X

285 43 100
                                    

Capitulo X - Un reventón.

Atsumu Miya.

—¿No podemos ir más deprisa?

—¡Si acelero más, la lancha se volcará, Omi! ¡Es peligroso!

—Solo acelera, a este paso seremos notados por la guardia costera.

Estábamos empapados en agua salada, parecía que había llovido, pero no era así, simplemente las salpicaduras del mar se habían rebalsado en el vehículo. Omi se encargaba de sacar el agua con un balde mientras yo dirigía el vehículo.

—¡Omi!

Lo llamé tras señalas hacia el frente, el barco de Daichi estaba ahí, era gigante, inmenso. Era algo que debí haberme esperado, pero aún con una idea en mente, fue sorprendente.

—Ahora si baja la velocidad —Subió mi capucha para tapar mi cabello. Seguido de eso, él también se cubrió la cabeza. Sería un problema si nos reconocen antes de llegar —Hay que hacer el menor ruido posible.

Se supone que en la parte trasera del barco, en la cabina de abajo estarían Iwaizumi y Oikawa descargando los paquetes. Asi que yo iría primero para ayudar. Mientras Sakusa se encarga de guiar las demás lanchas las cuales eran manejadas por hombres de Ushijima. Afortunadamente, no habían guardias vigilando las orillas como esperábamos.

—Miya ¿No prefieres intercambiar posiciones? Está es la primera vez que te infiltras en territorio enemigo. Y honestamente, por ser una carga de mercancía tan grande, preferiría ir yo allá dentro.

—¿No me crees capaz de lograr esto? Omi —Ladeé la cabeza divertido.

—No es cosa de si eres capaz o no. Prefiero ir a lo seguro.

Kiyoomi estaba seguro de que estando él allá dentro nada fallaría. Yo también lo sabía, Sakusa era mejor que yo en esto de infiltrarse. Yo solo era un niño sin experiencia a su lado. Sin embargo, no había venido hasta aquí para ir a lo seguro. Vine a asegurarme de que esta vez, no perdería a nadie. No quería volver a vivir el sentimiento de estar ajeno a todo, de despertar un día sin un compañero a mi lado. Si iba a perder a alguien, esta vez lo viviría en carne propia. Lo vería con mis propios ojos.

—Pues no es cosa de que es lo que prefieras tú, Omi —Sonreí tras coger la cuerda. La lancé con todas mis fuerzas hacia uno de los fierros de la baranda y jalé para asegurar de que estaba firme —Es cosa de lo que Ushijima cree que es mejor. Y él me envió a mi.

—Supongo... que tienes razón —Kiyoomi jaló de la cuerda para asegurarse de que era seguro —No vayas hacer alguna tontería como cortar la soga. Te estaré esperando aquí mismo.

—¿Me esperarás? Vamos a demorar una hora probablemente.

Me paré al borde de la lancha, dispuesto a saltar para deslizarme por la soga hacia la cabina de ventilación del barco. Pero antes de hacerlo, Kiyoomi me sonrió sin vacilar, poniendo sus dos manos en mis costados.

—Te he esperado por diecisiete años, Miya. Una hora más no me va afectar.

Eso fue confuso, nos quedamos viendo cara a cara un segundo. Y en cuanto lo comprendí ya era tarde, Kiyoomi me había empujado fuera de la lancha.

—¡Omi! ¿¡Que significa eso!? —Le grité, cada vez alejándome más. Él me dió la espalda, no lo llegué a escuchar, pero sabía que acababa de soltar un bufido sarcástico —¡Omiii!








Bokuto Koutaro.

—Bokuto, tenemos que avisarle a Daichi sobre esto. Deprisa —Kuroo se inclinó sobre mi para empezar a correr hacia la salida.

Yesterday is ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora