Parte 2

2.7K 448 46
                                    

Bueno, buscar el trabajo de sus sueños no era algo fácil de hacer como creyó, en especial porque, aunque usaba su fama para contactar con diferentes empresas, todas le proporcionaban contratos que a su parecer eran demasiado estrictos y la paga ni siquiera era la mitad que lo que su padre le daba.

Jungkook no sabía qué hacer. Se sentía incomprendido, furioso y solo. Su padre le dijo que hiciera lo que le gustaba, pero él no creía que eso le daría la vida que quería. Si quería dinero, debía conseguir un buen puesto como el que solía tener, y definitivamente no lo encontraría en internet.

Lo que necesitaba eran contactos. Así se movían los negocios y, para su fortuna, además de Jin, existía una persona que podría ayudarlo.

Kim Namjoon.

Una de las pocas personas que Jungkook admiraba, su gran modelo a seguir. De solo un vistazo, sabías que no se trataba de cualquiera. Namjoon era un reconocido abogado, contaba con su propio bufete y era famoso por cómo hablaba en los juicios. Tenía una forma de hacerlo tan distinguida que cada palabra que salía de su boca dejaba a la audiencia impresionada.

Namjoon era su única salvación, por lo que lo llamó enseguida. No podía quedarse de brazos cruzados, estaba a fin de mes ya muy cerca de la próxima renta y no estaba dispuesto a perder su departamento. Y, por su puesto, no se mudaría tampoco, no quería otro lugar, ese departamento era su hogar. Era moderno, cómodo, espacioso y tenía todo lo que alguien como él necesitaba. Ahí cabía perfectamente su colección de cómics, sus aparatos de ejercicio, su sala de juegos, su estudio de fotografía, su gran bocina, ¡la lista era interminable!

Se quedaría en ese departamento y punto.

En cuanto el día acordado para su reunión llegó, Jungkook acudió contento al apartamento de su amigo, y su cara no mostró ni una pizca de sorpresa al ver a la persona que le abrió.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Jin confundido.

—¿Pues qué parece? —respondió, haciéndose paso al interior—. Vengo a ver a tu novio.

Jungkook pasó directamente a la sala, donde se encontró a Namjoon recostado en el sofá con una copa de vino entre sus dedos.

—¿Jungkook?... ¡Jungkook! —exclamó, percatándose de su error. Al ser su único día libre, en su ignorancia, terminó haciendo dos compromisos a la vez y apenas lo notó.

—Hola, Nam. ¡Uh! Fresas. —Se sentó y tomó el pequeño recipiente con las frutillas dentro.

—Me podrías explicar qué está pasando, Namjoon —pronunció Jin, dándole una mirada recriminatoria al moreno, quien intuyó que sus planes quedarían pospuestos por el momento.

—Nam Hyung me va a ayudar a conseguir trabajo —contestó el menor al ver que Namjoon seguía procesándolo todo.

—¿Ah, sí? —cuestionó con una sonrisa, acercándose a su pareja—. Pensé que teníamos un acuerdo —susurró en voz baja.

—¿Acuerdo? —cuestionó confundido el menor.

—Nada.

—Bueno, entonces, ¿cómo haremos esto? —preguntó, relamiendo el jugo de fresa sobre sus labios, y los mayores se vieron entre sí suspirando. Tenían que decírselo.

—Jungkook, tu padre nos pidió que no nos metiéramos —confesó Jin.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

—Porque cree en ti, sabe que eres capaz de resolver esto por ti mismo, y la verdad... Opino lo mismo que él, no te va a hacer daño un poco de esfuerzo. —Jungkook frunció el ceño y bajó la cabeza desanimado.

Varado [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora