Cap. 4

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Baje por el elevador. Estaba molesta con mi familia por creer una mentira tan obvia. Siempre han ignorado a mi hermano, y ahora lo apoyaron. Estaba en el lobby llegando a la calle cuando me encontré a Phill. Phill es nuestro vecino de apartamento. El normalmente madruga, ya que el tiene 19 (un año más que yo), y ya va a la universidad, pero esta mañana no. Al parecer, se perdió una clase.

-Hola-me dijo.
-Hola
-Se que vas tarde, quieres que te lleve?- me dijo, algo nervioso.
Mire mi reloj, y me sorprendí al saber que en 10 minutos empezaban las clases y mi escuela estaba a 3 kilómetros, pero lo que no sabía es que su universidad es en mi escuela. Bueno, si sé que en mi escuela también hay universidad, pero no sabía que el iba a ella.
-¿Podrías?
-Claro, bueno, si es que tu quieres.
Acepte, no porque me guste Phill, saben que mi amor es Gale, si no porque iba atrasada.

Jamás me di cuenta que tan rica es la familia de Phill hasta qué vi su auto. Era un Mitsubishi "Nueva Generación", y era de el color más caro. Claro, mi impacto cambió cuando entré. Lo que se supone que debe ser un carro brillante y lujoso es una asquerosidad profunda. Esta lleno de bolsa de comida, tiene olor a comida rápida, los vidrios están rayados y los asientos, maltratados. Por suerte mi sitio no estaba sucio. En el camino me iba contando acerca de algunos consejos sobre la universidad.
-Sabes- decía. -Todos los profesores son estrictos, pero tienen corazón. Si le sagradas, te irá mejor, pero alejaste del Dr. Roberto. Es un ogro, o la encarnación del mal, como diría Joe.
-Yo creí que el profesor Roberts era una buena persona- dije.
-No te equivoques. Tan sólo no le dirijas la palabra y todo ira bien.
-¿Y por qué le dicen Dr.?
-Porque nos obligo a hacerlo. El cree que es algún tipo de neutro cirujano plástico profesional, o algo así, pero por mi tan sólo es un maestro con un sueldo excesivo en el lugar equivocado.

Me gusto hablar con el. Me hacia olvidar los problemas que tenía en casa. Me hacia sentir... cómoda. Y sabía que algún día esos consejos me servirían para otro momento. Me despedí de el y camine al la entrada.

Sin salidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora