Capítulo IX: Aurora Boreal

894 92 43
                                    

— Vamos Gee... Date prisa... — decia el menor mientras caminaba a nuestra habitación de hotel. Yo estaba congelado de frío, además, tenía que arrastrar ambas maletas y cosas nuestras. Bufé y llegué a la habitación numerada en 201 dejando nuestras pertenencias allí. 

— Tengo sueño... — me quejé tumbandome en la cama matrimonial, pronto sentí el cuerpo de Frank haciendo presión sobre el mío.

— Yo también, pero tenemos que aprovechar lo que queda de día. — murmuró escondiendo su cabeza en mi pecho.

— Tenemos más días. — pasé mi mano por el pelo en un vago suspiro.

— Hoy es la última noche. — jugó con el cuello de mi camisa, aparentemente tratando de ponerlo recto.

— Ay Frank no empieces con eso otra vez... — lo quité de encima mio haciéndome un ovillo por el frío que no dejaba de sacudir mi cuerpo en oleadas de incontrolables temblores.

— Es en serio Gerard, si sigies así de borde pasaré de ti y terminaré mi infinita vida siendo un gato. — dijo sentándose en la cama y cruzando los brazos.

— Si quieres ser un gato, pues vale, pero no vivirás conmigo...

— ¿¡Qué?! ¿Y donde quieres que viva? — preguntó dándo la vuelta a la cama y posicionándose en frente de mí.

— Conmigo, pero como Frank. — respondí sintiendo mis párpados volverse pasados.

No te duermas Gerard, me decía a mi mismo constantemente.

— ¿Asi que te da igual lo que haga? — susurró cerca pero yo solo fui capaz de asentir quedando dormido en nada.

(...)

Me desperté sintiéndome más cansado que antes de dormir, miré por la ventana, afuera reinaba la noche. Me levanté de la cama y prendí la luz, comenzando a buscar a Frank.

— ¿Amor? — pregunté dando unos secos golpes en la puerta del baño para abrirla luego, pero no estaba allí. Bufé cogiendo mi abrigo y poniéndome el gorro de lana negra mientras bajaba por las escaleras del hotel. Salí fuera, contemplando el levemente iluminado paisaje nevado. Suspiré y caminé por la fingida acera de piedra hasta unos bancos con vistas a la montaña, más estas no se distinguían bien en la oscuridad. Vi a Frank sentado allí, fumando, movía sus piernas a causa del frío y llevaba un gorro igual que el mío, al acercarme vi también sus levemente enrojecidas mejillas, al igual que los ojos. Me senté en silencio a su lado, me miró solo de reojo.

— ¿Qué haces aquí? Hace frio. — dije acariciando su mejilla con dos de mis dedos, pero el menor se apartó, haciéndome sentir fuera de lugar.

— No puedo hacerlo Gee, lo siento. — murmuró volviendo a fumar de su cigarrillo. Yo bufé tratando de abrazarlo pero se alejó, poniendo sus manos en medio.

— Vamos, no hagas un innecesario drama de esto. — dije arrebatandole el cilindro de entre los finos dedos para fumar de él.

— Solo me estoy despidiendo. — dijo mirando hacía otro lado, jugando con sus dedos.

— ¿Despidiendo? Asi que... Te vas. — finalizé tirando el cigarrillo, cruzándome de brazos y apoyando la espalda en el banco.

— Sí. Esta noche volveré a ser un gato, para siempre, y se acabó. Ese es mi destino Gerard... — se levantó caminando hacia la parte menos iluminada del lugar, cerca de un mirador con barandilla de madera y un techo del mismo material.
Suspiré cogiendo aire y me acerqué para ponerme a cubierto, viendo que copos de nieve empezaban a caer en abundancia.

My Kittie Frankie -frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora