Capítulo V: Nosotros

1.6K 117 54
                                    

Frank besaba mi cuello, lo succionaba, relamia y dejaba las marcas de sus dientes constantemente, debo admitir que me sentí como un plato de comida, tampoco es que me importa mucho en aquél momento.

— Frank...Y si decides irte... ¿Qué haré yo sin ti? — pregunté acariciando sus piernas, que seguían a ambos lados de mi cadera. Frank se detuvó y me miró con simpatía.

— No pienses en eso... — murmuró besándome en los labios con suavidad.

— No puedo... — dije negándole el siguiente beso, mordí fuertemente la pard interna de mi boca cuando sentí el punzante dolor en el pecho, ese mismo que da paso a un río de lágrimas que no estaba dispuesto a dejar caer.

Carpe diem Gerard, aprovecha el momento, disfrútalo, ¿vale? Luego ya nos preocuparmos por el resto del planeta y de la paz mundial o lo que sea. Esta noche solo nosotros, ¿Si? — dijo enredando en su dedo índice un mechón de mi pelo, la sonrisa parecía incapaz de abandonar su rostro.
Yo asentí, exhalando aire, como si pudiera deshacerme con eso de los malos pensamientos.

Susurré un "te amo" casi imperceptible al besar sus labios de nuevo. Abracé su cuerpo al mío y metí mis manos debajo de la manta para acariciar su torso desnudo. Deslicé la tela hasta su cintura y dejé un cúmulo de besos en su cuello, seguido de su hombro y brazo, hasta llegar a su mano.

Su risa inundó mis sentidos.

— Que caballeroso... — murmuró alzando ambas cejas con una sonrisita coqueta.
Volví a besar el dorso de su mano y le atraje hacía a mí, provocando una colisión entre nuestros cuerpos.

— ¿No quieres que sea especial? — pregunté acariciando su mejilla con la mía, mientras mi mirada bajaba siguiendo el trazado de mi dedo por su pálida espalda.

— Ya es especial Gee, tú lo haces todo más que especi-ah...  — respondió estremeciéndose cuando mis dedos llegaron a rozar sus muslos.

¿Vamos al dormitorio? — murmuré en su oreja cuando sentí su erección clavarse en mi abdomen bajo. Frank asintió y pude sentir su nerviosismo a través de los poros de mi propia piel. Cogí con firmeza sus piernas y teniéndolas todavía envueltas en mi cadera me levanté del sofá. Caminé hasta la habitación sin dejar de satisfacer los deseosos labios del menor. Sentí su piel arder contra la mía, y eso que todavía estaba vestido. Llegué hasta la amplia cama dejando la manta caer al suelo antes de dejar la anatomía de Frank sobre las sábanas de estampado otoñal. Cogí la manta del suelo y tapé al pelinegro hasta la cintura.

— ¿Que haces? — preguntó confundido, yo me alejé hasta la puerta.

— Voy a por algo un momento, tú enfriate un poco. — reí saliendo de la habitación. Escuché un desesperado "¡Gerard!" a mi espalda, más solo respondí con una carcajada.
Agarré el regalo que le tenía y cogí un bol de fresas acompañado de un bote de nata y siguiendo mis mismos pasos volví a la habitación.
Frank se encontraba cruzado de brazos con una expresión enfadada y unos adorables morritos.

— Aw, que tierno mi Frankie. — reí dejando las fresas y la nata sobre la mesilla.

— Que sepas que estoy muy enf-... — le callé con un beso.
Me senté encima de él y extendí mi brazo hasta coger el regalo, envuelto en un papel azul con huesitos estampados en blanco.

— ¡¿Me has comprado un regalo?! — exclamó comenzando a mover el paquete esperando a adivinar su contenido.

— Sí, venga, ábrelo. — ordené y él asintió rompiendo el papel.
El rostro de Frank se iluminó al ver un collar negro con un broche plateado en forma de estrella, en el que se podía leer grabado su nombre.

My Kittie Frankie -frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora