Todo comienza en una mañana soleada con su cielo azul y transparente, el Sol brilla más fuerte que nunca y estoy listo para partir al viaje de la vida entre montañas altas, templadas y oscuras como el otro lado de la luna. Un viaje matutino que parece ser perfecto como la simetría de una estrella, pensando que he llegado a mi destino correcto, ese donde he estado recorriendo todos estos años, mi corazón y mi alma se sincronizaron por primera vez para desechar la materia oscura que por un tiempo se juntaron, se sentía como una gran nube turbulenta sobre mi mente y una carga de peso potente en la espalda. Mi vida comenzaba a fluir como el oxígeno que abunda y recorre la atmósfera, mi sangre corría relativamente por las venas como una corriente marina. Era como sentir las heridas cicatrizar sin el hecho de desinfectarlas, todo era tan nuevo que me sentí como un ave pequeña que se juntaba con su primera manada para viajar por el mundo, entre vientos, praderas, y mareas. Mi alma era tan blanca y abundante como la nieve de un glaciar, pero... Había algo muy dentro de mí que todavía no conocía, lo definiría como a un lugar oscuro y caliente como el infierno. Hacía una reacción nuclear con mis emociones y a su vez las agotaba y las quemaba en cenizas melancólicas, fue allí cuando comencé a vivir entre mis sombras, en un mundo tan grande y desconocido en el que me sentí cómo un niño perdido en la jungla, siguiendo la luz de la luna y sintiendo el fulgor de las estrellas sobre mi espíritu.
Generalmente, lo que hacía era alejarme del viaje que en algún momento fue genuino, donde gozaba de una aventura peculiarmente fugaz y de alegrías. Se fue transformando en un proyecto suicida en el que todo dependía de mi propia salvación, dignidad y elocuencia; y lo que antes brillaba, ahora se ensombrecía como un crepúsculo de sonrisa falsas y sueños implorados, descendiendo a un océano de lava que derretía mi felicidad en gotas de sangre, por cada respiración entre pensamientos destructivos sólo devastaba mis aspiraciones. Congelado en vida, todo dentro de mí se mantenía rígido, sentía el frío desgarrando ferozmente la piel y helando mi corazón en cada latido, mi estómago se comprimía entre la angustia y el vacío que se condesaba con la tristeza. Este camino en el que me había desviado, hizo perderme en un bosque encantado donde perdí la noción del tiempo y el espacio; con el hechizo de los árboles intentaba volar, pero al caer la gravedad golpeaba fuertemente mi cuerpo contra el suelo, fueron días y noches de sufrimiento constante en los que me hundía como un barco en mis propios pensamientos, eran momentos de agonía en los que mis heridas se abrían lentamente. Yo sólo me retorcía en la agonía de la tierra al ser desangrado con mis angustias.
Fueron años de dolores y temores que con el tiempo fui superando con todo el peso de mí corazón, en cada tortura me preguntaba: ¿Dónde está mi verdadero camino? Eran esas decisiones que me obligaban a elegir entre caminos sin conocer cuál era el indicado. Las catastróficas inseguridades solo me llenaban de malas ideas, hasta decisiones absurdas que me empujaban cuando yo sólo pensaba por mi felicidad. Por primera vez en la vida había llegado a un planeta melancólico y nostálgico donde la luz no existía, sintiendo un penetrante dolor como si una espada traspasara mi estómago.
La muerte fue lenta y miserable, todo se arruinó cuando me convertí en un ser muy recio con emociones tóxicas, estaba en un mundo venenoso y penumbroso que con sus mares me ahogaba en lágrimas de sangre. Mi llegada a ese lugar fue tan despreciable que la maldad y la soberbia de mis enemigos me hipnotizaba con el conjuro de la miseria, era perseguido por criaturas diabólicas que se alimentaban de mi depresión. Seres tan traidores como Judas y farsantes como el gran Herodes, se disfrazaban de ángeles coloridos que cambiaban con el tiempo. Robaron mi luz y presumieron de ella en el funeral de lo que fui alguna vez, quedando en una oscuridad masiva y silenciosa donde mis castigos me ahorcaban, y entre todas esas bestias estuve muy cerca los seres más desgraciados y crueles de la historia, los describiría con palabras claves: Traición, decepción, mentiras, fraude, hipocresía, falsedad y sobre todo el rencor que sembraron en mí, dejando el dulce sabor del odio. Quedé en el fracaso y la derrota, perdiendo los colores del arcoíris que se formaron después de viejas tormentas. La fortaleza que un día tuve se había transformado en una gran debilidad, irremediablemente vacío y desahuciado sólo imaginaba cómo sería ahogarme en una profunda piscina de eutanasia, perdiendo la batalla me perdí a mi mismo en una gran derrota en que mi enemigo había ganado.
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𝗨𝗡 𝗩𝗜𝗔𝗝𝗘 𝗦𝗜𝗡 𝗥𝗘𝗧𝗢𝗥𝗡𝗢
Teen FictionUn adolescente de 15 años deberá luchar contra sus miedos e inseguridades para llegar a su destino, en medio del bullying y las malas calificaciones en la secundaria decide escribir el diario de sus sueños en donde se reflejan cada una de sus pasion...