ꜱᴏᴍᴇᴛɪᴍᴇꜱ | ᴊᴊ ᴍᴀʏʙᴀɴᴋ

Capítulo 4 ☀

Amy:

Alumbro con la lintera para ver mejor lo que hay dentro del agujero. Saco lo que parece ser un sobre de un agujero y se lo entrego a John B.

—Eso no es oro — habla Pope.

Kiara me ayuda a salir del agujero. John B reconoce el sobre de su padre. Tal vez no sea oro, pero al menos ayuda en algo.

—¡Código rojo! —exclama JJ luego de expulsar humo—. Traficantes.

Mierda, ¿las cosas no nos pueden salir bien aunque sea solo una vez? Todos corremos para escondernos, mal momento para no tener el arma conmigo.

—Son los que robaron en tu casa —susurra JJ.

—Apaguen las linternas —hablo en el mismo tono, apago la de JJ mientras el bota su cigarro—. John B, apágala.

—¿Crees que son ellos? —cuestiona Kie, nos acercamos a ver—. Tienen armas, genial.

—Debemos irnos —les digo—. Ahora.

Comenzamos a correr en dirección al portón. Una vez allí salto con agilidad, mientras los chicos me siguen los talones. Los entrenamientos diarios en Inglaterra han hecho su efecto, era de las más rápidas en la organización.

Todo pasamos bien, menos Pope ya que su pantalón se enreda en la reja. Suelto un suspiro, todo nos esta saliendo mal. JJ saca un arma y apunta a Pope. Todos le reclamamos, no confío en su puntería. Los chicos tirar al moreno de la polera, pero los pantalones quedaron en la reja.

Nos subimos a la furgoneta y John B arranca a toda velocidad. Una vez adentro suelto una leve carcajada que los demás siguen, vaya experiencia.

✿  ✿  ✿

Ahora estamos en casa de John B. No voy a mentir, me gusta pasar tiempo con estos chicos. JJ esta preparándose un sándwich, miro el pan completamente asqueada al ver una manchas verdes.

—Ese pan se lleno de moho hace tres días —informa Pope.

—Le quitaré las partes malas —responde sin inmutarse.

—Iugh —hago una mueca.

—El moho es bueno. Es un organismo natural —dice para luego darle cerrarlo.

—Es bueno para hacer que te enfermes —enfatizo—. Dejo eso, luego andarás vomitando por todos lados.

—JJ, Amy, vengan —nos llama Kie.

Nos acercamos a ellos para ver que hay dentro del sobre. Da igual si es algo importante o no, es algo de su padre y eso ya lo hace valer algo.

—¡Maldición! Hagámoslo —exclama JJ antes de dar un mordisco al pan, este le provoca arcadas y termina escupiéndolo.

—Te lo dije, rubio —finjo arcadas—. Vomito.

Me da una mirada fugaz antes de fijarse en John B, quien ahora tiene un mapa encima de la mesa.

—La cruz marca el lugar —Pope señala.

—Longitud y latitud —habla John B, vuelve a mirar el sobre—. Esperen, hay algo más —saca una grabadora.

—¿Qué rayos es eso? —susurra JJ a mi lado.

—Una grabadora —hablo en el mismo tono.

John B le da al botón de play y comienza a reproducirse. Mis nervios están a flor de piel, espero que no sea malo. He visto gente psicópata grabar mientras torturan a otra, ruego que sea algo así.

—Querido, Bird.

—¿Quién es Bird? —cuestiona JJ.

—Así me llamaba mi padre —responde el castaño.