III

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Presente

Este fue el día en el que comenzó mi caída hacia un vacío gigante. Siempre he estado flotando en la nada, he estado flojeando un buen rato, me he dado un buen descanso, pero luego de tanto y tanto, por fin tenía una oportunidad. Era hora de hacer mi trabajo, aquel que debí culminar hace ya demasiado tiempo. Pero recién ahora tengo ganas, por que yo... ya estoy aburrido.

Me llamo Oikawa Tooru.

Y juro que estoy sobrio.

Capítulo III - Lo que ayer fue.

Oikawa Tooru.

—Maldita sea... ¿Oikawa?

—¿Si? —Le sonreí con falsa inocencia en mi expresión. Se notaba a leguas mi hipocresía. Y eso era lo mejor —¿Quién es la pequeña mierda ahora? Iwaizumi.

Su cuerpo estaba debajo del mío. Él se encontraba enredado en cuerdas, amarrado como perro a la cabecera de la cama. Se acababa de despertar.

—Dime algo, Iwaizumi... ¿A qué sabe la lejía? —Acaricié su mejilla con mi mano, para luego atrapar sus labios con dos dedos y hacerlo abrir la boca —¿Te gustaría darle otra probadita para confirmar el sabor?

Iwaizumi alzó una esquina de sus labios para sonreír —Eres una perra infeliz —Me vió darle un calada mi cigarrillo —Aún tienes ganas de escapar ¿Eh? Creí que te habías dado por vencido hace mucho.

Era cierto, quizá me había dado por vencido hace demasiado tiempo. Desde que llegué a manos de Daichi empecé a intoxicar mi cuerpo con todo lo que tenía a mi alcance. Era mi forma de sentirme libre. Pues si yo no tenía un buen estado físico, no podrían venderme, por eso soy la persona que más tiempo ha durado en esto, un año y tres meses, no puedo olvidar la fecha. Hasta ahora no estoy seguro si joder mi cuerpo fue muy inteligente, o muy jodido de mi parte. Pero funcionó, asi que aquella respuesta no me importaba.

—¿Sabes? —Me quité el cigarrillo de los labios, y la parte carcomida la empecé a incrustar en la frente de Iwaizumi, haciéndolo apretar los dientes por el dolor —No estaba en mis planes matarte, Iwaizumi. Pero estoy seguro de que en cuanto alguien abra esa puerta —Señalé mi espalda —Y tú te desates, yo tendré que correr de ti una vez más y en algún momento me atraparan. Y yo voy a morirme cuando eso suceda. Así que... ¿Por que no eres buen chico y cierras la maldita boca para colaborar?

—Si no te persigo yo, será otro. Y de todas formas, vas a morir a manos de Daichi. ¿Así que por que no me desatas y hacemos como si nada de esto pasó? No le diré nada a Daichi si prometes no volver a envenenar mi bebida.

Aquello me causo demasiada gracia. Ver a Iwaizumi intentando negociar por su vida me daba pena. Incluso me hacía pensar en dejarlo vivo.

—Iwaizumi... —Canturreé —Apuesto, fuerte y cachondo Iwaizumi ¿Eres tonto? ¿O tu madre te daba petróleo en lugar de leche?

Pude ver sus labios sonreír —Estás drogado en este momento —Soltó una risa contenida —Eso explica por que aún no me has pegado un tiro —Mi trasero en su pecho sintió como su risa venía del diafragma, y como todo su cuerpo empezaba a temblar haciéndole imposible contener su risa —Joder Oikawa ¿Crees que podrás escapar de aquí? ¿Solo por que tuviste el coraje de envenenarmer? No lo entiendes, este lugar está diseñado para que tú no encuentres la salida incluso si yo me muero.

En ese punto yo ya no podía responder. Mi mente vagaba en la nada y toda la droga que me había metido hace unos minutos empezaba a surtir efecto. No es por que realmente quería drogarme, necesitaba drogarme, no podía envenenar a Iwaizumi sobrio, mi mente hubiera hecho un "click" y lo hubiera salvado antes de que el bebiera el líquido con lejía.

Yesterday is ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora