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• I V Y •

Al menos, Demi tuvo la decencia de llevar ropa puesta cuando hizo acto de presencia.

El día prosiguió su curso normal, o bueno más bien lo que sería considerado normal luego de descubrir cosas muy importantes y caer en cuenta de que lo mejor que nos convenía a todos en ese momento era aceptar la ayuda de Demi.

Aunque me costara admitirlo y tuviera que sacrificar mi orgullo en el proceso.

Mientras esperábamos, se unieron a la sala los demás: Theo, Esdras y Moll. Aunque en un principio trataron de reanimar el ambiente, poco a poco se dieron cuenta de que era un caso perdido ya que en esa sala nadie estaba de humor por las siguientes posibilidades:

Los reyes podrían estar muertos en estos momentos.

Que Aiden se convirtiera en rey.

Yo podría ser una reina diosa, si así lo quisiera.

Si tan solo lo quisiera.

Jamás planeé esto. Pensé que después de perder tanto no tendría más que arriesgar para poder conseguir la anhelada libertad por la cual lucharon mi madre y sus aliados. No se me había ocurrido que... para que todos los demás fueran libres, tendría que sacrificarme a mí misma, convertirme en algo que no era tan sólo para conseguir los objetivos. Tan solo imaginarlo me dio nauseas.

Era demasiado que pensar y mucho más complicado de lo que parecía, tendría que evaluar las consecuencias de esta decisión con Aiden y pedirle su opinión al respecto.

Porque aunque parezca que no tuviéramos otra alternativa, él tenía una voz y debía ser escuchada. Nunca lo obligaría a aceptar este paso a la fuerza.

—Me alegra saber que están todos y todas reunidos por acá, así empezaremos más rápido —anunció Demi al cruzar la entrada.

Llevaba sus rizos contenidos en largas trenzas que eran decoradas con cuentas de colores. Su vestido estaba confeccionado con plumas superpuestas entre sí para formar una falda de color grisáceo y de forma abultada. Como siempre, cada paso que ella daba dejaba un rastro de florecillas silvestres, que lamentablemente eran aplastadas por los pisotones de los guardias árbol que tenía custodiando su espalda.

—Termina con esto rápido —mascullé sin molestarme sonar demasiado cortez.

Ella tronó los dedos, y de la nada aparecieron ramas gruesas de entre el suelo que se retorcieron y doblaron hasta formar una especie de trono en la cabecera de la mesa.

Aiden alzó una ceja, yo rodé los ojos.

En definitiva, ser extravagantes era algo que ninguno de los dioses era capaz de evitar.

—Alguien está un poco ácida hoy —dijo mientras acomodaba su falda en el recién brotado asiento—. Seré breve cariño, empezaremos analizando el principio.

—¿El principio? —cuestionó Circe.

—Pues sí —respondió la diosa elfa con su amplia sonrisa—. Un día Geo creó la tierra, el mar y los cielos.

—¿Enserio va a recitar el poema de la creación justo ahora? —interrumpió Ginger.

Demi frunció el ceño.

—¿Necesitan mi ayuda o no?

Necesitamos la ayuda la una de la otra querida, no te hagas ilusiones —la corregí—. Puedes proseguir en lo que estabas.

Ese comentario la hizo mantener su mirada con la mía por tanto tiempo que muy en el fondo agradecí porque sus poderes no tuvieran nada que ver con matar cosas con la mirada.

Ylia II | Demonios y Brujas ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora