Y ahí me encontraba yo, llorando en los brazos de una desconocida, perdiendo completamente mi hombría o mi masculinidad, como sea que se le llamé. Quería contener mi llanto, pero las caricias de esa mujer solo me hacían querer llorar aún más, asta desaparecer si me fuese posible.
Gracias... — dije en un susurro apenas audible y escondiéndome de su mirada.— gracias...
Ella no dijo nada, supo guardar silencio y solo quedarse ahí para mi asta que dejara de necesitarlo.
Yo... — intenté hablar pero ella solo me abrazo más a su cuerpo soñando mi espalda, dándome ese consuelo que tanto necesitaba.
Esta bien, esta bien. — repetía en tono dulce — ya pasó, no temas más, todo mejorará.
Sus palabras sonaban sinceras, como si realmente supiera que mi vida mejoraría en algún momento.
Lo siento por aplastarte... — hablé tratando de tranquilizarme un poco. — debi de haberte lastimado. — me paré rápido y le di la mano para ayudarla.
Oh no, no te preocupes por eso. — sonreía, su sonría era como un shot de paz. — ¿quieres hablar? Creo que lo necesitas, y bueno, yo tengo tiempo para escucharte.
La miré por unos segundos sin decir nada, tratando de descifrarla. No me conoce en absoluto, ¿por que arriesgarse a hablar conmigo? ¿No tenia miedo de que fuera un loco o algo parecido? ¿Es normal que yo tema de esta mujer más de lo que ella hacía?
Estoy bien... — susurré.
Creo que eso es mentira. — colocó su mano en mi hombro.— déjame ayudarte, aunque sea solo escucharte. No puedo dejarte ir así...
Esta bien... — me rendí, realmente parecía querer ayudarme y yo necesitaba la ayuda. — bueno, creo que ya va a amanecer, no falta mucho. ¿Podemos ir a un lugar mejor para hablar? No sé, ¿quizás solo estar en el coche? Tampoco quiero que te sientas asustada de mí. No quiero sonar como un loco.
Ella solo sonrió. Sonrió de una manera que no conocía, incluso me atrevo a jurar que jamás mire esa sonrisa en ella. En su sonrisa mostraba una enorme paz y tranquilidad, comencé a creer que si tenía razón, que todo mejoraría a su momento, a su tiempo.
Claro, acá está mi coche. — señaló el coche que estaba justo enfrente de mi, ¿como no noté que estaba ahí todo este tiempo? — vamos.
La seguí sin decir más y junto con ella me subí a su coche. Deberemos de estar locos los dos, no nos conocemos y aún así creemos tener la confianza de estar los dos solos dentro de un coche. Y yo que creía que estaba loco.
¿Cuál es tu nombre? — su voz me sacó de mis pensamientos más profundos.— yo soy Sarah. Soy la muchacha que te dio los cigarros hace rato.
¿Tú? — la verdad no la reconocí porque no le presté la atención suficiente para recordar su rostro.— Soy Peter. ¿Qué hacías aquí?
Bueno, sonará extraño. — dijo tímida.— pero desde que te atendí en la tienda, noté tu tristeza. Y algo me dijo que te encontraría aquí, que me necesitarías.
"¿Acaso me siguió después de ver mi rostro todo dañado de tanto llorar? ¿Tan predecible soy?" Pensé.
Escucha... te agradezco infinita mente lo que acabas de hacer hoy por mi. — mis ojos empezaban a humedecerse de nuevo.— como no te imaginas. Si tan solo hubieras tardado unos minutos más yo...
Tranquilo, Dios me puso aquí...— tomó mi mano, y limpio una lágrima que se escapaba y caía por mi mejilla.— justo a tiempo, y voy a ayudarte todo lo que pueda. ¿Quieres contarme? Se que no nos conocemos, y quizás no te sientas cómodo. Pero créeme que es más fácil contarle tu dolor a quien no cono...
Ella me dejó. — la interrumpí sin pensar. — teníamos una relación de años, algo complicada se podría decir. Solíamos tener discusiones, solía irse... — sujete su mano con fuerza a cómo iban saliendo mis palabras.— pero siempre regresaba. Eran cosas que siempre tenían soluciones. — la miré tragándome las ganas de llorar— pero esta vez algo fue distinto. Ella sé artó... ella se fue... y esta vez para siempre. Lo último que me dijo fue un "ya basta."
Ella me miraba, ponía atención en mis palabras, sonaran tontas o no, ella me escuchaba. Su mirada era cálida con un toque de ternura, parecía entender todo lo que pasaba en mi mente aunque no dijera tanto. No me miraba con lastima, me miraba como si estuviese mirándose a sí misma.
¿Cuál es su nombre? — no ha soltado mi mano, al contrario, la sujeta con la misma fuerza que le doy.
Paulina. — un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Bien, si me das permiso, quiero llevarte a un lugar en donde podrás despedirte de Paulina sin ni siquiera verla. — sacó su teléfono y buscaba algo, no sé bien que, no alcance a ver.— ¿vamos? Esta cercas de aquí y prometo no hacerte nada malo.
Vamos.
Mierda, ¿acabo de aceptar ir con una desconocida a un lugar desconocido? ¿Me estoy volviendo loco completamente? Mi vida no podría tomarse más incómoda e inexplicable.
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¿Por Qué Te Amo?
Cerita Pendek"Todos tenemos una historia de desamor que nos marcó la vida, ¿cierto? Si, esa típica historia en donde nos hacen sentir miserables asta la más pequeña parte del alma, pero aún así seguimos ahí, en ese ciclo tóxico que se repite miles de veces y sin...