𝗨𝗡 𝗩𝗜𝗔𝗝𝗘 𝗦𝗜𝗡 𝗥𝗘𝗧𝗢𝗥𝗡𝗢

Capítulo 03. Un viaje interestelar.

Sólo tengo 16 años y aunque mi cuerpo esté atado al tronco de un árbol, mi alma vuela por el universo brillando como las estrellas que salen de mi mente para irradiar mi luz en la oscuridad. Porque no hay corazón ni mente como la tuya, y en el universo no hay nadie como tú que sienta las estrellas del cosmos como tú lo haces, eres único y perfecto con tus imperfecciones. Eres un potente lucero en la penumbra y sí todavía no lo crees, sigue la luz de la luna y obsérvala hasta que te mires en ella como un divino espejo celeste. No hay nadie en la humanidad como tú, aunque pretendas fingir ser alguien que no eres porque no eres lo que otros quieren, tú eres único y ese el precio de la autenticidad. Vuela y navega por las galaxias y encuentra tu felicidad en una nébula que tenga los colores de tu aura, el universo se oculta en tus ojos como los grandes secretos del mar. Anoche tuve un sueño que me mantuvo perdido en una risa de confusión y regocijo, soñé que era quien quería ser, fue una manifestación divina de lo que espero ser en un futuro desconocido, siempre he sentido que no viviré mucho, pero, lo único que espero hacer es cumplir los sueños que hoy me mantienen con vida. En el sueño llevaba mi telescopio y un libro que escribí con mi propio es fuerzo, sólo era yo y todas las estrellas que centellaban para mí, ese libro que tenía en la mano tenía una portada decorada con diamantina azul y verde que escribía "años luz", quizá y son años luz los que he estado viviendo desde que empecé este viaje sin retorno. Creo que la gente mayor me hace sentir menos por tener 16, pero, en el sueño sólo estaba yo en un desierto perdido en planetas y ensueños galácticos; podía respirar aire puro sin que la gente minimizara mis sentimientos con etiquetas y con falsas alarmas que encendieran mi ansiedad. Sólo corría en el desierto mientras mis pies descalzos se sumergían en esas arenas movedizas que me transmutaban en polvo estelar, la brisa desértica y la llovizna planetaria inundaban mi cuerpo hasta ahogarme en la alegría. Al despertar solté un clamor con la voz ahogada y frustrada, porque mi cuerpo anhela ayuda y mi alma libertad. ¿Quién puede arruinar tus sueños diciendo que no eres lo suficiente? ¿Quién puede juzgarte de algo que no eres? ¿Por qué depender del veneno que lanzan las serpientes infames? ¡Sí somos dragones antiguos! Nadie debería interponerse en el camino de un mago aprendiz, la magia de soñar podría llevarte a un escenario en donde seas la estrella del espectáculo. No tengo la menor idea de cómo se sentiría cumplir un sueño, pero de lo que sí estoy más que seguro, es que Dios te regalo tu propio mundo para que así construyas tu imperio y reines con él. Espero que Dios lo haga conmigo y no se olvide de tomar mi mano antes de que me desvanezca.

Últimamente he dependido emocionalmente del cielo, pienso que ha definido mi estado sentimental desde que me volví un adicto a las nubes. Cuando está azul y brillante por el día es un sueño devino de paz y tranquilidad, y cuando en la noche fulgura y resplandece de estrellas, mi corazón late de fuerza y poder al sentirme regio y prodigioso; me refugio en Orión y escapo a las Pléyades con tan solo pensar en el poderío de Andrómeda, es ese momento cuando mi imaginación vuelta y galopa los estratos más profundos de mis sentimientos. Pero cuando el cielo se torna de rojo y se nubla, es ahí cuando mi tranquilidad se desvanece al sincronizarse con mis miedos más ocultos, soy un eclipse sangriento. Somos criaturas presas en nuestra propia libertad, residiendo en un mundo que no comprende las estaciones de las vísperas que modifican las propiedades de nuestra total existencia, probablemente es hora de adaptarnos a cada una de esas épocas y plantar un árbol que nos brinde el oxígeno que necesitamos por cada estación, porque cada semilla será las que quedarán de los sufrimientos que sedimentaron todo lo que fuimos en la última estación.

Y después de tantas tormentas que se llevaron mi fortaleza, ahora más que nunca soy capaz de lo que un día fui incapaz. Porque cuando levante la mirada hacia el cielo, mis ojos le darán espacio a mi alma para que salga y vuele tan alto que, cuando los villanos me miren volar se tropezarán en todo su fracaso. Seré la última estrella que vean en su vil e inútil existencia, porque como un monstruo me alimentaré de sus miedos para hacerme brillar con las inseguridades que me dejaron. Viajaré por cielos borrascosos y coloridos como si fuese un ave solitaria, me adaptaré a nuevas condiciones de vida de las que nunca antes haya vivido, porque sigo siendo una célula primitiva que evoluciona desde microorganismos hasta titanes históricos que desparecerán para regresar una vez más. Mi evolución es un viaje sin retorno.

Oxígeno puro, limpio y transparente absorben los alvéolos a través de los bronquiolos de mis pulmones. Al cantar toda la melodía que se revela en mi mente como una fuente de color y fulgor, los ventrículos de mi corazón se contraen con cada letra musical para bombear paz y serenidad a las arterias que se obstruyen de añoranzas y nostalgias.

Estoy recuperando la órbita que hace mucho tiempo perdí, y quizá esta fuerza de gravedad es mucho más poderosa como para evitar que vuelva a perderme. Crezco como montañas y brillo como mares azules por cada segundo que transcurre, soy un purasangre libre y veloz que corre bajo el debilitado Sol de los atardeceres, soy mi propio jinete y mi armadura es dorada.

Después de tantas preguntas sin respuestas creo he podido comprender el verdadero significado de mi existencia y el valor de ella, no como un simple propósito sino como una verdad para todas esas esperanzas que me vuelven ciego. Esto es sólo el inicio de un sueño que me mantiene dormido en una realidad de mordacidades que confunden el presente.