AMNESIA ||Crepúsculo| Edward Cullen x TN ||CANCELADA

2. 2003 Washington, Forks

El primer día de clases es la tormenta de muchos jóvenes como yo, es decir, apenas tenemos 15 años y nos preocupamos de más; chicos, maestros, materias.... sobre todo, el encajar con los demás. Pero en mi caso, la escuela es como un escape, donde puedo olvidar la mayor parte de mis problemas. Mientras camino junto a mi madre me preguntaba qué tipo de chica podría ser, me vendría bien ser de las populares, pero dudo mucho que lo consiga con mi increíble habilidad para socializar y mi exagerada belleza, notase el sarcasmo.

Aun así, supongo que es mejor no darme a notar, ya que en mi anterior escuela sufría demasiado llamando la atención de los matones de la escuela, así que supongo que es mejor ser invisible a ser notada.

—Escucha ___, terminando las clases, directo a casa —dijo mí madre mientras se miraba en un espejo de bolso —. no quiero que llegues tarde

—Que si mamá, ya lo sé. Me lo has dicho desde que salimos —tome un poco de dinero de su bolso —. Gracias.

—Ya, pero quiero que lo hagas, recuerda que tu padre quiere la comida lista —mi madre me miro de arriba abajo, estudiando mi atuendo —. Por dios, esa falda está muy corta ¿No tienes frio?

—Si tuviera, no me la habría puesto ¿No crees? Además, tengo medias y estoy bien tapada.

—Por favor, mira —señalo a todos los chicos que se encontraban en el estacionamiento —. Todos tienen abrigos y tú, parece que...

Entonces el ruido de un motor nos interrumpió, era un BMW Convertible. Tome a mi madre del brazo y la orille para que después la chica rubia que conducía pasara donde estábamos.

—Bueno, entonces recuerda, terminan las clases y vas a la casa a...

—Madre ¿No es mejor que el, mínimo intenté prender el horno de microondas? —bufé—. Ya es demasiado, parecemos sus sirvientas en vez de hija y esposa —dije señalando a mi madre.

—Por dios ____. —empezó a alzar la voz —. No puedo creer que seas tan mala con tu padre, él te dio la vida ¿Y tú se lo agradeces de este modo?

—Creí que tú me la habías dado, ¡guau! es sorprendente. ¡Mi padre es el primer hombre en parir! —dije mientras ponía cara de asombro y ponía mis manos en mi pecho, exagerando la voz —. Además, el no hizo mucho, lo único que hizo fue... Ya sabes —moví las manos, nerviosa —. Solo entro y ya —sonreí.

La mujer de cabello esponjado y pelinegro abrió los ojos como platos, comenzó a hablar sobre lo malagradecida que era, yo miraba a la chica que manejaba el convertible gris, su belleza era abrumadora, apuesto que ella es la que tiene cautivados a por lo menos casi toda la escuela, después salió una chica pelinegra, pequeña y muy peculiar, en seguida un hombre, parecía un año más que yo pero sus músculos lo hacían ver más grande, además de que era desasido alto, el segundo chico era rubio, se miraba algo incomodo, lo comprendo. Y el ultimo era... normal.

—Hey, ___ ¿Acaso me estas escuchando?

—Claro que si mamá, soy la peor hija, chao nos vemos.

Le di unas palmaditas en el brazo para después pasar junto al grupito de los pálidos, parecía que estaban más que muertos, pero con demasiado estilo. El ultimo chico, me miro sin expresión alguna.

Mientras caminaba por los pasillos sentía como si toda la presión que recibo en casa se desvanecía. Era como si me quitaran un peso de encima y era un alivio que la única preocupación que debía tener en este momento era la escuela.

Las clases no son pesadas, por ahora estamos empezando con horarios y la forma en que calificarán el resto del noveno año. Sali de educación física para dirigirme a la cafetería, donde absolutamente todas las mesas estaban ocupadas, mire a mi alrededor, rostros desconocidos por doquier, temas de conversación nada cercanas a mis intereses. Mis ojos se encontraron con la chica rubia, la más bella que enseguida desvió la vista y hablo por lo bajo. No tenía ni la menor idea de por qué me parecían tan intimidantes, pero si hay algo que no tengo, es el instinto de supervivencia, así que con todo el riesgo camine firmemente a su mesa, sentí la mirada dé casi toda la escuela, esperando que el grupito de leones se lanzara en contra mía.