar esta niña!.

—¡Liz!, tu lengua por dios — me avergonzaba un poco sus palabras.

—Tranquilla, mi lengua te hará maravillas.

Para este momento mi cara era un rojo carmesí.

Siguió dándome placer; sabia donde tocar, lamer y meter... Es una experta definitivamente.

Tuve dos orgasmos que me supieron a gloria, nunca los había tenido, menos en una noche.

—¿Te gustó? — preguntaba sonriente.

—Más que eso... Me encantó— le respondí mientras le dejaba besitos en su nariz y ella me sonreía— Pero ahora es mi turno.

—No es necesario, Jennie.

—Claro que sí, quiero hacerte mía, y que te vengas en mi boca.

—Jennie ¿con esa boca comes?— preguntaba sin poder ocultar su sonrisa.

—Sí, y con esta misma te pienso comer.

Y sin más preámbulos, le quité su pantalón poniéndome entre sus piernas. Su aroma era increíble, no creí que algo así me gustaría. Besé sus muslos, bajé hasta sus tobillos para besarlos también y comencé a subir, dejando un reguero de pequeños besos y caricias en ellos.

Lentamente retire sus bragas y pude admirar su centro algo brilloso, debía ser por la excitación.

Pasé mi lengua suavemente, percibiendo, saboreando su esencia.

Me supo a gloria...

No era una experta pero comencé haciendo lo que a mí me gustaba que me haga, verla retorcerse me daba a entender que lo disfrutaba. Cuando incorporé mi dedo medio, sus gemidos se escuchaban en toda la habitación, comencé con un vaivén de arremetidas, que acompasaba con los movimientos de cadera que por inercia ella hacía.

Hasta que recibí mi premio...

El néctar de los dioses

—¿Cómo lo hice?— pregunté pícaramente.

—¿Segura que nunca lo habías hecho con una mujer?— preguntaba con total seriedad.

—Segurísima.

—Déjame decirte que esa lengua nació para esto.

No pude evitar reírme

—Si serás tonta.

—En serio, tiene un don. Es capaz de provocar tsunamis.

—Ya cállate, y mejor bésame.

Quise besarla y me hizo la cobra para poder hablar.

— Pero esa lengüita è solo mio.

—Shh— esta vez no la dejé escapar y la bese apasionadamente.

— ¡Uff! ¿Cómo que todavía tienes ganas, Jen?

—No sabes cuánto— le susurré al oído.

—Estas de suerte, tu muñequita diabólica te lo hará hasta dejarte sin poder caminar.

—Idiota— y así continuamos con nuestra noche de amor.

No me arrepentiría jamás del paso que me atreví a dar con ella, y sabía que no había vuelta atrás después de esto...

***

Esta historia no me pertenece, es una adaptación de La hermana de mi Mejor Amigo de Myrac93.

LA HERMANA DE MI MEJOR AMIGO - JENLISA ADAPTACIÓN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora