Esa noche.
Esa maldita noche.
Esa pavorosa y escalofriante noche.
Eran cerca de las doce de la noche. Era trece de febrero y hacía un frío increíble al considerar que era pleno verano.
Estaba buscando a Austin por toda la casa hace ya rato, y el único lugar que me faltaba era la piscina.
-¡Por Dios Austin! ¿Te estás drogando? – Exclamé al momento de verlo ahí, con los ojos rojos cerca de la piscina y una planta que detesto a su lado.
Otra vez.
Este último mes había tenido muchas peleas con Austin por lo mismo. Mil veces, luego de cada beso, me prometía que iba a dejar de drogarse, dejar de fumar.
-Ay, Milena – dijo con desdén – déjame, ¿sí? Agradece que sólo es marihuana.
-¿Qué sólo es marihuana? ¿Estás hablando en serio?
-Milena, no quiero discutir otra vez, por favor…
-Austin, la droga está destruyéndote.
-Milena, estoy bien, sólo lo hago para relajarme – dijo acercándose a mí.
-Entonces relájate conmigo – supliqué.
-Linda – sonrió – te amo, lo sabes.
-¿Por qué me prometes que lo dejarás si no es cierto?
-Realmente lo intento, Mile, te juro que lo hago.
-¿Por qué no intentas rehabilitarte?
-¿Estás hablando en serio?
-Pues… sí.
-Yo sí puedo controlarme – dijo subiendo un poco el tono y alejándose de mí.
-Está claro que no puedes.
-He fumado sólo un par de veces este mes, Mile – me miraba con sus ojos rojos, desorbitados, perdidos.
- Estamos recién a mitad del mes.
- Bueno, ya sabes.
- ¿No quieres intentarlo ni por mí?
- Milena, ¿nunca has fumado ni probado la droga?
- Jamás en mi vida.
- ¿Y el alcohol?
- No.
- ¿Segura?
- Simplemente no me interesa. Y quiero que lo dejes por tu bien.
- Amor, relájate. De algo tendré que morir.
- Bueno, tendrás que morir solo.
Y me fui continuamente hacia la escalera para salir de ese lugar, pero él corrió detrás de mí y tomó mi brazo.
-¿A qué te refieres? – me dice, con angustia.
-Que no quiero seguir con un drogadicto.
-¡Sé clara por el amor de Dios, Milena! No sé leer entre líneas.
-¡Fui lo bastante clara! ¿No te parece? No quiero seguir con un drogadicto, ya no.
- Milena, te amo, no quiero que esto nos separe – seguía diciendo, sosteniendo más fuerte mi brazo.
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Suicidium
Teen Fiction¡HISTORIA REGISTRADA! Estoy algo trastornada, quizás te perturbe. ¿Quieres emprender este viaje dentro de mi mente y arriesgarte? Sentada, en el frío suelo con mis rodillas al pecho. Allí, el cuchillo en frente de mí. Lo entierro, un escalofrío al v...