He perdido la cuenta de los días que han pasado, me he perdido tanto en mi mente tratando de recuperar las fuerzas para levantarme de la cama pero sigo fallando. La casa volvió a ser un desastre, había restos de comida por aquí y por allá, es más, ni siquiera había rastro de la limpieza que había echo Sarah aquella noche.
— Sarah... — dije su nombre en un susurro casi inaudible.
El escuchar su nombre fue como si mi alma se recargara automáticamente. Las ganas de pararme y arreglarme para ir a buscarla de nuevo eran enormes, y accedí a ellas. Me senté en la cama mirando a mi alrededor buscando por donde comenzar a limpiar, tomé un respiro profundo y empecé a recoger la ropa del suelo y del baño para llevarla a la lavadora. Camine a la sala y conecte mi teléfono a las bocinas haciendo sonar a Panic at the disco a todo volumen y en cuestión de horas deje la casa reluciente, tal como Sarah la había dejado.
Tomé una ducha, y me puse mi mejor traje para salir a buscar empleo. Era temprano todavía así que tenía oportunidades aún. Salí de casa y decidí caminar, era un día agradable como para andar en coche todo el rato, aparte que no quiero batallar por estacionamientos a decir verdad. Llegué a la primera escuela que había encontrado en el camino, necesitaban un profesor para ejercer la materia de historia.
— Buenos días... vengo a aplicar para el puesto de profesor.— le dije a la recepcionista.
— Buen día, me permite su nombre y enseguida le hago pasar.— dijo con una sonrisa amable.— llegó justo a tiempo pues la de recursos humanos estaba a punto de irse.
— Oh, bueno quizás es mi día de suerte.— le respondí con la misma amabilidad que me daba.— Me llamo Peter McBreen.
Observé cómo la señorita salía de su escritorio y entraba a la oficina de quien sea que sea el que me entrevistaría. El ruido de la puerta al cerrarse me dio escalofríos pues hacia un chillido igual a esos de las películas de terror, tragué saliva y me di la vuelta acercándome a la ventana. Era un instituto grande, desde aquí solo se podía observar el patio principal en el cual los alumnos se encontraban tomando su descanso.
— Señor Peter... el director está listo para entrevistarle, por favor pase.— dijo la señora amablemente.
Le sonreí, y entré a la oficina cerrando la puerta tras de mí.
— Buenas tardes, mi nombre es Peter McBreen y vengo por el puesto de maestro de historia.— traté de demostrar confianza en mí mientras le saludaba cordialmente al director. — Me han dicho que lo he alcanzado en el último momento antes de partir. —
— Tome asiento... y en efecto, por poco y ya no me alcanzaba. — su semblante era serio y algo intimidante.— Dígame ¿por qué le interesa trabajar en esta institución? ¿Qué lo trae por estos lados?—
— Tengo tres razones muy fuertes — le sonreí — Siempre ha sido mi sueño enseñar el conocimiento a otros, y lo he estado logrando con esfuerzo y dedicación. Mi padre fue maestro muchos años, y me lo inculcó. El ver cómo llegaba con esa alegría de haber enseñado a sus alumnos algo nuevo era encantador, y yo quise tener esa misma realidad. — dije con una voz llena de nostalgia.— y bueno, estoy pasando por un momento no muy grato, y el enseñar siempre me ha echo sentir pleno y con significado en esta vida.— le entregue un sobre done venía toda mi hoja de vida.
— Muy conmovedor. — tomó el sobre y sacando los papeles comenzó a leerlos.— Entonces no hay nada nuevo que deba de decirle acerca de la educación a nuestros futuros. Miro que lo despidieron de su antiguo empleo, ¿cual fue la causa?—
— Pasé por un momento de caos en mi vida, y estuve ausente un par de veces, siempre avisé con anticipación e incluso no tenían dificultades en encontrar sustituto. Sin embargo, me excedí en las faltas. — hablé honestamente, dicen que siempre es mejor eso.
— ¿Y ahora ya no hay caos en su vida? Por qué necesitamos un profesor que esté siempre aquí, y falte ocasionalmente.—
— No, ya no hay caos.— ojalá fuese cierto.
— Bueno, entonces creo que le llamaré en estos días para informarle qué pasó con su solicitud.—
— Estaré al pendiente de su llamada.—
Me despedí y salimos juntos de la oficina, al parecer si necesitaba salir.
Caminaba por el instituto tratando de encontrar la salida, por que cuando dije que era grande en verdad no estaba mintiendo. Este lugar es gigantesco, no podría calcular una cifra de estudiantes pero pareciera un hormiguero aquí. Iba de lado a lado, lleno de confusión y un poco de desesperación cuando creí haberla visto. Quizás no era ella, quizás sólo era una chica con su mismo tipo de cabello y color, con su misma complexión y su misma altura, con su mismo tono de piel, y esos ojos grandes y brillantes. Quizás sólo era alguien similar a ella.
¿Me miraré mal si voy tras de ella? Pensé.
Camine hacía ella con la esperanza de que nadie me mirara y me acusara de pervertido.
— Oye, ¿disculpa?— hablé con nerviosismo tratando de llamar su atención.
— ¿si? — se dio la vuelta y me miró.
Era su voz tan angelical como siempre, sus ojos se abrieron como platos y esa sonrisa de perlas que recordaba.
— ¡PETER! — dijo con alegría y me abrazó con fuerza.— ¿donde has estado? ¿Por que no contestas mis llamadas? ¿Quien te crees para ignorarme así? —
— Sarah... —
La abracé con fuerza, quería que mirara y sintiera lo mucho que le eh echado de menos y lo arrepentido que estaba por todo. La abracé deseando que ese abrazo jamás se rompiera, extrañaba tanto tener ese olor a vainilla de cercas, y sentir el roce de su piel en la mía.
— Lo siento por todo.— susurre en su oído, no me atrevía a verla a los ojos.
ESTÁS LEYENDO
¿Por Qué Te Amo?
Cerita Pendek"Todos tenemos una historia de desamor que nos marcó la vida, ¿cierto? Si, esa típica historia en donde nos hacen sentir miserables asta la más pequeña parte del alma, pero aún así seguimos ahí, en ese ciclo tóxico que se repite miles de veces y sin...