VI

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Capítulo VI - Devuelta al mapa.

Daichi Sawamura - Presente.

—Oye, Suga ¿Cómo te sientes?

Él se encontraba mirando hacia la ventana, pero tan pronto y como lancé mi pregunta, volteó a mirarme y estiró sus brazos hacia arriba —Genial, sabes. Realmente genial —Fue su respuesta.

—Entonces... ¿por qué te ves tan preocupado? 

Deje descansar mis brazos en el apoyabrazos del sillón en el que estaba sentado. Suga tomó su taza de café de la mesa de noche y le dió un sorbo, calentó sus manos contra la taza.

—Dai ¿Si ahora mismo te pido un favor, me lo cumplirías?

Siempre le he dado todo lo que desea y lo sabe, si él me pidiera que abandone todo lo haría, si él me pidiera que me entregue a la policía lo haría, si él me pidiera que me pegue un tiro a la cabeza, probablemente también lo haría. Así que el hecho de que Suga me preguntara aquello, solo podía significar una cosa.

—Eso depende de que pidas.

Quizá en ese momento era muy obvio lo que pediría, pero yo era demasiado terco y no quería afrontarlo, no quería enterarme, no quería escucharlo. Pero no podía simplemente callarlo, así que Suga lo dijo.

—Méteme en tus negocios.

La palma de mi mano se dirigió lentamente a su mejilla y él inconscientemente se apegó a mi toque con cariño. Él mantuvo el gesto amigable, yo le sonreí.

—Suga, yo no voy a hacer eso.

—¿Por que no? Solo quiero estar contigo, Dai. Tampoco soy un inútil, sé cómo funciona esto y estoy seguro de que soy diez veces mejor que la mayoría que tienes bajo tu mando. Solo hazlo, no te cuesta nada.

La respuesta del por que no iba a meterlo en el negocio era muy simple.

—Tú sabes que yo no trabajo con paletas y muñecos, Suga.

—¡Lo sé! Y no me importa, no importa, siempre estaré de tu lado —Tomó mi mano, alejando su mejilla de mi tacto.

—Ese es el problema, los "siempre" a veces son cortos, Suga. Y en cuanto tu te pelees conmigo, cuando tengamos un intercambio de opiniones, cuando no estemos de acuerdo en lo más mínimo o ya no quieras estar a mi lado, no va importar cuanto cariño te tenga. Voy a tener que sacarte del negocio.

—¡Bueno, si eso pasa, que yo estoy seguro de que es imposible, me sacas y ya! ¿¡Cual es el problema!?

—Que la única forma de salir es eliminando al involucrado, Koushi.

Sus ojos abiertos de par en par, su mirada temblante y boca entreabierta era sinónimo de que me había entendido. No hay forma de salir de esto, incluso si yo mismo quisiera renunciar, he jodido mi vida y a todos los que me rodean desde el momento en que empecé con el primer gramo de tabaco.

—¿Y serías capaz, Dai? —Me cuestionó, apretando mis nudillos con la punta fría de sus dedos —¿Serías capaz de matarme?

—Me gustaría decir que no, Suga. Créeme, dejaría todo si tan solo pudiera negarte esa pregunta —Pero incluso no importa cuanto yo mismo tuviera malas intenciones, Sugawara siempre me veía con esperanza, como si no le importara que yo fuera la persona mas inocente o la más podrida de este planeta —¿Entiendes ahora? ¿Lo entiendes verdad?

Sugawara me sonrió como siempre, pero de ese cuerpo tan frágil con apariencia amable, pude sentir como clavó sus uñas en mi mano y ladeó la cabeza —Pues... si no me metes al negocio, vas a tener que matarme ahora mismo. Por que empezaré a luchar cada segundo, Dai, para convertirme en alguien digno de estar a tu lado —Dejó de sonreír, pero siguió apretando mis nudillos con más fuerza, hablando más alto y entrecortado —Recuérdalo, Daichi. Recuerda que fui yo, quién te puso dónde estás ahora. Fui yo... quién te puso en lo alto.

Yesterday is ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora