Abby sopló un mechón de pelo de su cara. Estaba mirando a Zoran y él la estaba mirando a ella. Habían estado en ese ‘concurso de miradas’ durante los últimos treinta minutos, desde que le dijo a Zoran que se iba durante un día, tal vez dos.
--"Zoran, tengo que ir. Tengo un contrato. Mis clientes ya me han pagado una gran cantidad de dinero. Estaré de vuelta tan pronto como pueda, pero tengo que ir. No tengo otra opción."--
Zoran pasó ambas manos por su largo pelo. --"¡Ni! ¡Ni! ¡Ni!"--
No la dejaría irse fuera de su vista. ¿Y si algo le pasaba? ¿Y si ella no volvía? Era demasiado. No podía dejarla ir. Gruñó con frustración.
¿Cómo podía explicarle que él y su dragón no podían estar lejos de ella? ¡Ni siquiera por unas horas! Bueno, tal vez durante unas pocas horas, pero… ¡Maldita sea, no quería estar lejos de ella!
La fulminó con la mirada. ¿Por qué tenía que ser tan terca? ¿Qué importaba si no iba?
No iba a estar en este planeta mucho más tiempo de todos modos, si por él fuera, planeaba llevársela. Nunca en su vida había estado tan frustrado por no ser capaz de comunicarse.
La había conocido por un total de tres días, cinco si contaba el tiempo que estuvo inconsciente, y nunca había estado más frustrado en su vida.
Caminó nerviosamente de un lado a otro antes de agarrar a Abby y arrastrarla hacia la puerta. No podía esperar más. Tenía que conseguir a sus hermanos para que le ayudaran.
Abby se esforzó por mantenerse firme con Zoran. Sabía que estaba frustrado, pero ella también lo estaba. Nunca había tenido relaciones sexuales hasta ayer por la mañana y compensaban todos los años desde que llegó a la pubertad… ¡en una noche!
Tenía todavía un poco de dolor, aunque la Simbiosis parecía decidida a ayudarla a superarlo. Nunca había estado tan incómoda como cuando atrapó a uno de los pequeños diablillos de oro moviéndose alrededor de sus partes íntimas esta mañana.
Cuando gritó, tuvo que aguantar a Zoran reírse de ella mientras trataba de conseguir que la cosa volviera a su muñeca. Zoran procedió a hacerle el amor una y otra vez, sólo para poder sujetarla y ver como su Simbiosis la sanaba.
No habría sido tan malo, pero parecía que mientras más hacían eso, más deseaba eso mismo. ¡Se estaba convirtiendo en una adicta al sexo!
Mientras se acercaban a la pradera Abby retrocedió, había tocado y acariciado la nave de oro, pero nunca había estado dentro.
No sabía que esperar, pero no estaba segura de querer estar dentro de cualquier cosa que estuviera viva. Zoran le lanzó una mirada de frustración antes de girarse y recogerla en sus brazos.
Abby simplemente apretó los labios. No era el único frustrado. La única vez que parecían entenderse realmente era cuando estaban en la cama y entonces todo lo que hacían era gruñir, gemir, quejarse y gritar.
-'Un lenguaje muy universal.'- decidió Abby.
Zoran se sentó en una silla girando y dando una orden. De repente, apareció una de las pantallas con varios machos del otro lado. Abby no pudo evitar sentirse fascinada mientras se sentaba en el regazo de Zoran.
Todos eran altos, morenos y guapos. Zoran habló rápidamente al hombre de la pantalla que se dio la vuelta y se dirigió a otro hombre antes de girarse para mirar a Abby.
--"¡Guau! Estos chicos hacen que los “Chipen’n’Dales” parezcan ‘boyscouts’."-- soltó Abby mientras miraba a aquellos hombres que la miraban con la misma expresión de asombro.

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Fuego en el interior
RomanceUna mujer dulce y amorosa, en una batalla por el lugar al pertenece por el hombre al que ama. Una decisión que le cambiará su vida y la de otros, desencadenado una aventura sin igual.