De alguna manera, yo quería que Martín se devolviera y me abrazara y me pidiera ir con él.
Yo sólo eso quería.
Pero no pasó. Él se fue en su auto cuesta arriba hacia la residencia Saint Rose, y yo seguí mi camino cuesta abajo, hacia la casa de April.
No sé por qué, pero iba pensando en todas las maneras que había de matarse esa noche.
Por ejemplo, podías tirarte a la calle y dejar que un auto te arroyase. Podrías lanzarte hacia el mar, podrías lanzarte hacia los oscuros arbustos con espinas, o podrías ahorcarte...
Mientras iba pensando en todas esas cosas, que ya se habían convertido en lo más normal para mí, empezó a dolerme demasiado la pierna.
Me empezaba a tiritar y se empezaba a contraer. Mis músculos se empezaban a dilatar, amenazando con romper mi caja toráxica.
¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?
Sabía lo que era, siempre sabía.
Sabía que en algún momento me iba a suceder, y aquí venía.
Me dieron unas ganas gigantes de vomitar, así que apreté mi estómago y me retorcí del dolor.
Lo apreté fuertemente y me arrodillé mientras sentía que mi cabeza se expandía y se reducía. La tocaba, podía sentir la diferencia entre sus tamaños.
¿Era posible todo esto?
Intenté pararme para correr hacia casa de April, iba a la mitad del camino, no me quedaba tanto, pero no podía moverme ningún centímetro.
Era como si yo estuviera pegada a la tierra. Como si me hubiera convertido en una planta con raíces bajo la tierra.
Debería matarme, de una vez, para dejar de sufrir esto.
¿Por qué ahora?
Sé qué es lo que viene. Se me comenzarán a dar vuelta los ojos, comenzaré a convulsionar y me desmayaré.
Quedaré aquí tirada, y quizás mañana, cuando despierte – si es que despierto – estaré en un hospital o tirada qué sé yo dónde.
Como lo predije, segundos después, comencé a temblar, y seguidamente, a convulsionar.
Para ese momento ya estaba tendida en el suelo gritando y moviéndome descontroladamente, como si estuviera poseída.
Luego de eso, mis ojos comenzaron a dar vueltas y a ponerse en blanco.
Sabía que eso podría pasarme alguna vez, solamente que nunca me había pasado, y no creí que me pasara tan pronto, tampoco.
Me lo dijo el médico, cuando diagnosticó mi enfermedad. <<Esto va a pasar, te vas a desmayar, vas a tener ataques de convulsiones, en los cuales tu cuerpo se comenzará a dilatar, tus extremidades dejarán de responder. Perderás, a su vez, el conocimiento, se te darán vuelta los ojos, respirarás con dificultad...
Pero no te preocupes, Milena, eso sólo te pasará cuando tu enfermedad esté de verdad avanzada, cuando no te quede ya nada, y para eso, tendrías que sufrir un trastorno de comportamiento muy grave, así que no te preocupes.
Luego, cuando ya esta enfermedad acaba con el paciente, éste antes de morir, entra en coma.
Si llegas a tener estos ataques que te acabo de describir, siempre tienes que intentar estar conciente y tener tu mente alerta, siempre intenta no cerrar los ojos y despertar.
Siempre haz todo lo posible para despertar>>.
La verdad no me importa si ya no vuelvo a despertar...
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Suicidium
Jugendliteratur¡HISTORIA REGISTRADA! Estoy algo trastornada, quizás te perturbe. ¿Quieres emprender este viaje dentro de mi mente y arriesgarte? Sentada, en el frío suelo con mis rodillas al pecho. Allí, el cuchillo en frente de mí. Lo entierro, un escalofrío al v...