Y ahora?
Tengo la cabeza a punto de estallar con tantas cosas para decir(te), y aún así creo que la solución es callarmelas.
¿Quién puede tener tanto miedo a querer? ¿Quién puede, sin miedo, entregarse a que lo quieran después de tantas caídas?
¿Cómo te trata? ¿Te cuida? ¿Tenes miedo? ¿Estás seguro?¿Sonreís? ¿Sos feliz? Tantas preguntas, y el temor a una sola respuesta. A una palabra. A un sí. La vulnerabilidad de querer y el miedo a aceptarlo, a decirlo, el mismo miedo, una y otra vez, con otra persona.
Y cuando llega el momento de encontrarme conmigo misma, me pregunto por qué cuesta tanto querer, y dejar que alguien lo haga. Qué clase de masoquismo ¿inconsciente? ejerce uno sobre sí mismo cuando hace hincapié en alguien que no puede ser.
ESTÁS LEYENDO
Nuestro premio por no salir corriendo
Kısa HikayeFue amor. Uno de esos que nadie ve venir. Inmediato. Al que nadie apuesta. Uno que no se asume hasta que ya estás inmerso y no hay vuelta atrás. Ha sido uno de esos que se sufre tanto que los pocos ratos de felicidad apagan y minimizan las tristez...