Capítulo X: Black & White

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Todo pesaba a mi alrededor, mi cuerpo, en cambio, se sentía ligero en aquella neblina blanca. Sentía que flotaba, todo se elevaba lentamente, partículas invisibles hacían mi anatomía moverse con suavidad por sobre la gravedad.

- Hey Gerard... Creo que deberías despertar. - murmuró una voz angelical a mi espalda. Traté de girarme, moviendo gentilmente mis manos en el aire.

- Miles... - susurré sorprendido viendo al chico de camisa blanca y traje rojo, llevaba el mismo despeinado pelo castaño que cuando nos vimos en el barco. Su sonrisa era notoria y los azules ojos contenían el brillo especial de la última vez.

- Gerard, te estoy hablando en serio... - dijo sin poder contener una risa.

- No entiendo... - respondí yo tartamudeando, estaba atónito, aunque mi interior gritaba por Frank.

- Soy el alma de Frank... - aclaró acercándose más aún. - ¡Y ahora levántate! - gritó agitando mis hombros, yo cerré los ojos intentando salir del trance.

- No, no puedo... - gimoteé.

- Gee... - se escuchó la voz de Frank, abrí mis ojos, pero seguía en el mismo lugar con Miles. - ¿Frank? - pregunté inseguro.

Miles tomó mi mano entre las suyas y acarició mis nudillos.

- Despierta Gee, te necesito... - habló el chico de enfrente, pero la voz era claramente la de Frank. Volví a cerrar mis ojos decidido, sentí la ligereza de hace poco abandonarme. El frío penetró hasta lo más hondo de mí, solo mi mano se sentía cálida, acogida, segura.

Hasta que abrí los ojos finalmente. Al principio todo se veía borroso, pero luego la imagen se volvió nítida. Miré mi mano, estaba cubierta por las manos de Frank, vi el anillo de compromiso en su dedo, luego dirigi mi mirada a la suya.

- Hola dormilón... - susurró acariciando mi rostro. Miré a mi alrededor, estábamos en casa, era claramente mi habitación. Intenté incorporarme en la cama sin mucho éxito, todo me dolía.

- ¿Por qué...? Pero...¿Que ha pasado? - fue todo lo que dije, el menor sonrió besando mis labios, no se los negué, los había echado de menos de alguna manera.

- Tuviste un infarto amor... Hace una semana. - dijo sin dejar de acariciarme. Yo asentí, tenía sentido, pero aún así seguía confundido, le miré entero, iba vestido con mi pijama y el negro gorro de lana cubría su cabeza.

- Te has quedado conmigo... - murmuré acordándome de la última noche consciente, hace, efectivamente, una semana.
Frank me había elegido, había elegido estar conmigo a pasar su eterna vida siendo un gato callejero, era reconfortante.

- Hay algo respecto a eso de lo que tenemos que hablar... - dijo acariciando mi cabeza, cubierta con el gorro gemelo del de Frank.

- ¿Qué pasa? - murmuré sentándome en la cama. Frank se sentó a mi lado y me abrazó con sumo cuidado.

- No sé como decirte esto sin ser demasiado directo... - mordió su labio y yo suspiré intranquilo, perdiendome a ratos en la mirada avellana.

- Solo dilo. - murmuré besando su frente, moviendo mi pierna en un tic nervioso.

- Tu... Moriste en aquél bosque y yo... Te encontré y no sabia que hacer y sabía que era una posibilidad pero no creí que funcionaría y estaba desesperado... Y... Gee... - paró cuando me vió completamente estático. Lo miraba entre curioso y asustado, realmente sabía que no era una broma, y después de conocer a un fenómeno como Frank... todo era posible.

- ¿Qué has hecho? - pregunté respirando agitado, mi corazón estaba a punto de sufrir un infarto de nuevo.
Frank llevó su mano a mi cuello y tocó el lado izquierdo haciéndome sentir dolor.

My Kittie Frankie -frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora