Cap. 15

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Había llegado al otro lado. Había conseguido hacer un salto que parecía imposible. Ahora sólo faltaba ayudar a toda esa gente. Fui por la tabla, la puse en su lugar y espere a que todos pasarás. Mientras llegaban, note que había menos gente. De los 90 que éramos ya sólo éramos 60, lo que significa que 30 personas han muerto, y aún no estábamos en un lugar seguro.

Faltaban como 20 personas en pasar, pero ya habían pasado Phill y Carl. Cuando todos llegaron usamos otra tabla que estaba ahí para llegar al siguiente edificio. Fui de lastimeras en pasar, y fueron pasando poco a poco. Cuando creí que lo lograríamos, ocurrió una pesadilla. Había mucha gente loca, justo en la calle de abajo, y notaron nuestra presciencia. Empezaron a entrar por el edificio, y se oían como subían las escaleras. Poco a poco latente fue pasando, pero ellos subían rápido. De repente, el suelo comenzó a temblar un poco. Parecía que se acercaba una multitud furiosa.

No podía controlarme, estaba demasiado nerviosa. Rompí cualquier regla posible y fui a la puerta a mirar, y lo que vi me dejo paralizada. Eran por lo menos 200 locos que subían las escaleras, y algunos tenían pegados vidrios, botellas, incluso palos y tuberías. Pero uno tenía algo especial, algo mortal, algo que acabaría con todos de un santiamén. Alguien tenía una granada, y no tenía el seguro puesto.

-¡Corran!- grite con todas mis fuerzas. Todos me voltearon a ver extrañados pero siguieron mi orden y empezaron a saltar hacia los otros edificios (que estaban pegados). Sólo Carl y Phill se habían quedado para ver que sucedía. Cuando voltearon a ver adentro, no dudaron ni un segundo de lo que tenían que hacer.
-¡Hay que bloquear la puerta!- grito Phill.

Seguimos sus órdenes y tomamos todo lo que teníamos. Agarráramos algunas tablas extras, algunos muebles, incluso tomamos lo que parecía ser anteriormente una cama. Parecía resistente, pero no aguantaría lo suficiente como para detener a todos, así que nos adelantamos. Seguimos corriendo hasta que escuchamos a alguien gritando, luego otra voz luego muchas voces, y para entonces ya me había parado. Cuando volteé no pude creer lo que vi. Era el hombre que nos había salvado en las escaleras, con lo que parecía su familia.

Y estaba siendo perseguido por una manada de locos, eran como 200. Estábamos perdidos si nos alcanzaban, ya que nos ganaban de número y de fuerza. El señor tenía mucha ventaja, pero al ver a su familia, se paró. Empece a gritar que corriera, ya que lo iban a alcanzar, pero no me hacia caso. Estaba arriba de la tabla, y yo sólo esperaba a que no hiciera lo que estaba pensando, pero ya era tarde. Estaba golpeando la tabla con todas sus fuerzas.

Tenía miedo de que muriera. Su familia ya estaba con nosotros, y los locos estaban cerca de alcanzarlo. Pero ya había logrado lo que quería, y la tabla se empezó a quebrar. Lo único que pude escuchar antes de que cayera fue "diles que los amo", por lo que me rompió el corazón. Luego la tabla rompió con el arriba. Todos los locos que venían atrás sólo se cayeron al precipicio. Algunos intentaron saltar, pero no lo lograron.

Las nuevas personas ya estaban con el grupo, y yo fui con ellos. Carl estaba preparando la pistola, y todos lo estaban apoyando. Busque entre la multitud y vi a Phill. El me vio y corrió hacia mi y me abrazo.
-Pensé que estabas muerta. Por favor no te separes- dijo, casi llorando.
-No lo haré, lo prometo- le dije.
Toda la gente estaba viendo como Carl preparaba nuestra salida.
-¡Ahora escuchen!- grito. -¡Si el helicóptero ve la señal, quiero que todos se preparen, y suban rápido, no quiero que suban como si fueran una manada de lobos!
Y dicho esto apuntó el arma hacia arriba... y disparo.

Sin salidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora